XXXIV

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Al separarnos, Mario sonríe y me besa nuevamente. Poco a poco va recostándome en la cama hasta que la puerta comienza a abrirse. Nos separamos al instante y entra Carmen.

"Perdón por interrumpirlos pero... Les tengo una mala noticia," nos dice.

Los dos la miramos con seriedad, esperando a que nos diga la noticia.

"El doctor me acababa de decir que..." hace una pequeña pausa y sonríe, "que lo van a dar de alta!"

Suspiro en alivio y la agarro de los hombros para sacudirla.

"Cómo pudiste hacernos esto? Nos asustaste!"

Ella se ríe un poco pero después se pone seria.

"Lo siento, es sólo que... Los voy a extrañar," confiesa.

"Aww..." le doy un abrazo, "vendremos a visitarte, te lo prometo. Además, Mario seguirá viniendo a sus terapias, en una de esas, vendremos a verte."

"Esta bien," Carmen suspira, "en unos minutos les traigo los papeles para que puedan irse."

Ella sale del cuarto y yo comienzo a brincar de la emoción agarrando las manos de Mario.

Ella sale del cuarto y yo comienzo a brincar de la emoción agarrando las manos de Mario

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"En unos minutos podremos regresar a casa!" dije emocionada.

"Lo sé, pero lo que me pone aun más feliz es que por fín eres mi novia," dice acariciándome la mejilla.

Después de unas horas esperando y firmando algunos papeles, al fín estábamos en casa.

"Como extrañaba estar aquí," dice Mario.

"Yo también..." digo algo insegura ya que recordé que nos encontrábamos en medio de un bosque.

Lo bueno es que ya me sé el camino de salida.

"Oye, en un ratito vengo, voy a traer para hacer de comer."

"NO," aclara su garganta, "es decir, por que no mejor ordenamos una pizza, amor?"

"Okay..."

"Yo la ordeno," dice mientras toma su celular.

No tuve que decirle de que la quería, ya que él ya sabía cuales eran mis toppings favoritos.

Pasaron mas o menos 30 minutos y tocaron la puerta.

Estaba a punto de abrirla cuando Mario corre hacia a mí y me detiene.

"Yo abro," me dice sonriendo.

"Tú tienes que estar descansando, Mario," le explico.

"Pero yo puedo, no te preocupes mi amor."

Sólo lo miré raro y me fui a la cocina por unos platos. Dentro de poco, alcanzo a oler el delicioso aroma de la pizza y a sentir los brazos de Mario alrededor de mi cintura.

"Te amo," dice con un beso en mi mejilla.

"Yo también," respondí dándome la vuelta para verlo.

Obsesiona2 || Mario BautistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora