Capítulo 21

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Slender salió rápidamente de la carpa, no se podía notar, pero presentaba una gran irritación en ese momento, y deseaba desahogarse con el que se le ocurrió aquella grandiosa idea, y no podía regañar a Ann, ya que ella no estaba consiente de lo que sucedía, ya que la mayoría de su tiempo se mantiene en aquel lugar encargándose de las heridas de todos los que vivían en aquel lugar.

—Quédense aquí—volteó hacía Sally y su hermano, quienes estaban a punto de seguirlo.    

—Pero hermano, no te ves en tu mejor momento para...

—Quédense. Aquí—interrumpió a su hermano, hablando de una manera seria—, Yo voy a lidiar con esto.

Y continuó caminando, dejando a ambos sujetos bastante alterados, ya que conocían la actitud de su conocido, a la cual comenzaron a susurrarse cosas.

—Offender deberá saber como calmarlo—le susurró Splendor a Sally.

—¿Noquearlo?

—Suena bien, pero ya es cliché—soltó una risita.

—Señor Splendor, señorita Sally—Ann se acercó a ellos, un tanto nerviosa—, ¿que esta sucediendo?      

Sally observó a Ann, seguida de Splendor, ambos se miraron por un momento luego de eso, pensando si de verdad deberían hablar de eso, ya que de todas formas Ann se había salvado del regaño por no estar atenta a las situaciones.

—Ella no debería estar aquí—Sally observó a Lucie, con una pequeña cara de amargura—, todos malinterpretaron las ordenes de Slender, ella no es uno de nosotros.

Ann volteó a ver a la castaña, la cual yacía anonadada, observando aquella escena. La enfermera quedó algo confundida, ya que no entendía mucho de la situación.

—Pero Rouge me dijo que...

—Todos pensaron mal, Annie—Splendor sonrió un poco, dando algunos pasos para adelante, hacia Lucie.     

Lucie y Splendor se observaron por unos instantes, mientras que él mostraba una tenue y confiable sonrisa, la chica parecía tener su cabeza en las nubes, hasta que de repente su mirada se oscureció, y no solo por enojo, sino por un miedo, cuyas cosas Splendor no pudo saber la razón de esto.

—Descuida—El hombre se acercó un poco más a la niña—, te vamos a sacar de este infierno.

—¡Aléjate de mi!—exclamó la chica, echándose para atrás, casi a punto de caer de su cama.     

Splendor dio un saltito para atrás, bastante asustado por el comentario de la chica, no entendía el porqué de su reacción, al igual que los demás en la carpa, Ann, se alejó un poco, tratando de distraerse con otra cosa, como arreglar las otras camas o instrumentos que tenía, Sally sin embargo se acercó más, bastante confundida y con sed de respuestas ante lo que estaba sucediendo.

—¿Que diablos te sucede?—Sally frunció el ceño—, ¿Por que tratas así a Splendor? él literalmente te salvó de mi padre la otra vez.

La castaña jadeó un poco, mirando a Sally, aunque no dejaba de ver a Splendor de reojo cada que podía, gruñó un poco, mientras se acercaba un poco a la muchacha, demasiado molesta.     

—Y literalmente mató a mis amigos—habló con sequedad—, realmente no esperaba que en serio lo hubiera hecho, y me ha dejado a mi en medio de toda esta mierda, ¡¿acaso saben que ahora puedo considerarme sospechosa en esta muerte?! ¡deberían agradecerme que no los delaté cuando tenía la oportunidad!

En ese momento Ann sostenía un pequeño botiquín de emergencia, lleno de vendas, botellas con alcohol para limpiar las heridas, curitas y otras cosas, el cual soltó luego de la confesión de la chica, se encontraba estupefacta, pero al cabo de unos segundos pudo recoger lo que se le había caído.

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