La historia de Roxy y Preston, comienza desde hace mucho tiempo. Roxy, siempre tuvo un pequeño enamoramiento hacia Preston, y él a sabiendas de eso siempre lo uso a su favor.
Luego de la graduación la meta de Roxy es "Olvidar, y borrar a Prest...
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—Nueva entrega Rox—dice Gisela viendo el ramo y los chocolates en mi escritorio. Ruedo los ojos, y miro fijamente el quinto regalo de esta semana.
—Si... Toma un chocolate, no quiero—digo irritada. Ella suelta un suspiro soñador, se recuesta en el marco.
—No sé cómo no estás rendida. Esto es lo más lindo que un chico puede hacer por una dama. ¿Y todo los días?—dice como niña colegiala. Sigue cuchicheando sobre lo lindo que es todo esto, y me frustro. No tiene botón de apagado la mujer.
—No puedo creer que Preston Ling, sea el que mande estas cosas—dice con voz soñadora Lía. Uff... otra que se unió al club de admiradoras.
—Yo tampoco. Están impropio de él—concuerda Gisela.
Pasa el rato, y los comentarios de los regalos de Preston recorren por todo el piso. Me levanto, y camino hacia el ascensor. Me monto, y recibo una llamada. Veo el número y es Ali ¿Por qué me estará llamando? Me dejo bien claro que no me quiere hablar, hasta que cambie de opinión.
— ¿Aló?—digo. Escucho un grito al otro lado del teléfono, y me asusto. — ¿Ali? ¿Amiga? ¿Qué ocurre?—digo un poco desesperada.
—Mmm... ho... hola Roxy. Lo lamento es que se me activo el teléfono—dice con voz agitada.
— ¿Qué pasa? Escuche un grito ¿Te encuentras bien?—pregunto y ella ríe.
—Si lo estoy tranquila. Me asuste al ver una cucaracha en la sala. Dios son unas cosas horribles. No te preocupes—dice despreocupada.
—Oh ya... ¿Regresas pronto?—pregunto.
—Espérame mañana en tu apartamento—dice y suelto un suspiro de alivio.
—Okey. Adiós amiga—digo.
—Hasta luego—dice y corta.
***
Estoy revisando mi teléfono cuando Mike se sienta frente mío. Le doy una sonrisa, y bajo la mirada de nuevo a mi teléfono. Tengo que enviar un correo y en la computadora no lo acepta. Lo envío y sonrío con suficiencia.
—Esa sonrisa se debe a algo realmente bueno ¿Se puede saber, que es?—dice con una sonrisa. Y yo tomo un sorbo de mi refresco antes de contestar.
—El cumpleaños de mi hermano se acerca. Y bueno tengo que prepararle una sorpresa—digo, y sonrío más cuando recuerdo su regalo.
