Capitulo 1

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Estaba oculto, donde nadie podría encontrarlo. El sonido del viento y la lluvia hacia que todo fuera más agobiador. La locura lo estaba consumiendo al tratar de estar siempre alerta, con el constante miedo de que volvieran a aparecer y que le robaran lo que más había cuidado durante mucho tiempo. La pequeña casa donde se ocultaba estaba sucia, no le importaba, ya que la mayor parte del tiempo se la pasaba en la cama, con el cofre aferrado en sus brazos, teniéndolo contra su pecho mientras se mecía en la cama lentamente viendo hacia todas las direcciones esperándolos.

-Entran por la puerta, rodean las entradas. No suelto el cofre, corro hacia la chimenea y entro al ducto, no paro. Salgo, tomo la mochila que tengo oculta y salto al rio con el cofre. Soy libre y busco otro refugio- Se repetía a sí mismo una y otra vez el plan de escape- Si cubren la chimenea y rodean la casa por fuera voy al sanitario, muevo la puerta del mueble del lavabo y escapo por el ducto de allí. Tomo la mochila oculta y escapo por el rio.

Cada día después de despertar y tomar una ducha se repetía las diferentes formas de poder escapar por si lo llegaban a encontrar. Él estaba cuerdo, aun no había llegado al borde de la locura pero un paso más y lo estaría. Los últimos meses estuvo en completa soledad, al igual que los demás, su antiguo grupo. Ciertamente estaba en un bosque frondoso donde antiguamente fue una ciudad, se sentía en una intensa comunión y comodidad con la naturaleza que lo rodeaba pero los últimos meses ya no fueron así. Su miedo de que lo encontraran era tan grande que su mente simplemente pensaba en ello las veinticuatro horas del día. Soñaba con la mejor forma de escapar o como lo atraparían, pero eran más pesadillas que sueños. Sus horas de dormir se redujeron al no querer soñar con ello y querer siempre estar alerta. Todo era tranquilo, aunque él no lo viera de esa forma, hasta que un día se cumplió lo que tanto lo agobiaba.

Los gritos y las luces en la obscuridad ahogaron la paz. De un suspiro despertó, con las manos frías por el miedo y aferrándose fuertemente a la caja salió de entre las sabanas.

-No pueden obtenerlo, no pueden- Se repitió mientras se levantaba de la cama- Si obtienen los elementos moriremos ¡Moriremos!- Eran las viejas palabras del viejo Marko, el que había instruido a todo su grupo.

Se detuvo ante la chimenea y escucho atentamente las voces, quería estar seguro de que no fueran sus amigos. Tras un golpe en la puerta supo que no eran ellos, las voces eran distintas y ellos jamás hubieran golpeado la puerta de esa forma. Estando seguro de ello corrió la maya que cubría la entrada de la chimenea, entrando al ducto secreto volvió a poner la maya en su lugar y guardo silencio. La puerta se abre de un portazo y la luz de las linternas lo cegó por un instante. A pesar del miedo que tenía observo la situación, no huyo.

-Se ha ido- Dijo un muchacho que reviso el lugar con cautela.

-Él sigue aquí. Hay que encontrarlo- Al escuchar esas palabras decidió salir del ducto a toda prisa.

En el estrecho y sucio túnel se arrastraba para lograr salir con vida y proteger el elemento que llevaba en la caja. Los nervios y el miedo se apoderaron de él y el estrecho espacio no ayudaba. Cuando al fin logro salir sintió un profundo alivio el cual se esfumo con rapidez al ver las luces a la distancia. El rio estaba a unos metros, unos largos metros que tendría que recorrer con rapidez. Se puso en pie a toda prisa y corrió lo más rápido que pudo.

-Tomar la mochila y huir por el rio- Se repitió mientras corría a todo pulmón.

Al volver a ver hacia tras las luces habían desaparecido, pero eso no detuvo su marcha, lo que lo detuvo fue un enorme árbol con el que choco. El dolor surgió instantáneamente, a pesar de ello seguía con la caja totalmente aferrada. Estaba cansado, con miedo y las pocas fuerzas que tenía se habían agotado, a duras penas logro incorporase y recostarse en el viejo árbol que detuvo su marcha. Abrió la caja asegurándose que tuviera el elemento, estaban a salvo pero él sabía que era hombre muerto, rezaba para que no lo encontraran.

-Gracias por entregarlos- Aparece el hombre que lo había seguido. El que separo al grupo y trato de tomar los elementos.

Él simplemente aparta la caja y se la lleva al pecho. Sabía que tenía que hacer, lo habían planeado con su grupo, era el último recurso que tenia para proteger el elemento. Estar en esa situación hizo que recordara a Esmeralda, la chica que siempre estuvo junto a él. Él deseaba con todo su corazón que no tuviera el mismo destino que él pero ella tuvo uno peor.

-Todos lucharon con valentía pero no lograron salvarlos- Era una mentira, a pesar de todos los esfuerzos no había logrado obtener ni un solo elemento- Entrégamelo- Extiende la mano.

El solo observa su mano, el hombre al ver que no se lo daría saca una espada, él rápidamente hace crecer las raíces del árbol para protegerse como un escudo.

-Sabes que es inútil- Replica el hombre rompiendo con un solo golpe las raíces.

-Lo es, pero son mucho más inútiles tus esfuerzos- Respiró hondo y cerró los ojos. Era momento de ejecutar el último plan- Con mi último aliento lo protegeré.

El hombre levanto con ambas manos la espada, antes que la espada pudiera tocarlo uso toda su energía y lanzo una onda que destruyo todo a su alrededor. Hombres, casas y todo aquello que no era vegetación se destruyo con la honda, haciendo que todos murieran, al igual que él, protegiendo el elemento. La honda destruyo todo a su paso y lo único que quedo como marca de ese suceso fue un enorme, ancho y frondoso árbol que protege en sus raíces el elemento.

Así mismo como él murió los demás Legendarios fallecieron, protegiendo los elementos. Algunos tuvieron un destino peor pero lograron proteger con su último aliento los elementos.

Donde fallecieron quedo parte de su habilidad, protegiendo el elemento para que solo el Legendario correspondiente lo puede sacar.

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Crystallize: El Encuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora