Capítulo 19

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Los suaves rayos de sol inundaban aquellas casas del vecindario, incluso algunos niños estaban colocando algunos puestos hechos por ellos mismos, quizás para hacer sus típicos puestos de limonada, o incluso otros que simplemente vendían otras cosas, como muñecos que tenían pero ya no usaban. Sin embargo, muchos otros jóvenes se encontraban en su casa, jugando o incluso leyendo cosas, o otros, como Lucie Smith, que dormían pacíficamente en su cama.

Ya los días habían pasado, y el recuerdo de la castaña de haber visitado aquel lugar misterioso del bosque se quedó como una mentira de buscar el muñeco de Tyson, que finalmente ella misma se creyó su propia mentira, aunque sabía que había varias pruebas que decían lo contrarío. Pero de todas formas, se juró que no volvería a pisar el bosque en un tiempo

Estaba moviéndose sutilmente al rededor de su cama, posiblemente soñaba con varias cosas que estaban perturbando su tranquilo sueño, que quizás se trataban de memorias de lo que ocurrió aquel sábado en el bosque, en una parte simplemente no aguanto estar en esa pequeña tortura, por lo cual abrió sus ojos completamente y se sentó en su cama, jadeando con algo de pavor que mantenía dentro de ella, pero, aunque estuviera llena de miedo, también estaba algo enojada, ya que no era la primera vez que tenía esos sueños que le ponían la piel de gallina.

Observó por la ventana por unos momentos, notando que ya era de día, y que pasó toda la madrugada despertándose casi a cada momento, lo cual la tenía totalmente agotada.

Se talló los ojos con delicadeza, y, aunque hubiera sonado masoquista en su momento, tenía planeado dormir aunque fuera una hora más, sin embargo, el pequeño chillido de la puerta de su propio cuarto hizo que de un momento a otro se le fuera todo el sueño que cargaba, y que se le notaba en las pequeñas ojeras que tenía.

—Hey... Lucie—Harold, su padre, había entrado a su cuarto mostrando una pequeña sonrisa, sin embargo, en su voz se notaba algo de tristeza.

Lucie observó atentamente a su padre, al parecer su voz la había sorprendido, ya que rara vez lo había escuchado de esa manera.

—Eh... ¿Que sucede papá?—Lucie ladeó un poco la cabeza, un poco preocupada por su voz—, ¿Sucede algo...?

Harold se quedó callado por unos momentos, y tomó un poco de aire, parecía que iba a decirle algo importante, pero simplemente se paro a si mismo, para decirle otra cosa.

—Solo... Ve levantándote y cámbiate... Vamos a salir por un rato—paró por un momento, observando el armario de la chica—, y creo que este sería un buen momento para usar tu vestido negro, jamás lo usas, creo que se te verá lindo.

—Huh... ¡De acuerdo!—se levantó de la cama, bastante tranquila, observando el vestido negro que tenía, el cual estaba mas o menos oculto entre sus otras prendas.

Harold simplemente salió de la habitación con algo de tranquilidad, dejando que la castaña se preparara para salir, sin embargo, luego de pensarlo por unos segundo, la muchacha se dio cuenta que su padre jamás le había explicado a que lugar irían, lo cual la dejo confundida.

—Eh... ¡Papá!—exclamó Lucie, con una pequeña sonrisa, esperando que su padre la escuchara—, ¿A donde vamos exactamente?

Sin embargo, no recibió ninguna respuesta de su padre, solo hubo respuesta del viento afuera de la casa, que movía con suavidad algunos césped y cortinas de las casas con las ventanas abiertas.

—¡Simplemente espero y no me secuestres!—rió—, ¡a mi mamá no le gustará eso!

Y otra vez no hubo respuesta, dejando algo confundida a la castaña, aunque, de todas formas fue irse a bañar, esperando que en algún punto su padre le dijera la razón de su espontanea salida.

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