2. Capitulo 10

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Desperté con un suspiro agitado, sentandome aún pensando en ello. La enfermera me detuvo, sujetandome de los brazos.

-Einer- Escucho a lo lejos. Aún no concebía que no estaba presente, en la realidad y me encontraba en una visión.

Mi mente estaba en otro lado. Vi a varias personas reunidas en una pequeña plaza prestando atención en una sola direccion u detrás . Todos observaban y oían con atención a una mujer de cabello negro y largo, tes clara, ojos azules intensos, de figura esbelta y una voz suave. Ella estaba en un púlpito, finalizando su discurso.

-Saben lo que tienen que hacer. Todos lo queremos obtener- Toma las hojas y las pone en un portafolio- Es tiempo de comenzar.

Todos gritaron con entusiasmo, alzando manos al aire y abrazando con alegría a otros.

-Es nuestro momento- Seguido de esa pequeña frase la mujer bajo del pulpito y desapareció entre la multitud.

Yendo detrás de ella observaba como toda esa gente se alegraba ¿Por qué tanto entusiasmo? ¿A que ciudad o pueblo pertenecen?

-¡Tu!- Señalaron en mi dirección. Al ver hacia atrás no vi a nadie, ¿Sería capaz de verme? ¡No! ¿Cómo sería posible? ¿Si? ¿No?

-Einer...

De un suspiro entrecortado regrese a mi realidad. Al obtener una visión clara de lo que sucedía me asuste. La linterna la movían en mis ojos, me estaban proporcionando oxígeno y revisaban mis pulsaciones.

-Desperto- Gritó con alivio una de las chicas- Estarás bien.

-¿Qué?- ¿Estaré bien? Estaba bien- Si lo estoy- Me quite el respirador y me senté.

-No tenías pulsaciones rítmicas, te perdimos. Estuviste muerta tres minutos.

-No- Estaba segura que no lo estuve, solamente estaba en una visión- Si fuera así, no hubiera despertado.

-Einer- Era Gabe en la habitación, quien toma un vaso con agua- Bebé, esto te ayudará.

Tomé el vaso con agua y lo bebí de un tirón. Dejé el vaso en la camilla y me puse en pie, dispuesta a salir de esa habitación.

-Einer- Me sorprenden dos soldados en la puerta de salida. Sabía que Sebastián quería hablar conmigo, no era necesario que ellos me lo dijeran.

Entre a la oficina de Sebastián, quien ya me estaba esperando.

-¿Qué quieres?- Pregunte con molestia, sabía que quería hacer algo, pero ¿qué era ese algo?

-Toma asiento- Guardó silencio hasta que me senté- Necesito que vayas a una misión.

-¿Necesitas o voy a ir a una misión?- Sabía que me haría ir, no era opcional.

-Tengo un grupo, el grupo que te rescato- Tomó un expediente y lo dejó sobre la mesa- Quiero que los acompañes a esta misión.

-¿Es esta la misión que necesitabas?- Si era esa misión, sería libre de ir a la ciudad.

-No, esta misión es previa a la final. Es tu decisión tomarla- Sonríe abriendo el expediente, mostrandome la imagen de una vieja iglesia. Lo reconocí al instante- En este lugar...

-Acepto- Tenía que ir a ese lugar a conseguir respuestas.

Sebastián se recostó plácidamente en el respaldo de la silla y entrelazo sus manos posandolas sobre su estómago.

-Partiras hoy en la noche- Desliza el expediente hasta dejarlo a orillas del escritorio, frente a mi- Tienen mucho que hacer.

-¿No se suponía que las misiones estaban suspendidas hasta año nuevo?- ¿No era esa una de las razones por la que nos habían reunido en el Gran Salón?

Crystallize: El Encuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora