Capítulo Seis

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El primer acercamiento con el grupo de amigos de Mabel, fue un tanto difícil ya que ahora aunque no se encontraban mirándome como una amenaza, se encontraban molestos con la chica por haberlos dejado hablando solos y haberse llevado al "enemigo".
Yo solo escuchaba y ha veces quería reírme por los comentarios absurdos del chico pelinegro, pero las miradas de la chica pelirroja hacían que "guardara" la compostura.

Mabel, después de esa batalla campal de palabras, explico mi "situación", la cual ellos no parecieron entenderla, aunque no los culpo...yo tampoco la comprendo....todo parece un mal sueño.

Ellos querían pruebas, y ni ella ni yo las tenemos, y su hermano no parece tener la confianza de todos y tampoco tiene  interés en lo que sucede a su alrededor, incluso con su propia hermana...parece ser una persona podrida por dentro, un muerto en vida.
La única forma que encontramos para que se comprobará que soy quien no creen que soy, fue que el chico peliblanco "leyera" mis pensamientos y buscara la información correspondiente.

Pero solo encontró un vacío de docientos años.

Sus compañeros le hablaban y él chico solo mostraba una cara de espanto, cuando una mente no tiene nada para mostrar, las personas se pueden perder en ese vacío...intentando encontrar una respuesta, a algo que no lo tiene.

El espacio es oscuro y frío...no puedo recordar cuando perdí la conciencia y mucho menos recuerdo el tiempo que estuve ahí, perdí mi tiempo y a mi amigo...y mi mente "perdió" recuerdos.

No aceptaron del todo la historia, ni las pruebas, pero reconocieron que no soy una amenaza y que podría quedarme ahí durante un tiempo...un tiempo que la chica castaña marco como indefinido.

— Esta sera tu habitación —abrió una puerta que se encuentra escondida entre las paredes — tiene algo de polvo porque nadie la ocupa, pero es mejor que vivir en la casa de arriba donde no hay nadie...a demás de que las recamaras estan siendo ocupadas como bodegas

— No hay problema

— Si necesitas algo...la mejor opción sería que tocaras a la puerta que esta mas adelante, pero esa es la habitación de mi hermano...y si la tocas es probable que no abra la puerta...y si la abre sera para decirte "Largate, tengo trabajo" y la vuelva a cerrar...así que si necesitas algo solo camina por donde vinimos hasta la sala, lo mas seguro es que alguno de los paranoicos se encuentre ahí haciendo "guardia"

— Gracias, de verdad, pero creo que estaré bien.

Ella me dedico una sonrisa y explico algunas cosas, como donde estan los apagadores de la recamara y sobre donde esta el baño, me dio un papel con unos horarios de cuando es la hora en que normalmente los demás lo usan para asearse.
Se despidió y acto seguido yo cerré la puerta, la luz del cuarto dejaba ver todo el lugar, una cama, una mesita de noche y un ropero...este cuarto es de lujo.

Volví a acercarme a la puerta y la abrí, el pasillo estaba oscuro y aunque volteara no se veía, ni se escuchaba nada...todo era tan silencioso.
Cerré de nuevo la puerta y fui hacía la cama, me tire sobre de ella y solo me quede mirando el techo.

A si que docientos años...

Una y otra vez se repetían esas palabras en mi cabeza...empece a cerrar los ojos, necesitaba pensar pero...

¿La habitación se volvió mas fría?

¿Siempre fue así de solitaria la noche?


¿Cuánto tiempo ha pasado?



¿Puedo volver a despertar?






¿Qué perdí esta vez?

















































¿Estoy vivo?








El sonido de la madera me saco de nis pensamientos, mi respiración era entrecortada, un sudor frío bajaba por mi espalda, volteo a todos buscando algo que me diga que no han pasado ahora mil años...no hay nada, solo estoy yo...



De nuevo

Bill, soy Mabel...

Me levante de la cama, mis manos temblaban, ella seguía detrás de la  puerta esperando una respuesta, solo respire hondo y fui hacía la puerta.

— Lamento volver, pero te traje otro cambio de ropa y una toalla por si quieres tomar un baño — suspire aliviado — ¿Pasa algo?

— N...no... solo, no es nada, Mabel ¿cuánto tiempo paso desde que te fuiste?

— Mmm...tal vez unos cinco u ocho minutos, ¿Te desperté?

— No, claro que no...¿Tienes un reloj?

— No...pero mañana podemos ir de compras, así podríamos "actualizarte" — parecía emocionada de salir de "compras"
 

— Gracias, de verdad 

— No hay problema, descansa

















Eso es un tanto imposible

No seré como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora