A dos cuadras.

debe de ser el seis.

Bajó corriendo por las escaleras, de hecho, casi se tropieza. Era demasiado temprano, pues Hana seguía ahí, durmiendo en el sillón. Ese día no iría a la escuela.

La situación que su hermana y ella vivían había dejado de ser tan mala después de tanto tiempo, pues después de algunos años, sus padres decidieron mandarle dinero a ellas, después de todo eran sus hijas, ¿no?

Pero para ellas, ellos habían dejado de ser sus padres desde hace mucho tiempo. Nunca estuvieron con ellas, Momo había crecido únicamente con Hana y los abuelos Minatozaki. Dicen que nunca es tarde pero, ya era demasiado tarde para los señores Hirai.

¿Por qué Momo se había levantado tan temprano?

Bueno, ese día iba a tener una cita con Mina, y si no se acobardaba y todo salía como lo planeado, le pediría ser su novia. Algo le decía que esa sería una excelente oportunidad, que el día era perfecto para salir en bicicleta a pasear o a declararse, puede ser.

La cita sería dentro de muchas horas después, pero realmente estaba nerviosa. Todo mundo conocía la fama de Momo, que no logra controlarse frente a las chicas, que sólo es una lesbiana más junto a sus otras amigas lesbianas, que sólo se fija en ciertas cosas, pero no todos saben algunas otras cosas, como que ésta sería la primer cita de Momo en su vida.

Ni siquiera desayunó, salió de su casa en busca de ayuda, y de una profesional.

—Nabong, ¿sigues dormida?

La mayor parecía un bulto en la cama pegada a la pared, estaba más que dormida, hasta parecía que le habían administrado sedante para caballos.

Momo no sabía que hacer, veía que Nayeon dormía cómodamente pero necesitaba mucha ayuda para arreglarse en la tarde.

—Por favor— susurró, a pesar de que Nayeon continuara durmiendo, pensó que la había escuchado.

—Es muy temprano, ¿qué ocurre contigo?— Nayeon tenía el antifaz con el que dormía mal colocado, pero aparentemente ni se dio cuenta por lo profundo que durmió. Abrió la ventana para que la menor pasara, regresando a la cama instantáneamente.

—¿V-volverás a dormir?— Momo miraba incrédula a la dueña del cuarto, retomando su posición directamente para dormir.

—Ajá.

—Pero yo...

—Tengo sueño Momo, por favor regresa más tarde.

Con la esperanza de que cerrara la ventana al salir, Nayeon cerró los ojos, pero los abrió de golpe en el momento que sintió más peso a sus espaldas en la cama.

Volteó con discreción, y por su hombro miró como Momo cerraba los ojos lentamente, recostada junto a ella.

—Supongo que tienes razón, es muy temprano.

Nayeon volteó su cuerpo para quedar cara a cara con Momo y echarla de su cuarto, pero se detuvo, sintió su respiración cerca de su nariz. No era una sensación del todo desagradable.

—¿Qué es lo que hizo que vinieras tan temprano?— le era inevitable susurrar.

—Yo quería pedirte ayuda para arreglarme hoy en la tarde. Tendré una cita con Mina...

Cuando Nayeon sintió la necesidad de empujar a Momo de la cama, reprimió su impulso, cerrando sus ojos también.

¿Cuándo volvería a estar tanto tiempo junto a ella después de esa tarde? Mina se convertiría en la novia, algo mucho más importante que la vecina que vive dos cuadras lejos de ella.

Durmió, aprovechando uno de los últimos momentos.

[...]

—No tienes nada de maquillaje— bufó Nayeon, hurgando entre las cosas de Momo buscando algo que pudiera ser útil.—Tendré que prestarte del mío.