「Capítulo 7」

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Demoraron algo menos de veinte minutos en terminar lo que Yoongi había pedido. Jimin comió el muffin de vainilla y bebió un poco del frappuccino.

Se había ofrecido a pagar, petición que le fue negada por el mayor, quien se adelantó a él y se puso de pie para ir directo a la caja.

Jimin estaba un poco nervioso. Yoongi había admitido que era necesario saber las cosas vitales de una "relación" y se había ofrecido a llevarlo a su apartamento para conversar mejor.

Claramente fue una invitación sin insinuaciones morbosas, pero la imaginación de Jimin era tan grande.

No pueden culparlo, tenía 19 años y a un chico que prácticamente emanaba testosterona y era la representación viva de un dios griego frente suyo. Él de ninguna manera iba a desperdiciar la oportunidad de su vida.

"¿Nos vamos?" preguntó el de cabellos blancos cuando llegó a la mesa y se sacó las gafas que traía puestas, masajeando el puente de su nariz luego de ello.

Jimin asintió y dejó algo de propina en la mesa, sin que Yoongi lo viera.

Él podía no ser el más rico de todos, pero si había algo que debía agradecerle a su madre era el hecho de de agradecido.

La atención había sido muy buena y merecía su recompensa por ello, así que dejó una cantidad razonable de dinero cerca a la servilleta y salió del lugar siguiendo a Yoongi por detrás.

Cuando vio el mismo carro negro que había visto días atrás, rió en voz baja.

Usaría sus encantos durante el viaje para lograr aunque sea obtener la mitad de atención del mayor.






[...]









Nada.

Todas sus insinuaciones fueron frustradas estratégicamente por Yoongi, que había pasado el viaje ignorándolo por completo.

Primero, encendió la radio y puso su estación favorita. La suave y melodiosa voz de IU llenando el ambiente e impidiéndole cualquier intento por iniciar una conversación.

Así fue todo el viaje, Jimin aburrido a más no poder en el asiento de copiloto y Yoongi tarareando feliz las canciones aleatorias que sonaban.

Todo eso hasta que el mayor estacionó cerca a un edificio enorme. Jimin contó 11 pisos y su mandíbula cayó al momento de poner un solo pie en la entrada.

Yoongi había dejado encargado su auto a XiuMin antes de ingresar y había ido directo al ascensor, su apartamento estaba en el piso 6 así que no tardarían mucho en llegar.

Jimin lo siguió como pudo, quedándose estático algunas veces cuando veía algo lujoso y brillante a su alrededor. Soltando suspiros al ver cómo este edificio parecía ser una mina de oro, bañado en metales preciosos; únicamente para ser vistos y no tocados.

Una vez dentro del apartamento, Yoongi dejó su saco en el perchero y chequeó que todo estuviera digno para ser visto. Agradeció el hecho de que limpiaran en la mañana y así ningún rastro de su desorden descomunal había quedado.

"Ponte cómodo".

Jimin, aun anonadado, giró ante el llamado y asintió.

"¿Puedo ir a tu habitación?" preguntó curioso. Había analizado el lugar minuciosamente, las paredes sin mucho color y casi ninguna foto familiar colgada en estas.

Jimin se preguntaba cómo era la familia de Yoongi, ¿serían todos igual de guapos que él?

"Eh, sí, supongo" respondió, desde su pequeña cocina; bebiendo un vaso de agua. "Es el cuarto del fondo, no te asustes si ves algo desordenado" pidió.

Paradise [M.yg + P. jm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora