Capítulo 6: Música

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La noche para Erunestian era colorida y luminosa, pero su día era oscuro e incierto.

En sus sueños él aún estaba en el mar, nadando alrededor de los arrecifes de coral y mirando los rayos del sol traspasar el agua como finos hilos de oro. Los hermosos cantos de las sirenas resonaban sin cesar y él se deleitaba con su cautivadora armonía. Pronto se encontró fuera del agua acostado en la arena caliente. Esos cantos se transformaron en una melodía sin palabras que finalmente acabó por despertarlo. Acariciando las suaves sábanas de su cama, trató de asegurarse de que en verdad estuviera despierto.

La melodía continuaba sonando. Esa música le era desconocida y estaba fuera de su entendimiento. Habían muchos sonidos que aparecían, desaparecían y se mezclaban entre sí formando melodías que parecían acompañarse como una danza. Cada sonido era sutil como gotas de lluvia, pero vibrante y fluido como el viento.

Erunestian, sin poder evitarlo, se levantó y salió de la habitación. Empezó a bajar las escaleras lentamente, comprobando que se acercaba a esa música. Abrió muy bien sus ojos y sintió cómo aquella música pintaba colores a su alrededor y vio copos de nieve cayendo uno a uno sobre el suelo. Le trajo una sensación de nostalgia. Luego se vió rodeado de árboles secos y suave nieve blanca. Bajo sus pies la nieve se derretía y nacían delicadas flores. Él jamás había visto algo semejante, así que creyó que seguía soñando.

Perdido en esa visión, empezó a caminar sin cuidado, pero de repente chocó contra algo. Su visión desapareció al igual que la melodía que se detuvo de manera violenta.

ー ¡Erunestian! ¡Me asustaste! ーexclamó Mateo.

ー Lo... Lo lamento ーrespondió torpemente.

ー No, no te disculpes. Fui yo quién te despertó ¿no? ーdijo riendoー hoy me levanté temprano, y bajé aquí a tocar algo antes de que todos se despierten. La verdad es que me avergüenza un poco tocar frente a los demás.

ー ¿Tocar qué? ーpreguntó Erunestian aún impresionado.

ー El piano ーrióー no estoy seguro por qué, pero hoy se me antojó venir a tocar el piano. ーMateo tocó algunas teclas haciendo sonar un par de acordes.

ー ¿Qué es piano? ¿Eras tú quien hacía esa música? ¡Muéstrame!

ー ¡Seguro! ven aquí...

Ellos se encontraban en la sala de la casa, Erunestian había chocado contra el sofá. Al fondo, pegado en la pared había un piano vertical de muy buena calidad. Erunestian caminó hacia Mateo, quien le hizo poner la mano sobre las teclas del piano. Erunestian las acarició, luego la caja del piano, y trató de analizarlo por completo. Mateo se limitó a pararse a un lado y a observarlo entretenidamente.

ー Amigo, ¡esto es increíble!ーexclamó Erunestianー ¿con esto haces esa música? ーsin querer aplastó las teclas produciendo un ruido que lo hizo asustar y tiró las partituras que se encontraban apoyadas en el atril del piano.

ー ¡Ah! No te preocupes... Ya lo recojo ー dijo Mateo agachándose. Las hojas de papel producían ruido, uno que Erunestian tampoco había escuchado jamás.

ー ¿Qué es eso? ーdijo estirando la manoー déjame ver... ーMateo le entregó las partituras y Erunestian acarició el papel y lo agitó haciéndolo sonar.

ーSon partituras, la música está escrita ahí. Los músicos la leen y luego saben como interpretar una obra ーexplicó Mateo. Se sentó nuevamente, acomodó otra partitura en el atril y tocó una melodía diferente.

Erunestian acarició las hojas ー ¿Aquí está la música? ¿De verdad? ¿Dónde? ¿Cómo es posible?

ー Esto... me resulta difícil de explicarte ー rió avergonzadamente ー así como las personas tienen un sistema de escritura para cada una de sus lenguas, de igual manera lo hay para la música. Es decir, la escritura sirve para preservar la información. Cuando hablas, las palabras se quedan en tu memoria, pero luego de años esa información se puede perder. Cuando escribes, permanece. Hace varios siglos las personas también se vieron obligadas a inventar un sistema de escritura para conservar su música ーMateo le quitó la partitura y la puso en el atrilー. Esto me dice cómo tocar la obra que el compositor escribió hace mucho tiempo.

In TenebrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora