Recuerdo

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Hace cinco años...


—Sabes que tienes que hacer Pres—me dice Lily acomodando por quinta vez mi esmoquin

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—Sabes que tienes que hacer Pres—me dice Lily acomodando por quinta vez mi esmoquin.

— ¿Por qué carajos uso uno de estos?—gruño, tratando de quitar la presión de mi cuello.

—Por mamá Pres...—me recuerda Lily, y yo suelto un bufido.

—No tiene sentido. Estos bailes son estúpidos—digo rodando los ojos.

—Pero una experiencia que mamá quiere que tengamos. Sabes que yo tampoco quiero esto. Lo hago por ella, y por Roxy. —Al escuchar su nombre mi corazón se acelera ridículamente.

—Claro porque eres una chica ejemplar—digo irónico, y ella ríe.

—Vamos, mamá quiere tomarnos unas fotos antes irnos. —Ruedo los ojos irritado, y bajamos.

Luego de la sesión de fotos más larga de mi vida, mamá permite que nos vayamos. Dejo a Lily en su parada, y luego me voy donde Carlos. Necesito soltar presión y no me refiero la del cuello.

***

Estoy en la barra de bebidas, donde afortunadamente hay alcohol, cuando entra ella...

Santo infierno... Piernas... lindas y kilométricas piernas. Subo la mirada, y mi corazón se para. ¿Hizo eso por mí?

Vuelvo a mirar a la chica que esta a tres metros de distancia de mí, y tomo todo lo que resta de mi bebida.

Mi mirada se conecta con la de Lily que está detrás de ellas. Y me da una sonrisa socarrona, ella mira más debajo de mí y luego ríe. Hago lo mismo, y... puta madre. Gruño y me alejo rápidamente del lugar.

Aire. Necesito jodido aire fresco.

Camino durante alrededor de media hora, hasta que me calmo. Vuelvo al gimnasio, y soy acorralado por una chica.

— ¿Quieres divertirte Preston?—susurra con voz melosa. Necesito distracción y creo que esta será una muy buena.

—Claro—respondo y la llevo a un lugar privado.

***

Un estruendo me despierta de mi querido sueño, y gruño al sentir los rayos del sol golpear mi cara.

— ¿Qué mierda...—comienzo a decir cuando mi cara es golpeada.

— ¡Te dije que no la jodieras!—me grita Lily, ¿furiosa?

—Pero que mierda sucede Lily—gruño abriendo por fin los ojos. Su rostro esta bañado en lagrimas, y me alerto. —¿Qué paso Lily?—brinco de la cama, para atraerla a mí. Ella me golpea y retrocede, y comienza a negar molesta.

—No me toques ¿Me oíste? No me toques—grita, comienza a soltar un montón de maldiciones, y en todas ellas estoy incluido.

— ¿Qué hice?—digo molesto. No con ella, si no conmigo.

—La pregunta aquí es ¿Qué no hiciste Preston Ling?—gruñe.

—Me puedes decir qué demonios hice, para que me trates de esta forma. ¿Y por qué rayos lloras?—pregunto molesto.

—Te vio Preston, y la lastimaste como nunca. Te dije que si la lastimabas te metías conmigo ¿me hiciste caso? No, no lo hiciste. Porque siempre están antes tus necesidades de hombre. —La furia en su voz no se me pasa por alto. —Esta vez sobre pasaste los limites, y la heriste de la peor forma. ¿No pudiste cumplir tu palabra de llevarla al baile? ¿Tuviste que estar con una de tantas putas, cuando le prometiste que la llevarías a ella? Claro que debiste ¿no? Eres Preston Ling ¿qué puedo esperar? Un maldito mujeriego, que no puede aceptar que su patético corazón quiere a una chica. —Mi cerebro comienza a procesar todo lo que dijo, y con cada cosa que comienzo a entender, mi corazón se acelera.

—Lo bueno aquí es que, ya se dio cuenta en la basura de persona que eres. Gracias a tus actos, perdiste a la única chica que te quiso con toda tu carga. La única que conoció todo de ti, y no te odio. Y gracias por obligarme a alejarme de ella, solo por tu patético error. Porque eso es lo que eres. Algo patético—dice antes de cerrar la puerta y largarse.

Me siento en la cama y comienzo a asimilar mejor todo lo que dijo. Una furia incontrolable se apodera de mí, y comienzo a golpear todo lo que está a mí alrededor.

***

Llamo por tercera vez a su teléfono, y no responde mi llamada, directo al buzón. Ya han pasado tres días, y no responde ninguna de mis llamadas.

Me odio a mí mismo, solo por esto. Todo esto es mí jodida culpa. Roxy no me habla, y mi hermana, ni siquiera me mira cuando estamos en el mismo cuarto. Aunque no dura mucho tiempo ahora en la casa. Siempre está con las chicas, y aunque quiera preguntarle como esta, lo máximo que pudo conseguir de ella, es una buena bofetada.

***

Las semanas pasan volando, y todo es monótono. Voy y vengo de fiestas. Lily no me habla, y Roxy... bueno ni idea de ella.

Estoy en mi habitación cuando entra Lily con el ceño fruncido. Alzo una ceja interrogante, y ella gruñe.

—Espero que estés feliz. Se fue. Y dudo que vuelva—me dice, y yo frunzo el ceño.

— ¿Qué?—digo.

—Roxy y Chleo se acaban de ir. Y dudo que regresen pronto—me avisa, y luego sale de mi habitación.

Y con esa noticia todo mí alrededor se desmorona.

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Esta corto si, aunque espero que les guste. Mañana tal vez actualice, o tal vez no, nunca se sabe con mi loca vida.

Los adora con todo su corazón; Verónica.

Vuelve a AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora