Capítulo 20

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Otra semana más había pasado, dando por finalizado el primer mes del verano, el más terrorífico, extraño y dramático para los muchachos, más para la castaña, la cual se encontraba en la sala, acostada en sofá y observando atentamente el teléfono de la casa, teniendo un pequeño dilema en su mente.

—Bueno cariño—Theodosia iba saliendo bastante arreglada, junto con un bolso de mujer, el cual era bastante elegante, sin embargo esto a la castaña no le impresionó, ya que siempre la veía así cuando iba a ir a trabajar—, ya me voy a ir, ¿vas a quedarte viendo el teléfono durante todo el día, o tienes planes para hoy?

Lucie soltó un pequeño suspiro, tenía algo de pereza para querer hacer algo ese día, como últimamente había tenido esa misma pereza desde el funeral de sus amigos, pero no fue exactamente por esa razón que no tenía deseos de hacer algo, pero sus padres si lo veían de esa manera, y eso les preocupaba.

 —Oye, detesto que últimamente no quieras pasar tiempo con tu grupo—recalcó su madre, acercándose a la castaña—, sé que estas deprimida por lo que le ocurrió a Jayson y a Penelope, pero la vida sigue...

—Ma...—trató de refutar, ya que no era exactamente eso que la mantenía de esa actitud.

—No he terminado—le interrumpió la señora—, tienes que aprender a superar estas cosas, y si quieres, puedes ir a visitar a Casey y a Thomas, ellos deben estar igual de tristes que tu, deberías ir con ellos y compartir esa tristeza, por que ya sabes...

Paró por unos momentos, esperando que su hija completara lo que trataba de decirle, Lucie se quedo un tanto confundida, pero luego de recordar, mostró una tenue sonrisa.

—Negativo por negativo igual positivo.

—¡Exacto!—rió Theodosia, mientras le daba un pequeño beso en la frente—, nos vemos en la noche, querida.

Y Theodosia dio unos pasos atrás, para luego darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la puerta de la sala, a punto de irse.

—Eh... Mamá... Quiero decirte algo—Lucie observó a su madre, la cual volteó para observarla también.

—¿Si, hija?

Abrió su boca por unos momentos, ya que estaba a punto de contarle todo lo que en realidad había ocurrido en ese día de la fiesta, cuando conoció a esos seres tan extraños que casi la aniquilan, incluso hace una semana, en la que Paul le había contado su descubrimiento que hacía que casi le revelara todo a la policía, y que esa seria la razón de que estuvo tan pensativa toda la semana, pero simplemente se acobardó antes de decir la primera silaba, movió un poco su cabeza, tratando de olvidar lo que estaba a punto de contarle.

—Gracias... Por tratar de animarme—y mostró una cálida sonrisa, tratando de borrar lo que antes quiso decir.

—No hay de que, mi niñita~

—¿Siempre eres tan cursi?—soltó una risita.

—Si es necesario, si, lo soy—rió con ella, mientras abría la puerta—Bueno, si no hay más palabras de despedida, creo que me puedo ir tranquila, ¿hay otra cosa que me quieras decir?

Lucie negó, aunque tuviera un montón de voces en su interior que dijera que sí.

—Bien, ahora si, adiós—y salió por la puerta, para luego cerrarla, dejando la casa de nuevo en un total silencio.

La muchacha soltó otro suspiro, levantándose del sofá, ya que se quedó pensando si la recomendación de su madre iba a ser la mejor manera para pasar al menos ese día, además de que no quería volver a preocuparle.

Pensó que era la mejor opción, por lo cual dejó de pensar en el asunto que tanto le comía la cabeza, al menos por ese día, y decidió concentrarse en algo que parecía más acorde a su edad, que era pasarlo bien, y no tener que lidiar con problemas que le causarían estrés emocional.

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