Capítulo 25 : "Un triste adiós"

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Capítulo 25

"Un triste adiós"

Harold:

     Mi madre se veía tan indefensa. La había visto llorar tanto que me dolía profundamente. La abracé, tratando de consolarla. Pero sabía que era difícil cuando en esa habitación se encontraba mi padre con un diagnóstico no tan alentador.



—Él deseaba hablar contigo... Me lo pidió infinitamente...

—Estoy aquí... Y hablaremos cuando despierte. Todo saldrá bien. ¿Te parece si entró en este momento y me quedó a sola con él? Ve a desayunar... Te llamaré si despierta.



    Después de pensarlo tanto, salió. Miré a mi padre, recordando lo jovial y dinámico que era cuando yo tan sólo era un adolescente que se convertía en un hombre. Sujeté la mano de mi padre con fuerza y empecé a hablarle.



—Papá, estoy aquí... Quiero que sepas que no tienes que decirme nada, sólo ponerte bien por mamá...



    En ese momento, lo que deseaba que sucediera desde que me bajé del avión y corrí al hospital estaba sucediendo. Mi padre había reaccionado y me estaba mirando a los ojos.



—Harold...Hijo...

—Debes descansar... No es bueno que hables mucho.

—Perdóname hijo... Debí... Debí haberte dicho antes lo orgulloso que estoy de ti... en vez... en vez de sumergirme en mi mundo de los negocios y obligarte... a seguir mis pasos...

—Papá, descansa... No estoy aquí para juzgarte por lo que hiciste o no hiciste.

—Debí estar para ti...

—Lo estás ahora y lo demás ya no importa. Tengo que avisarle a mamá que despertaste. Se lo prometí...

—No estuve realmente molesto contigo cuando vi que... eras muy bueno en lo que hacías. Vi algunos de tus juegos como Mariscal de Campo y las noticias cuando hablaban de ti. Y lo hiciste tú solo.



    Sus ojos se llenaron de lágrimas, al igual que los míos.



—¿Te alegrabas al verme?—pregunté sorprendido. Jamás había esperado eso por parte de mi padre.

—Muchas veces me vi con el control remoto del televisor en mis manos para subirle el volumen cuando escuchaba que hablaban de ti... Y celebraba tus victorias. Pero por orgulloso y arrogante perdí tantos momentos junto a ti.

—Estuviste conmigo si estabas viéndome jugar o al ver las noticias sobre mí.

—Hijo, perdóname... Perdóname por todos esos momentos que debí estar junto a ti y ser tu padre. Ahora... sé que no me queda mucho tiempo... Este es el segundo ataque que he sufrido en corto tiempo... Los informes médicos no son muy favorables... Y no me siento bien.

—Papá... No tengo nada que perdonarte... Eres mi padre.

—Te quiero hijo... Siempre te he querido. Si alguna vez formas una familia, por favor, no cometas mis mismos errores. Sé mejor de lo que yo fui...—aún tenía sujeta sus manos, mientras mi mano lo sujetaba con firmeza y mis ojos lo miraban con esas lágrimas que deseaban recorren mis ojos.

—Yo también te quiero...



    Mi corazón se destrozó. Cuando al fin había conseguido que los lazos con mi padre se unieran, él se marchaba en aquel adiós. Haciéndome ver un verdad universal: "Hoy estamos y mañana no sabemos".



   Me quedé unos días con mi madre, después del funeral de mi padre. Recuerdo, incluso, que Ariana me había llamado al saber en las noticias sobre el funeral de mi padre mucho antes de poder yo hacérselo saber. Todo había sucedido tú rápido que el tiempo se me hizo aún más pequeño.



Ariana:

    Me dolió saber que el padre de Harold había fallecido al ver las noticias. Yo había experimentado ese sentimiento, un año atrás, por lo que podía imaginar cuán devastado podía encontrarse después de haber logrado aquel lazo que siempre había deseado. Sabía que él necesitaría a alguien a su lado con quien llorar. Y yo no podía negarme, al menos, estar para él. Y al no poder hacerlo, me atreví a llamarlo.



Y no me arrepentí de hacerlo.

Dije que te Amaba... Pero mentí IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora