Capítulo 1: El Hallazgo

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ー Mateo... ¡Mateo! ¡Estoy aburrida! ーSe quejaba Helena, mientras Mateo se empeñaba en ignorarla concentrado en su videojuegoー. Vamos afuera, vamos a hacer algo más interesante.

ー No hacer nada es interesante.

ー ¡Muy gracioso! Ya...Vamos a nadar en el mar.

ー Ya fuimos ayer, anteayer, y toda la semana pasada ーrespondió fastidiadoー. Si tanto quieres ir, pues ve y ahórrame tus quejas.

ー Aaah... De acuerdo, iré sola. Pero si me come un tiburón será tu culpa ーrespondió cruzando los brazos y haciendo una fingida mueca de enfado.

ー Creo que me arriesgaré ーdijo Mateo sin alzar los ojos si quiera.

Helena salió de la habitación, suspirando, bajó las escaleras y se fue por la puerta de atrás. Cruzó el pequeño jardín trasero y caminó directo a la playa. Parecía que el sol brillaba más que nunca ese día y la arena quemaba sus pies descalzos. Todo su desánimo y su soledad desaparecieron cuando un extraño sentimiento la distrajo. De repente tenía ganas de ir hacia la formación rocosa que estaba cerca de su playa. Caminó decididamente con su largo cabello negro enmarañándose con el viento. Se acercó hacia las rocas lentamente mirando a su alrededor. Su sorpresa fue enorme cuando detrás de una roca grande encontró a un muchacho tendido sobre la arena, durmiendo. Lo miró detenidamente casi sin creerse lo que ocurría.

Era un joven interesante. De aspecto sereno, con alborotados cabellos rubios y una piel blanca como la arena. Solo le cubría el cuerpo una especie de falda hecha de algas marinas y sostenía una extraña lanza entre sus manos.

Helena se escondió y continuó espiándolo sin saber qué hacer. "¿Y éste de dónde ha salido? ¿Es un Tarzán marino o qué?" Pensó. Sin poder aguantar su curiosidad, y con mucha madurez, empezó a picar la cabeza del muchacho con su dedo hasta que éste finalmente despertó. Se sentó de golpe y con una expresión muy somnolienta, volteó su cabeza a todos lados, tratando de buscar al culpable de darle fin a su cálido sueño.
Mientras tanto la culpable se ocultaba nerviosa y con el corazón latiendo a mil.

ー ¿Eh? ¿Pero qué ha sido eso? ーmurmuró el muchachoー. ¡Un humano! ーexclamó poniéndose de pie de un salto.

De repente Helena lo tuvo parado justo frente a ella, con un semblante lleno de entusiasmo y manteniendo sus ojos cerrados.

ー¡Me da mucho gusto en conocerte! ーexclamó haciendo repetidas veniasー. Me llamo Erunestian y desde ahora espero contar con tu amistad. Por favor, sé buena conmigo.

"Qué chico tan raro" pensó Helena bastante perpleja.

ーA.. A mí también me da mucho gusto en conocerte... (no pudo pronunciar su nombre) me llamo Helena...y vivo aquí ーdijo tímidamenteー. Por cierto, pareces extranjero. ¿Qué haces aquí durmiendo en la arena? ¿De dónde vienes?

ーYo.. Pues, de...

ー ¿Por qué llevas esa vestimenta?

ー ¿Vestimenta?

ー ¡Sí! Aún no me has dicho de dónde vienes. Con un nombre tan extraño, seguro que no eres de aquí...

ー Vengo de... ーdudó. No sabía si podría decirle su verdadero origen a esa humana que apenas conocía. Sin embargo no tenía ninguna respuesta que darle y permaneció en silencio.

ー ¿Estás bien? ¿Te ocurrió algo? ーpreguntó Helena al verlo conmocionado,

ー ¡Vengo de lejos! ーrespondió apresuradamente.

ー ¿Seguro no necesitas ayuda? Te ves algo... perdidoー dijo Helena mientras notaba que el muchacho no había abierto los ojos en todo ese tiempo ー ¿Has venido con tu familia o algo? ¿Sabes en dónde están?

In TenebrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora