Capítulo 3: II

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II

Maagus Xian Xi Era un hombre de la raza Xi que había pasado por toda la gama de oficios que podían hacerse legalmente en Alfa. Como todos los Xi, tenía la piel verdosa y oscura, y un cabello largo, grueso y verde que se ataba en una cola a la mitad de la espalda. Tan semejante a lianas eran sus cabellos que le daba la apariencia de ser un árbol caminando. Por eso era que a los Xi, esta raza proveniente de Asia después de la gran limpieza, se le conocía como la gente árbol.

Maagus había comenzado su vida profesional cuando entró en Alfa alistándose en la fuerza de policía x. como la especialidad de este comando era realizar excursiones a las afueras del domo para rescatar lo que pudieran, y para mantener las inmediaciones de la ciudad protegidas de cualquier amenaza externa, Pronto Maagus se hizo un experto en caminatas a largo traviesa y en combate con armas largas. Llegó a pelear en algunas batallas bastante memorables en las afueras, pero su raza lo hacía siempre un personaje poco elegible por sus superiores para ascensos o para cualquier reconocimiento. A donde fuera que Maagus fuera designado dentro del comando, siempre conocía un superior idiota que lo menospreciaba por haber nacido con la piel verde oscura.

Cuando los vientos políticos cambiaron, a la policía se le exigía ser completamente fiel al partido rojo, al cual pertenecía el gobernador Privandi, al punto de tener que cantar el himno del partido antes de realizar cualquier incursión. Incluso llegó a tener jefes que iban vestidos de rojo al trabajo en lugar de llegar con el uniforme correspondiente. Si bien Maagus era fiel a los ideales de la ciudad y el comando en donde había trabajado por casi 20 años, toleraba cada vez menos que un idiota menos preparado que él le reclamara de manera injusta sin conocer el contexto de las cosas, y que este idiota fuera su jefe sólo porque era fiel a los rojos y no porque tuviera los conocimientos.

Así que un día renunció, y eso no le gustó a nadie. La oficina que reasignaba los oficios en Alfa incluso llegó a sugerir que Maagus debía ser asignado a otra casa, pues tenía un espacio privilegiado por ser policía. Luego de un par de días varado en los temas de la mudanza, las inteligencias artificiales de la oficina de responsabilidad social le asignaron un oficio limpiando cañerías en los subsuelos de la ciudad. Tendría un millón de metros cuadrados de tubos, túneles y cuartos oscuros sin salida aparente para limpiar junto con los robots y los otros afortunados parias de Alfa.

A diferencia de lo que pasa con los Ibering, los Xi tienden a ser marginados, pues se ven completamente diferentes de cualquier otro ser humano, incluso muchos pueden llegar a tener un aspecto algo desagradable si consideras que el estándar de belleza sigue siendo el de algún personaje rubio de ojos dorados como Tricia Vital o asiáticos como la cantante Alexa Miyavi.

Cuando el único hijo de Maagus, Lee, cumplió la edad de salir del colegio, el sistema lo asignó automáticamente a trabajar en la unidad de limpieza de su padre, a pesar que los análisis de ADN decían que tenía talento para la electrónica. Lee Xian Xi era entonces un muchacho amargado, decepcionado de la vida que le estaba tocando vivir. Entendió muy joven que, sin importar que te lo den todo y no te falte nada, un gobierno en donde no puedes elegir o quejarte, siempre es en alguna medida injusto con su gente.

En ese momento, Lee y Maagus caminaban por el largo y oscuro túnel lleno de tuberías y cables, con varias máquinas que flotaban a su alrededor limpiando el polvo, matando alimañas y reparando cualquier desperfecto en los cables. En ese momento los separaba sólo unos doscientos metros de donde Livingshtone, cuchillo en mano, se había escondido para emboscarlos.

–Lee, dime una cosa. ¿Aceptarías cambiarme el turno del domingo? –Maagus subía ahora a una de las plataformas que eran las bases de la estructura, para inspeccionar él mismo los cajetines de conexión de los cables que eran las arterias del túnel.

Los Cediks:  Libro RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora