3. Capitulo 16

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Milagrosamente logramos cruzar el portal y la mayoría había salido con vida. Me aparte de Ian para que pudiera respirar, sentándome en la tierra húmeda pensaba en lo sucedido. Gabe había muerto, y como si no tuviera valor, le arrebató la vida. El coraje creció en mí con solo pensar en lo sucedido, a pesar de ello despeje mi mente porque no podría hacer nada más que reunir una enorme pila de coraje sin poder sacarlo.

Levante la vista para saber quiénes estaban con nosotros. Éramos unos treinta alterados o menos, la mayoría estaba con su ropa elegante y ligera. Mojándonos con la lluvia incesante rápidamente se sintió el frio.

-¿Brad?- Pregunta Marry preocupada.

-Él se fue con Sebastian- Comenta Dylan con dificultad- Voluntariamente, no forzadamente como otros.

-¿Cómo p...

-Eso es lo de menos en este momento- La interrumpo- Si no habíamos muerto en las instalaciones aquí lo haremos por el frio. Hay que resguardarnos de la lluvia, pronto.

-Es verdad- Se levanta Ian- pero no hay ni una sola construcción cerca, la más cercano es uno de los pueblos pero nos llevara un día o más en llegar.

Esto si era mala suerte. En medio del bosque con una lluvia incesante que llevaba más de una semana sin parar, ya era de noche y el ambiente se enfriaba con rapidez. ¿No pudieron abrir el portal en otro lugar? Al menos en estos momentos necesitábamos un techo para resguardarnos.

Algunos ya habían empezado a estornudar y a toser, el resfriado comenzaría.

-¿Qué pueblo es?- Pregunta Matvey.

-El dos ¿Porque?- Le contesta Ian.

-En los alrededores del pueblo hay casas abandonadas, tal vez estemos cerca. Es nuestra mejor opción por el momento.
Nadie se opuso, todos querían ir a un lugar para resguardarse de la lluvia. Los únicos que teníamos ropa abrigadora era Ian, Héctor, Lizz, sus padres y yo, los demás tenían esmoquin o vestidos. ¡Vaya bienvenida del año!

La marcha fue pesada y de un milagro logramos encontrar una vieja casa kilómetros más adelante.

El techo y sus dos niveles estaban en pie. La madera vieja estaba envuelta en ramas y moho, las gotas lograban pasar en algunos orificios, las ventanas rotas drenaban el aire provocando un fuerte silbido, el piso rechinaba y algunos muebles estaban destrozados. Con la chimenea en el centro de la casa, dividiendo la sala de la cocina, fue sencillo ver el lugar con claridad cuando estuvo encendida.

Todos se juntaron allí para tomar calor, otros fueron a revisar los armarios en busca de ropa más abrigadora y seca, aunque solo había unas cuantas prendas viejas y rotas.

Sentada en uno de los sofás junto a Héctor veía como todos se acomodaban para tomar una siesta, no dormiríamos en los dormitorios, nos quedaríamos en la sala para conservar calor y estar junto al fuego. Tuve que ceder mi lugar a alguien más, ellos lo necesitaban más que yo. Tomaron varios colchones y los juntaron en el suelo, mantas y suéteres se usaron para abrigar el lugar. Estando juntos pudimos contabilizar a cada alterado y apenas habíamos salido veintiséis alterados de cuarenta que estaban reunidos en el comedor. La mayoría se la habían llevado o matado ya que esa posibilidad era muy clara ante los sucesos. Realmente lamentaba la muerte de Gabe, él fue el que me saco de la ciudad cuatro y me ayudo en todo momento. El dolor era fuerte.

Por más que lo deseé, esa noche no pude dormir. Fui hacia la cocina en busca de comida pero solo había cosas que ya habían caducado hace muchos años, así que para saciar el hambre tome un vaso con agua. Sentada a la mesa del comedor pensaba en Gabe, ese pensamiento me dominaba. Recordar el día que lo conocí en el hospital me era doloroso, desde ese instante fue que dio inicio estos tristes sucesos, para otros fue desde antes.

Crystallize: El Encuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora