Capítulo 4

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Apenas si Lucie pudo notar las miradas, pero las ignoró un poco, estaba más ocupada buscando un buen lugar para hacer sus necesidades que pensar en que la estarían observando. Pensó que sólo era su mente, ya que le preocupaba demasiado que alguien la viera haciendo tales cosas, y al parecer su subconsciente la odiaba, ya que empezó a hacer que sintiera que la observaban. Pero ese pensamiento se descartó apenas escuchó algunas hojas crujir de manera casi silenciosa cerca de ella.

Como ya se había mencionado, a Lucie casi no le gustaba el bosque, podrían haber varios depredadores e insectos dispuestos a devorarte si no estabas lo suficientemente protegido, incluso aún estaba un poco pensativa sobre lo que le sucedió en el bosque aquella vez, apenas recordar tales sucesos, el sólo crujir de una  hoja hizo que se le helara la sangre. Tenía miedo de que hubiera un oso o un lobo detrás de ella, listo para atacarla.

Los crujidos continuaron, era supremamente lentos, y esto hacia a Lucie temblar. Pero también le estaba ayudando un poco a intentar definir que clase de animal era, aunque bueno, no se podía adivinar el animal sólo por las pisadas, pero Lucie trato de hacer un esfuerzo.

<<—Es un oso...—pensó, mientras temblaba—Los lobos van en manadas, y sólo escucho un animal. Es un oso...>>

Los pasos iban acercándose, lo cual hacia que casi soltara un chillido, pero se tapó la boca, no quería hacer una ruido que pudiera alterar a la criatura que se encontraba detrás de ella, apenas si se movía por la misma situación, ya que cualquier movimiento brusco alertaría a aquel animal.

<<—Si es un oso marrón, hay que hacerse el muerto...—siguió pensando, tratando de recordar que hacer en esos casos—. Si es negro, no lo sé...>>

A la final, ya no se escucharon los pasos, no sabía que hacer, por lo cual sólo soltó un suspiro y se hizo más liviana, con tal de caer al suelo. Pero no era tonta, antes de caer totalmente al piso se apoyo en sus manos, tratando de no lastimarse la cara en aquella caída, luego simplemente aterrizo suavemente al suelo y separó las manos del piso, tratando de parecer lo más muerta posible. Pero al parecer, luego de unas leves patadas en la pierna de la chica, se pudo saber perfectamente que no se trataba de un oso.

—Lucie... ¿Que demonios haces...?—preguntó Jayson, mientras le daba suaves patadas a su pierna.

Aquella chica se quedo callada por unos momentos. Pudo escuchar las suaves risas de la acompañante de Jayson, la cual era claramente Penelope. No sabía exactamente que decir, le preocupaba el hecho de que pudieran contárselo a Casey o a Thomas. Sus mejillas se adornaron de un suave color escarlata, y, aunque no se veía ya que Lucie estaba boca abajo, Jayson y Penelope se dieron cuenta rápidamente que estaba avergonzada, ya que no había respondido a la pregunta de Jayson todavía.

—Q-¡¿Que se supone que hacen por aquí?!—Se dio la vuelta, mientras gritaba en voz baja, bastante molesta y avergonzada de ver a sus amigos.

—Supongo que deberíamos preguntarte lo mismo—aclaró Penelope, con una pequeña sonrisa, evitando reirse.

Lucie no tenia para nada ganas de decirle a alguien sobre lo que iba a hacer, le avergonzaba demasiado siquiera pensar en sus reacciones. Quizás sólo exageraba en ese momento, pero esa exageración hizo que sus mejillas se enrojecieran más de lo que ya estaba, esta sólo resopló, llena de indignación.

—N-no importa, sólo quería estar un rato sola—mintió, mientras miraba hacia otro lado.

—Huh, ¡de acuerdo!—rió Jayson, seguido de Penelope, luego ambos rieron al mismo tiempo, parecían muy buenos amigos al hacer eso.

—Sólo... Volvamos a la fogata...—aclaró Lucie, mientras empezaba a caminar hacia dicho lugar, pasando de lado a los chicos.

Jayson y Penelope voltearon a ver a Lucie, la cual estaba alejándose más de ellos y acercándose al lugar del destino, iban a seguirla, pero pararon en seco por unos momentos, luego se miraron, al parecer tenía la misma mirada, como si ambos supiera lo que el otro pensaba, más que sorprendente, en ese momento parecía aterrador. Sus ojos reflejaban un pequeño color rojizo, pero apenas si se notaba debido a la oscuridad que daban los árboles, ambos asintieron con una pequeña sonrisa, por un momento no parecían los mismos de hace unos segundos. Ambos volvieron a mirar a Lucie, las sonrisas había desaparecido en esos momentos.

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