Desperté con la débil lluvia, la luz del sol iluminaba el lugar, el viento frio me acariciaba y las hojas secas hacia que estar en el suelo no fuera incomodo. Lo primero que veo son los árboles meciéndose al compás del aire, mi mente a duras penas estaba tratando de recordar lo sucedido, como era que había terminado en este lugar y el porqué seguía con vida. Con dificultad me logro recostar en uno de los árboles, y con rapidez mi vista se poso en el cuerpo de un hombre, que estaba sin vida. Una punzada en mi corazón se hizo sentir con fuerza, el dolor en el pecho no tardo en llegar y mi cabeza daba vueltas.
El crujido de las ramas y el salpicar de los charcos me saco de mis pensamientos. Un chico estaba observándome a escondidas detrás de un árbol con un cuchillo en la mano.
-¿Qué haces aquí?- Pregunta al percatarse de que lo observo. Su voz temblaba, el miedo era tan visible que lo podía tocar.
-¡Ya basta!- La voz era aún más firme y ronca pero no sabía de dónde provenía. Buscando con la vista hacia todas las direcciones vi a un hombre adulto, con ropa sucia por la tierra, con las manos en sus bolsillos- ¿Qué haces aquí?
-Tomando el sol- Contesto con sarcasmo. Con dificultad y dolor me acomode, pose mi mano en el suelo y la otra en mi pecho- ¿Qué le paso a ese hombre?- Señalo el cuerpo en el suelo.
El hombre da un par de pasos, se detiene al ver que congele el suelo a mí alrededor. Observa el suelo cristalizado y luego posa su mirada en mí. El joven sale detrás de los árboles y se acerca apuntándome con un arma.
-Hazlo, me harías un favor- Quito mi vista de ellos y vuelvo a ver el cuerpo inerte en el suelo- Termina lo que él no hizo.
-No te haremos ese favor- Escupe el chico con valentía estando junto al hombre sin quitar la vista de mi.
-No es un favor para mí- Hice una pausa- Ya lo hubieran hecho junto a ese hombre, pero no fue así- Desaparecer era una opción que me mantendría con agonía pero estaría sujeta a la vida. La muerta era una salida en la cual no tendría retorno. No solo me libraría de los Schurken, me libraría de todas las mentiras en las que me habían ahogado. El hombre muerto tenía el mismo tatuaje que los hombres que nos atacaron en la ciudad cuando huía con Gabe y Dylan. Eran de la ciudad tres, Schurken. Por alguna razón me buscaban.
-¿De dónde vienes?- Tras esa pregunta dirijo mi vista hacia la enorme ladera, el hombre supo al instante a lo que me refería- Quiero decir, ¿A qué pueblo o ciudad perteneces?
-No pertenezco a ningún lugar. Estoy huyendo- Me parecía la respuesta más prudente luego de reflexionar que la ciudad cuatro fue la que provoco el virus y miles de muertes.
-¿Por qué huyes?- Pregunta el chico bajando lentamente el arma. Dirijo mi vista al hombre muerto y luego hacia él, lanzando una mirada de incomprensión ante tal pregunta.
El hombre se acerca y toma mi brazo derecho. No fui capaz de defenderme, el dolor era fuerte. Solo confiaba en que no me hicieran daño.
-¿Te han enviado...- Su pregunta fue ahogada cuando lance un grito de dolor. El hombre me había clavado en el ante brazo un cuchillo.
Puse mi mano en su pecho y lo empuje, él logra equilibrarse y tomar nuevamente el cuchillo que me corto con profundidad al empujarlo. El chico me vuelve a apuntar y observa con bastante atención lo que sucedía.
-No te acerques- Veo sus intenciones.
-Esa amenaza no tiene importancia. No tienes arma- Suelta el chico. Cristalice mi mano y cree una púa de hielo, era la única arma que podría tener por el momento.
-Solo quítate el dispositivo de rastreo del brazo- Me ordena mientras se acerca al chico y baja el arma.
Entre toda la sangre, en la abertura en mi brazo vi un pequeño dispositivo. Con dificultad y dolor logre quitármelo. Era como una aguja, brillante, plateado, con la anchura perfecta.
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Crystallize: El Encuentro
Teen FictionY aquí es cuando inicia el desastre. No quiero contar mi historia de niña porque es probable que se aburririan, aunque pensándolo bien, desde pequeña mi vida a sido fuera de lo normal. Vivir entre alterados y humanos, es... ¿Cómo decirlo? Extrañamen...