8

18 0 0
                                    

—Sorpresa, sorpresa—grita Gisela cuando entro en mi piso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Sorpresa, sorpresa—grita Gisela cuando entro en mi piso. Suelto un grito asombrada al ver a mi alrededor.

—Oh. Santo. Dios—chillo y río. Todo está decorado don globos y serpentinas.

— ¡Feliz cumpleaños!—gritan todos a mí alrededor y Gisela corre a abrazarme, y yo río.

—Felices veinticuatro Roxy—murmura en mi oído y yo solo bufo riendo.

Esta mañana fue casi lo mismo. Chleo y Mitchell me despertaron con un cup cake y unos waffles y me dieron mi regalo ¡Maquillaje! Si me fascina el maquillaje no me culpen. Pero yéndonos al presente, esto es más que asombroso.

—Gracias—respondo con los ojos aguados.

—Oh querida no llores ¡Hay que estar felices!—dice tomando mi rostro entre sus manos y yo sonrío.

— ¡Lo estoy! Es que todo esto... guau...—digo y ella ríe.

—Feliz cumpleaños Roxy—dicen detrás de mí. Sonrío y volteo. Lo primero que veo es el presente en sus manos y río. Nada en este día podrá quitar esta sonrisa y mi risa.

—No era necesario, pero gracias—digo con una gran sonrisa. —Adivino. ¿Esto fue obra tuya?—me cruzo de brazos, y alzo una ceja.

—Atrapado—alza las manos y me sonríe. Le correspondo y lo abrazo.

—Gracias—susurro mientras el envuelve sus brazos a mi alrededor.

—No fue nada—susurra de vuelta. Aprovecha y aspiro su aroma. Es delicioso. — ¿Me estas oliendo?—Upss... Me atraparon. Me sonrojo ferozmente y hundo más mi cara para que no la pueda ver. Siento su pecho vibrar de la risa y yo lo acompaño.

—Lo siento—susurro riendo.

—Tranquila. Yo también te olí—admite y me termino en convertir en un tomate.

—Okey...

—Vamos, tienes regalos que abrir—dice y me jala a mi cubículo.

—Guau... simplemente, guau—murmuro viendo todos los regalos que hay en mi escritorio. —Necesitare ayuda para llevármelos—murmuro divertida.

—Yo te ayudo—dice Mike y asiento con una sonrisa.

***

En la hora del almuerzo me cortaron una torta y me cantaron cumpleaños. Y creo que los mariachis fueron un toque, demasiado exagerado, pero igual me encanto.

— ¿Fuiste de compras?—pregunta divertida Chleo y yo gruño pero le sonrío.

—Te puedes callar ¿y me ayudas?—digo alzando una bolsa con seis regalos.

—Claro, pero es preferible que pidamos ayuda. Llamare a Mitchell—alza su teléfono y asiento.

***

Vuelve a AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora