A dos cuadras.

tres.

—Anda, unnie— Jihyo picaba la mejilla de la mayor constantemente con una pluma, mientras que la otra se mantenía concentrada sosteniendo aquella probeta con un líquido no del todo peligroso. —Deberíamos ir, por favor, vamos.

—Jihyo— con una mano apartaba a la chica y con la otra sostenía el tubo de ensayo—ya te dije que no, no quiero. Deja de moverme que harás que esto nos explote.

—Es que, ¡por Dios! ¿Cada cuándo Zhou Tzuyu nos invita a una de sus fiestas?

—Uhm... Pues, creo que no muy seguido. Aunque tampoco es que no nos inviten, simplemente ella sabe que no nos agrada estar de fiesta cada viernes, hay responsabilidades y sabe que las respetamos.

—Nunca nos invitan.

—Bueno, ¿y qué? De todas formas ni iría— Nayeon mezclaba todo lo que Jihyo le pasaba, sin saber realmente que era.

—Todos dicen que ésta será una de las mejores fiestas— dijo frunciendo la nariz. Nayeon rió.

—¿Quiénes son todos?

—Estadísticas, gente sabia, el Papa, ¿yo qué sé? Simplemente creo que deberíamos de ir.

—No, y menos en una casa tan grande donde caben demasiadas parejas para succionarse la cara.

Jihyo la miraba mal, pues se estaba comportando como una abuela. Nayeon continuaba con el trabajo del laboratorio, pero al estar discutiendo con Jihyo, no prestaba atención a lo que debía de hacer.

—Anda Nayeon, por primera vez nos invitan a una de las fiestas importantes, y realmente quiero ir, pero no pienso ir sola.

Nayeon miraba con fastidio a Jihyo, no paraba de insistirle desde que personalmente las habían invitado a la fiesta. No, no era como Jihyo decía. Ya habían sido invitadas a algunas fiestas, ¿qué más daba que no hubiera sido aquellas a las que los 'populares' fueran? Además, sólo era una fiesta, no iría gente más importante que los mismos patanes y chicas plásticas de siempre.

—Por favor...— hizo un puchero. Hace demasiados minutos habían dejado de prestarle atención a su trabajo de laboratorio.

Lo pensó, apretó sus labios haciendo que se formara una línea, arrugó la nariz y suspiró.—Bien, iré.

—¡Oh esto es genial!— abrazó a su mayor, definitivamente estaba muy alegre, por un momento había pensado que se perdería la oportunidad de ir a la fiesta de una de las chicas más populares.

—Si, si, si, ya basta— interrumpió el abrazo y dirigió su aburrida mirada hacia la pareja de tres mesas más enfrente. Sana y Momo jugaban a que estaban en un programa de cocina con los instrumentos de laboratorio.

—¿Van a ir todos?

—Supongo que sí— Jihyo se encogió de hombros, y en secreto, comía una barrita. Las prácticas de laboratorio solían ser aburridas pero peligrosas.

Afortunadamente, la chica Myoui era compañera de laboratorio con Son; resultaban un equipo productivo e inteligente. Lo malo era que ambas japonesas podían ser un peligro para ellas mismas y para toda la clase. No era tan conveniente que Minatozaki fuera compañera de Hirai, pero sería peor, muchísimo peor, si lo fuera de Myoui.

—¿Por qué estoy pensando en esto?— golpeó la mesa con su palma derecha, asustando a Jihyo.

—¿Hmph?— se había terminado su barrita. Nayeon negó con la cabeza.

Estaba arrepentida de haber aceptado ir con Jihyo a la maldita fiesta, pero se notaba que su amiga se moría por ir.

Mientras pensaba en maneras de evitar ir, la profesora comenzó a evaluar la práctica de aquel día. Nayeon y Jihyo no habían hecho nada.