Capítulo 16

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Luego de una larga caminata para regresar a su casa, la joven de cabellos castaños se encontraba observando la entrada de la ya mencionada, podía escuchar algunas risas y charlas de sus padres dentro de esta. Tragó un poco de saliva mientras se acercaba con algo de lentitud a su hogar, pensando en alguna excusa para explicar el porqué de sus multiples heridas. Tapó con su mano derecha a la herida que tenía en su brazo izquierdo, aunque el mero hecho de tocar la costra sin que la herida hubiera sido desinfectada hizo que un ardor recorriera por aquel brazo; soltó un quejido al respecto.

Dio unos pasos más antes de quedar al frente de la madera rectangular, luego separo por unos momentos su mano de la herida para tocar la puerta un par de veces, pero rápidamente volvió a colocarla en su puesto.

La puerta se abrió con delicadeza, escuchándose de manera tenue el chillido que ésta estaba provocando, la señora de ojos avellana y cabello casi rubio que le había abierto a Lucie se sorprendió un poco al verla así, la muchacha sonrió un poco nerviosa, mientras observaba a su madre.

—Hola mami...—Lucie continuaba sonriendole, esperando alguna respuesta por parte de ella.

—Al fin llegaste—Theodosia arqueó una ceja, dejando algo de espacio para que su hija pasara.

La castaña pasó rápidamente por la puerta, quedándose en la sala, observó por un momento las paredes, el techo y el piso, sentía como si no hubiera estado en su casa por mucho tiempo, notó por unos momentos que el cielo raso era normal, no como el de aquella casa de espantos, quiso ir rápidamente a bañarse y a desinfectarse con algo la herida que tenía, sin embargo, una voz paró sus movimientos de repente.

—¡Alto ahí jovencita!—exclamó su padre, el cual la miraba desde la cocina—, siéntate en el sofá, tenemos que hablar contigo.

Esas palabras la alteraron más que ser casi secuestrada por alguien, su sangre se heló por completo, pero simplemente soltó un largo suspiro y fue lentamente hacia el sofá, mientras recordaba continuamente taparse la herida.

Se sentó en el sofá con algo de delicadeza, pero en seguida se levantó,  ya que se dio cuenta justo en ese momento, que el sofá tan pulcro y limpio, y que ella estaba vuelta un total desastre: Tenía leves rasguños por toda la piel, alguna que otra hoja atascada en su cabello castaño que estaba vuelto nido de ratas y su piel estaba llena de manchas de tierra y su cuello tenía una especie de tinta negra ya seca —que no sabía como explicar eso último—. No quiso ensuciar el mueble sentándose en este, por lo que se quedo parada, observando a su madre, quien ya había sido acompañada por su padre.

—¿No te quieres sentar? te ves cansada—agregó Theodosia, la cual ladeó un poco la cabeza.    

—No quiero ensuciar más la casa—aclaró Lucie, dándose cuenta que había dejado algo de tierra cerca de la entrada. 

Los tres asintieron, entrando en un incomodo silencio, Lucie no sabía que decir al respecto, y los padres de esta jamás habían hecho ese tipo de reuniones con ella debido a lo buena hija que es, sin embargo, ese día era una excepción.

Harold decidió romper el hielo.

—Bien, Lucie, resulta que nos dimos cuenta que no había ninguna "Ana" que sea de tu edad por este vecindario. Lo descubrimos cuando hablábamos con Paul antes de llegar a la casa—lo último lo agregó, luego de ver como la castaña estaba a punto de preguntar.

—Y necesitamos saber, sinceramente—Theodosia hizo una pausa luego de eso, mientras observaba los ojos marrones de la muchacha, tratando de encontrar alguna mentira en lo que iba a decir—, donde se supone que estuviste.  

Lucie quedó helada por unos momentos, no sabía si decirles una verdad a medias o todo lo ocurrido, por lo cual pensó por unos segundos lo que les iba a decir. No podría decir la verdad, ya que pensarían que estaría mintiendo, o en un caso mucho más hipotético, la enviarían a terapia o a un manicomio, sin embargo, si trataba de ocultar todo lo ocurrido ellos insistirían hasta que ellas les contara lo que realmente ocurrió, cosa que llevaría al primer caso.

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