Capítulo 11

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A la mañana siguiente, Lucie se encontraba acostada en su cama, acababa de despertar, y seguía pensando en sus sueños antes de levantarse, su cabello castaño se encontraba completamente alborotado, ya que por alguna razón se estuvo moviendo bastante en la noche. La muchacha estaba viendo al techo, totalmente concentrada en memorizar lo que había soñado, sentía que había sido un sueño genial, como en una película, pero solo tenía la sensación, no lograba recordar el sueño. Hasta que de repente se acordó de otra cosa que era muchísimo más importante que tratar de pensar en un sueño completamente innecesario.

Se levantó rápidamente de la cama y se miró unos momentos en el espejo de su peinadora, su pelo se veía horrible, incluso le causó dolor verlo, pensando que luego se lo tendría que peinar, pero desvío la mirada hacia la mesa que estaba al lado de su cama. Se trataba de la nota de ayer.

La castaña agarró con delicadeza el papel, tratando de no dañarlo más de lo que ya estaba, y leyó la parte interesante, ya lo había leído el día anterior cuando descubrió que había algo en la parte posterior de la hoja, pero quiso volverlo a leer, ya que aún seguía emocionada.

—"Señorita Lucie...—leyó en voz baja—, muchas gracias por el postre, me encanto. Y, me gustaría bastante que trajeras otro postre. Te espero en el mismo lugar donde dejaste la tarta, ven cuando quieras, no te apuro. Y por favor, ven sin compañía. Atentamente: SP."

Pensó por unos momentos sobre quien era SP, y por que no coloco su verdadero nombre, pero decidió dejar eso para después, ya que comenzó a pensar del tiempo que estuvo esa nota ahí, no sabía cuándo dejó ese papel, pero si lo hubiera dejado el martes, era posible que esa pobre nota hubiera estado cuatro días en el bosque, y era cierto que la nota decía que podía traer el postre cuando quisiera, pero no quería que el señor que la había salvado aguantara más, por lo cual se decidió en hacerle otro postre.

Pero primero necesitaba arreglarse.

—¡Lucie Dubcie!—le llamó su padre, y al parecer estaba en la sala—¡Ven hija, el desayuno está listo!

La muchacha suspiro, había olvidado el pequeño apodo que su padre le había colocado semanas atrás, pero igual no se quejaba, le gustaba ese apodo.

—Eh... ¡Ya voy señor pastillas!—le respondió Lucie, tratando de colocarle un apodo a su padre, aunque no le funcionaba.

Lucie se puso unas pantuflas que tenía —ya que, estaba descalza— y abrió a puerta para ir a la sala, aunque aún continuaba totalmente despeinada y desorganizada, por lo cual, apenas llegar con sus padres, ambos la miraron, evitando soltar una risa.

—¿No tuviste tiempo de peinarte o de cambiarte hijita?—sonrió Theodosia, mientras la miraba, ya que no era común verla así.

—Acababa de despertarme—bostezo—, luego me cambio.

—De acuerdo Lucie Dubcie—rió su padre, mientras colocaba el plato de su hija en su puesto, junto con los cubiertos necesarios.

La castaña se sentó para desayunar junto con sus padres, ya que ese era uno de esos días en los cuales ambos acuerdan para pedir un día de descanso en su trabajo para pasar tiempo de calidad con su hija y entre ellos.

Observó por unos momentos el plato con la comida, al parecer no era cereal con leche, lo que es lo más común que ella suele desayunar, era dos huevos, dos tocinos y dos salchichas, todas esas en un orden en el cual se forma una cara, siendo los huevos como los ojos, los tocinos como las cejas, y las salchichas como una boca feliz. También tenía un poco de salsa de tomate en el centro, aparentando una nariz.

—¿Quién cocinó?—preguntó.

—De la misma persona de la cual sacaste lo culinaria—sonrió el señor, con algo de ego.

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