Capítulo 9: ¿Amor?

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ー Quédate tranquilo Eru... Solo son simbolismosー dijo Isabelー. No hay un dragón vivo y encadenado en el monte Everest. El dragón en realidad representa a la maldad y la avaricia de la gente.

ー Se soltará en cuanto sus cadenas de hielo se derritan por el calor ーdijo Mateo.

ー Y mientras más contaminación hay, ¡más calor hace en el planeta! ーexclamó Helena con preocupación.

ー La contaminación ocurre gracias a la gente que hay tanta, y a que solo quieren tener más cosas ーdijo triste Erunestian.

ー Sí cariño, gran parte de la contaminación se debe a la avaricia y a la maldad de muchas personas ーdijo Isabel ー. Son muy sabias las personas del mar. Pero mira, si el dragón representa la maldad, entonces ya está libre... ¿Ves? Nada sucede. No debes pensar que es el fin.

ー ¡Lo es! ーexclamó Erunestian preocupadoーEl dragón es libre al final de la quinta era y los suru abandonan el mundo de los mortales. Así acaba la leyenda ーsuspiró ー. Los mannen saben que cada era termina con una fuerte desgracia. Así el mundo se limpia... Pero temo la decisión de mi padre. ¡Quiere que la gente del mar luche!

ー ¿Qué la gente del mar luche por su existencia? ¿Acaso no es eso lo que tú querías? ーdijo Mateo.

Erunestian suspiró algo fastidiadoー. Pero no de esa maneraーdijoー. Esa manera no es inteligente....

Los golpes de alguien tocando la puerta interrumpieron la conversación. Isabel emocionada corrió a abrirla. Era David, su prometido.
Joven y alto. De semblante gentil y aura liviana. Sus cortos cabellos claros se ondulaban por doquier sobre su cabeza, y unos anteojos cubrían sus ojos verdes. Llevaba puesta una camisa y pantalón de vestir.
Besó con júbilo a su prometida. La abrazó, y luego abrazó contento a sus nuevos sobrinos.

Erunestian contemplaba la escena sonriendo. Se preguntaba qué es lo que ocurría. Escuchaba risas y todos estaban tan felices.

ー ¡Tú debes ser Eru! ー dijo David tomando su mano y agitándola vigorosamente ー¡Qué gusto conocerte mi amigo!

ー ¡Sí! ¡También es un gusto conocerte! ーdijo Erunestian algo confundido pero sin parar de sonreír. Ese humano en verdad le había agradado mucho de buenas a primeras.

Isabel y David parecían estar preocupados de sus propios asuntos románticos. Pensaban en la boda, en una luna de miel, en su vida juntos. El novio emanaba pura felicidad, su sonrisa enorme parecía no agotarse nunca, tanto así, que cualquiera tendría la cara entumecida ya.
Los niños, aburridos, decidieron ir a su habitación y esperar.

El mar rompía sus olas en la arena y los grillos cantaban. El aire marino de la noche que se colaba por la ventana abierta de la habitación era fresco y delicioso. Helena y Mateo se echaron relajados en sus camas. Erunestian se veía radiante. Se sentó, y empezó a preguntar cosas.

ー ¿Qué sucede? ¿Por qué ellos son tan felices? ¿Por qué estamos aquí arriba y no con ellos?

Rieronー. Están felices porque van a casarseー dijo Mateo.

ー ¡A casarse! ¡Eso es muy bueno! Pero han tardado mucho... ーdijo Erunestian.

ー ¿A qué te refieres? ーpreguntó Helena ー. ¿Cómo que han tardado mucho? ーrió.

ー Debían casarse más jóvenes ーdijo Erunestian muy convencido.

ー ¡Noooo! ーexclamaron ー¡Ella tiene 28 y él 32! ¡Está muy bien!

ー¡Ah! ーse quejó Erunestian ー ¡es que los humanos viven mucho! Pueden casarse tan viejos...

Helena y Mateo se echaron a reír a carcajadas. ー Entonces Erunestian, ¡tú ya deberías estar casado! ー le molestaron.

In TenebrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora