Capítulo 23

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Sus palpitaciones eran tan fuertes que por unos momentos aquella muchacha de quince años pensó que iba a sufrir su primer paro cardíaco en su vida, y pues, ¿quién no? luego de ver aquella escena que a cualquier infante hubiera puesto a llorar por una semana, y que a cualquier adulto hubiera hecho sufrir un verdadero paro cardíaco, la castaña siquiera sabía que decir hacia la otra castaña que dirigía la escapada del sitio.

Cuando salieron de vuelta al verdadero ambiente boscoso y normal que Lucie conocía casi a la perfección, se dio cuenta de algo extraño que sucedía a los alrededores: nada lograba escucharse.

Los cantos de la aves, los animales peleando a la lejanía, incluso uno que otro animal chillando o lanzando su sonido característico sin ninguna razón era lo que más se notaba de aquel sitio. Pero por alguna extraña razón, aquellos sonidos eran totalmente nulos.

—Algo extraño sucede...

Rouge notó lo mismo de Lucie, observando por un rato el inmenso paisaje que estaba ante sus ojos. Pero, al caer en cuenta que había parado la caminata, continuó con esta, casi llevando a rastras a la joven.

—Niña—la mujer habló, un tanto seca, pero a la vez preocupada—, ¿cómo te encuentras?

La joven de ojos marrones tardó un poco en reaccionar con claridad ante aquella pregunta, parpadeó un par de veces, aun su mente se encontraba estupefacta con lo que había presenciado hace menos de cinco minutos, le costaba entender con claridad el porqué de esa pregunta, siquiera sabía si confiar en ella, ya que sabía lo que había sido en el pasado, eso y el hecho de que su máscara la continuaba aterrando. 

Rouge se quedó en silencio por unos momentos, y al ver que no recibía respuesta alguna de la jovencita, decidió darle algo de confianza, quitándose la mascara lentamente, dejando ver a la menor bastantes detalles de su rostro al descubierto.

La cara de la chica contenía un color bastante pálido, aunque casi no se veía por el fleco que tenía esta, la cual cubría no sólo su frente, sino que pinchaba un poco uno de sus ojos, el otro que se podía ver bien tenía un color ámbar, cuyo resplandor era ocasionado por los tenues rayos sol que se adentraban entre las ramas y hojas de los árboles del sitio, sus labios no tenían casi nada de color, y estaba llena de cicatrices y pequeñas heridas que con el tiempo ya se estaban cerrando, producidas por cualquier evento que haya ocurrido en su pasado.

Luego de eso el corazón de Lucie se calmó un poco, dándose cuenta que, aun si hubiera sido asesina, eran tan humana como ella.

—Pues...—susurró, pero luego alzó un poco su voz—, creo que el ataque del oso fue un paseo en el parque comparado con lo que hubo allá adentro.

Rouge no pudo evitar soltar varias risas, mientras continuaba sosteniendo su máscara, más no se la puso de vuelta, ya que quería que Lucie conservara dicha confianza en ella, aunque fuera hasta que salieran del bosque.

Sus pasos se lograban escuchar de una manera perfecta en los alrededores, sus zapatos pisaban las ramas y hojas que estaban en el lugar, haciendo crujir con suavidad el suelo que tocaban, esto alteraba un poco a la castaña, pensando que aquellos sonidos podrían alertar a cualquier animal salvaje que se encontraría en la cercanía. La de ojos ámbar casi no le afectaba esto,ya que sabía lo que ocurría afuera del bosque, o al menos sospechaba ello.

Apenas estar casi cerca de la salida, el sonido de las hélices de un helicóptero, y el chillido de algunos camiones frenando se pudo oír cada vez más cerca, la mayor detuvo sus pasos apenas percibir aquellos sonidos, para luego voltear hacia Lucie con un semblante algo frío. La menor estaba algo extraña por aquellos ruidos, preguntando a si misma que ocurrió mientras estaba fuera.

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