—Tiene permitido salir de la celda por orden del Rey. La acompañaré a sus aposentos.
—Yo la acompañaré —. Una nueva voz sale de la oscuridad, una más calmada y profunda.
—Señor Saphiron —suelta a la vez que hace una reverencia de noventa grados perfecta y podría jurar que lo vi temblar.
Un hombre totalmente distinto a cualquiera que haya visto camina hacia mí. « ¿Hombre? ¿Por qué dije hombre?»
—Mmmh...
— ¿Hay algún problema señorita?
Cuando sonríe logro ver sus caninos, traspasan la línea dental sólo un poco más de lo normal, pero lo suficiente como para encontrarlo extraño. Recorro una figura alta, desgarbada y oscura. Sus ojos negros parecen a la espera de algo. Me miran como si fueras una clase de entretenimiento.
Un escalofrío me hace sacudir el cuerpo y abrazarme —. No.
—Entonces por aquí —hace una reverencia pequeña y lenta, a la pausa le sigue una sonrisa formal.
Asiento y le sigo por detrás mientras miro su espalda. Sus hombros anchos hasta su pequeña cintura y cadera, sus brazos delgados y largos como sus piernas. El negro de su ropa solo hace que se vea más delgado de lo que es. Quiero creer...
— ¿Estás escuchando?
— ¿Eh?
Entrecierra los ojos y me observa de pies a cabeza—. No me digas que no te dieron de comer.
—Entonces no te lo digo.
Suspira fuerte a la vez que se pellizca el puente de la nariz.
—Lo mejor es que primero vaya a cambiarse, enviaré a Lastria y ella le dará algo de comida.
Cuando se gira un rayo de luz le da directo en los ojos y noto un destello.
—Rojo.
Se detiene abruptamente —¿Disculpa?
—Tus ojos, parecen negros, pero con la luz se ven rojos —entrecierro los míos para verlo mejor, pero sus ojos solo se ven negros. « ¿Fue mi imaginación?»
Tarda en sonreír, y cuando lo hace exagera curvando sus ojos en lunas muy delgadas.
—Otra vez ese escalofrío —murmuro para mí.
Me guía hacia la puerta de mi habitación, aunque yo diría que solo se asegura de que me quede allí. Antes de irse se presenta como la mano del Rey, Saphiron.
Al entrar me desnudo y me aseguro que la planta de la celda escondida en mi vestido tenga un buen lugar en las masetas bajo la ventana.
Miro mis pies negros y el rastro de suciedad que acabo de dejar por toda la recámara.
— ¡¿Acaba de pasar un tornado por aquí?!
Sonrío traviesa a Lastria mientras intenta evadir las pisadas negras. Corro hacia la ducha para quitarme el desastre de encima. Froto con fuerza como puedo, pero no consigo mucho.
Lastria al rato aparece en la puerta del baño perdida en sus pensamientos.
—Vamos a tener que usar magia, esto no se va a quitar. Estuve buscando información respecto a nuestras celdas y en realidad es un hechizo para que sea más difícil salir de allí. Si te escapas no tienes manera de quitarte esto y te van a reconocer.
Hago una mueca.
Se acerca a la bañera y estira los brazos hacia mí. Un signo con forma circular aparece con luz celeste en sus manos. Las manchas obsidianas comienzan a brillar y a desaparecer de apoco.
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El Rey elfo y la Hija del Bosque
FantasyEl Rey parece tener un problema con la mujer encargada del tratado de paz, no es por su constante actitud desafiante hacia él, ni el que esté husmeando por su castillo todo el día, mucho menos su forma de tutearlo o su afición de estar tras de rejas...