Unos días habían pasado, ya era viernes, y en ese momento todos los amigos ya habían salido de sus respectivos castigos, por lo cual, como ellos estaban tan emocionados de verse otra vez, acordaron ir a verse en uno de sus lugares preferidos de la ciudad: Dengem.
El Dengem era una pequeña cafetería situada cerca del colegio de Lucie —cuyo lugar estaba casi desértico, ya que estaban de vacaciones—, el lugar era bastante conocido por su original nombre, ya que por alguna razón, a los dueños les gustaban las gemas y las piedras preciosas, dejándolas como decoración en el lugar, aunque claramente era una decoración falsa, sólo un imbécil decoraría un lugar con gemas reales.
Los chicos, luego de una gran charla con sus padres de que no se vayan a ningún otro lugar, y que preserven su vida —aunque eso último fue más con Lucie— les dejaron irse, aunque a Thomas le estaba llevando su padre en el auto, el cual, fue a recoger a Lucie y a Casey para llevarlos al lugar.
Luego de risas, charlas, y algún que otro silencio incomodo, el auto se detuvo, dando a entender que habían llegado a su destino, o que simplemente se había detenido por otra luz roja. Aunque cuando Casey vió por una de las ventanas del auto, se dio cuenta que ya estaban en la cafetería.
—Cuídense niños, si quieren luego pueden pasear por la ciudad—rió el padre de Thomas, para luego para en seco—, pero avisen, por favor.
—¡De acuerdo señor Horvat!—sonrieron Lucie y Casey, para luego salir del auto.
—¡Gracias papá!—le agradeció Thomas, para luego seguir el mismo camino que sus amigas.
—No hay de que Tom, pero recuerda, no se vayan a ningún otro lugar sin avisar.
—¡Sí señor!
Thomas ya se encontraba en la puerta del vehículo, por lo cual nada le costó salir de este y cerrar la puerta mientras se despedía de su padre, el cual se terminó perdiendo de vista por lo mucho que se alejo en el auto.
Ya habían pasado algunos minutos luego de que el grupo había entrado en el lugar, estaban sentados tranquilamente en sus asientos, disfrutando de algunas bebidas que solían tomar algunos días que salían del colegio.
Casey y Lucie estaban disfrutando de una bebida achocolatada, y, aunque siempre solían pedir esa bebida caliente, como estaba haciendo calor decidieron que estuviera fría. Y, mientras que Lucie tomaba el chocolate junto con un trozo de pan que había comprado, Casey acompañaba su bebida con unos malvaviscos. Thomas sin embargo no había ordenado la misma bebida que sus amigas, simplemente compro un jugo de manzana, al parecer le empezó a gustar lo dulce de la manzana luego de beber algo del refresco de la misma fruta que había en la fiesta.
—¿Y qué tal les fue en sus castigos?—pregunto Lucie, mientras sumergía su pan al chocolate, provocando algunas burbujas.
—Horrible—rió Casey, mientras agarraba uno de los malvaviscos que tenía en su bebida y lo metía en su boca.
—La verdad ha sido uno de mis primeros castigos—Thomas rió algo suave—Mi padre jamás me había castigado, o al menos desde que tengo memoria...
—Siempre hay una primera vez para todo—le sonrió Lucie, mientras mordisqueaba la parte del pan que había remojado.
—Debo seguir aclarando, el malvavisco cocinado en una fogata sabe mejor—aclaró Casey, cambiando bruscamente de tema, mientras masticaba lentamente el malvavisco, captando todos sus sabores.
—Entonces debe gustarte el sabor a la madera, porque a lo que saben esos tipos de malvaviscos son a pura madera quemada.
—Deberías ser un castor, Casey—rió Thomas por lo bajo, aunque ese chiste causo una carcajada de parte de Lucie.
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Entre Árboles
FanfictionLucie Smith jamás espero que luego de aquella fiesta para dar inicio a las vacaciones terminaría con aquel desenlace, que daría paso a un nuevo mundo de misterios, el cual la llevaría a conocer a esas personas, cuyo pasado es tan aterrador, como eni...