Capitulo 5

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Estaba en un enorme edificio donde podía ver hasta la última colina, el cielo estaba pintado de gris y la lluvia era incesante. Lo único que hacía era conversar con Héctor. Todo estaba pacífico y silencioso hasta que escuchamos un fuerte golpe en una puerta de la habitación, ambos volvimos a ver pero no sucedió nada. Después de unos minutos los golpes cesaron y ambos ya no le prestamos atención. Escuchamos unos estallidos que provenían de la parte inferior del edificio, ambos nos levantamos a velocidad y salimos al pequeño balcón para observar lo que sucedía, todo comienza a temblar y era difícil estar en pie. Héctor sin dudar entro al edificio y yo fui detrás de él. Estaba a punto de entrar cuando el balcón se desprendió del edificio, el balcón cae, pero yo lucho a duras penas para sostenerme de algunos hierros que salen. Héctor aparece extendiendo su mano, pero estaba muy lejos como para lograr tomarla. Solo lograba tocar la punta de sus dedos.

-Einer tu puedes- Me dice tratando de tomar mi mano.

El edificio vuelve a temblar, el piso se comienza a rajar y se desprende el hierro donde me sostenía. Caigo junto con los escombros del edificio, mientras estoy en el aire el cielo se torna rojo, al impactar en el suelo se rompe en mil pedazos como si fuera cristal, todo se vuelve borroso como si vertieran agua en una pintura. Todo desaparece y solo quedo yo, cayendo al vacío.

Me detengo al caer de un duro golpe en un suelo húmedo. Al levantarme estoy justo al lado de una enorme muralla y de un bosque, cuando doy media vuelta alguien corre hacia mí a toda prisa con una daga. La daga se quedó a centímetros de mi ojo cuando todo se vuelve borroso y nuevamente desaparece. Camino en un lugar obscuro, donde el aire me hace falta. Una mujer extraña toma mi mano por detrás y me invita a sentarme a una silla, ella solo sonríe frente a mí pero me niego a tomar asiento, al hacerlo dos hombres aparecen a mi lado tomándome de los brazos, me sientan en la silla y me esposan, mientras la mujer extraña se acerca con una jeringa.

-Esto no dolerá- Me dice acercándose con una sonrisa forzada.

Cuando me lo inyecta cierro los ojos con mucha fuerza, al abrirlos me encuentro tratando de nadar en agua fría, frente a unos enormes glaciares. Siento que jamás llegaría a la superficie, y cuando estoy a punto de hacerlo despierto.

Los suaves movimientos me despiertan junto a la voz de Gabe. Abriendo poco a poco los ojos aclarándo la visión veo los verdes ojos de Gabe que me observan con tranquilidad.

-¿Siguen ahí?- Veo a Dylan atrás de Gabe con un dispositivo en sus manos con el cual discutía y caminaba de un extremo a otro. Al observar mejor noto que estábamos en medio de un pequeño bosque junto a algunos autos viejos y oxidados- Iremos para haya con la recluta, nos reuniremos ahí y luego partiremos hacia la base militar.

-¿Cómo te sientes?- Pregunta Gabe despegando mi atención de la conversación de Dylan- ¿Tienes nauseas?

-No- Estando aun dentro del auto me estiro y bostezo- ¿Dónde estamos?- Me abrigo con la chaqueta que seguramente ellos me dieron.

-Estamos fuera de la ciudad. Puedes estar tranquila- Su voz era pasiva, me tranquilizaba demasiado, además que su mirada era suave.

-Pero...

-Nos están esperando- Se acerca Dylan interrumpiéndome- Hay que avanzar.

-Vamos- Gabe toma la mochila que esta a mis pies y se pone en pie. Se estira y dirige su vista hacia mi- Tendrás que caminar al refugio si no quieres quedarte aquí y morir de frio o hambre.

Sin decir más me observa esperando mi decisión. Luego de no tener otra opción me puse en pie para tomar marcha junto a ellos. Gabe cerró la puerta con sigilo, mientras Dylan tomaba camino.

Crystallize: El Encuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora