Capítulo 8
"Una invitación inesperada"
Harold:
Me sentía tan vacío, que a veces experimentaba la sensación de que lo único que me subía el ánimo era ir a aquel lugar y ver a Valerie. Quizá era la única manera de obligarme a mí mismo a seguir con mi vida y dejar de alguna forma el pasado atrás. Ella me hacía sonreír cada vez que nos encontrábamos. Y me hacía olvidar.
Había tomado como costumbre desayunar allí, antes de irme a alguna de mis prácticas o por mero capricho de ver si se encontraba allí. Su presencia me alegraba la mañana. Pero era consciente que a veces el recuerdo de Ariana seguía allí. Permaneciendo como un imán.
Mi corazón le pertenecía todavía a ella y le seguiría perteneciendo si no hacía algo a cambio. Bastaba con seguir viviendo con su recuerdo, que me encontraba sumergido en un abismo que yo había construido. Y quisiera o no, solo yo podía encontrar la salida. Haber conocido a Valerie en esos días se estaba convirtiendo en la respuesta de mis plegarias.
Ariana:
Sentirme independiente, viviendo cerca de Robert, realmente se había convertido en una maravilla. No había lugar en dónde quisiera estar. Incluso había encontrado mi lugar favorito: el parque Boston Common.
—¿Qué haces? —le pregunté a Robert, mientras él me sonreía con picardía y sacaba su cámara fotográfica.
—¿Qué crees?
—No estoy para una foto... Esta mañana no desperté muy linda que se diga. —me burlé de mí misma.
—Sabes que eres hermosa para mí...—me guiñó un ojo—. No me hagas rogarte y ponte allí. —me señaló el lugar, por lo que me rendí.
Sonreí al verlo sonreírme, sintiendo esa conexión que existe cuando amas a alguien. Después de todo, al menos creo que le debía las gracias por ello a Harold. Luego de haberme roto el corazón, no había querido enamorarme de nuevo. Y Robert apareció en mi vida sin yo quererlo... Y me sentía tan bien junto a él.
—Quiero ahora una foto juntos...—me expresó al colocarse junto a mí.
—Está bien.
Harold:
Había vuelto a ver a Ariana en el primer partido que jugábamos contra Washigton Redskins. Ella había ido a animar a Robert y me había golpeo el ego con ello. Llevándome al pasado cuando lo hacía por mí.
Los recuerdos no ayudan mucho cuando lo único que quieres es olvidar.
Luego de aquel partido, me reuní con Valerie como le había prometido que lo haría, sin importar si ganábamos o perdíamos. La encontré esperándome en el mismo lugar de siempre. Corrió a recibirme al verme entrar y sentarme en una mesa, para ser quien me atendiera.
—No les ha ido tan mal para ser su primer juego...—expresó después de saludarme.
—Nuestra primera derrota, para no olvidarlo.
—Sólo por una mínima diferencia. Estuvieron bien... Y será en otra oportunidad. Todavía queda juegos...
—Eso es cierto...—sonreí.
—Me alegra que hayas venido... Te tengo una buena noticia para animarte. Espero que no pienses que soy una atrevida... Pero eres el primero a quien le he hablado de mi emoción. —me había expresado al sonreírme—. El fin de semana se estrenara la obra musical que te estuve comentando —sacó de los bolsillos de su uniforme una especie de entrada—. Es para ti... Es tu invitación.
—¿La invitación para el musical?
—Sí y estás cordialmente invitado... Necesito tu ayuda. Necesito a alguien honesto que me diga cómo lo he hecho. Y sabes cómo son los padres. Ellos jamás verán si lo hiciste mal.
—Tranquila... Cuenta con mi presencia. Te prometo que estaré allí.
Nunca le expresé mi idea que tenía sobre los padres. Los míos eran distintos. Ni siquiera sabía que era que te animaran.
En pocas palabras, era una oportunidad que me estaba dando la vida. Pero, ¿por qué?
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Una vez más, gracias por su paciencia, votos, comentarios y lecturas. Saludos desde Venezuela.
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Dije que te Amaba... Pero mentí II
RomanceHarold Spencer ya no es aquel chico inmaduro que una vez aceptó una apuesta en la preparatoria. Decisión que ha pagado desde que se reencontró con su pasado. Con ella. Con la persona a la que rompió el corazón, sin pensar en el mañana y sin medir cu...