NÉMESIS ━ peter parker

▕ now is the third

CAPÍTULO ONCE
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Ava aterrizó en el techo de su casa con cautela, procurando no hacer ruido. Con un movimiento rápido, se aproximó a la ventana de casa y la abrió de una patada. Con agilidad, entró a su habitación y se tumbó al suelo, agotada.

Las criaturas negras... la venganza... todo comenzaba a dar vueltas en su cabeza, dudando de la realidad. Comenzó a creer que fuese falso, no obstante, no lo parecía. No estaba volviéndose loca, esa cosa se había desvanecido frente a sus ojos.

Soltando un suspiro, se puso de pie para quitarse el traje, ya que si entraba su hermana y la veía vestida así seguro le daba un síncope.

Una vez enfundada en unos jeans cómodos y una blusa ligera, se sentó en su escritorio y abrió el buscador. Sonará ridículo, pero había tecleado "venganza, criaturas negras". Dudaba de que Google pudiese hacer algo con ello, no obstante, le había sorprendido.

Furias, había lanzado el navegador.

Némesis y sus discípulos | mitología griega.

Tuvo que apartarse del ordenador, una vez consciente de lo que estaba leyendo. ¿Mitología griega? ¿Estábamos hablando de poderosos dioses? No podía creerlo, soltó un suspiro y colocó su frente contra la oscura madera del escritorio. Su cordura pendía de un hilo.

A su pesar, dio clic al segundo resultado.

"Mayormente conocidas como Erinias, son las personificaciones de la venganza, que perseguían a los ansiosos de remordimientos. Comandadas por la diosa griega de la venganza, Némesis, se encargaban de darles posibilidad a los vengativos de ejercerla. Criaturas hijas de Nix, son mayormente invocadas cuando el poder de Némesis aumenta. Según la mitología griega, son enviadas a la Tierra por Némesis para promover la sed de venganza. No obstante, Némesis nunca desciende a la tierra de los mortales, a menos que el rencor de un mortal logre conmoverla..."

―¡Ava! ―gritó Awilda desde la planta baja― , ¿ya has llegado? ¡Alguien quiere verte!

Ava estaba temblando, no sabía en qué momento había comenzado a hacerlo. Se obligó a calmarse. No estábamos hablando de dioses griegos, ¿verdad? Todo era un malentendido, una broma de mal gusto, nada más. Ojala fuese así, pensaba en su cabeza.