»30. Mentiras al descubierto (1)«

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Carolina.

Me coloco la suave blusa que tiene el apellido y número de Agustín. Hoy tiene su importante juego contra los dragones y prometí irle a apoyar. Aunque a casi el final del partido tenga que abandonarle... Otra vez.

Admito que en sus pasados juegos no le he abandonado. Al contrario me he quedado con él y lo he abrazado, besado y felicitado. Él juega tan bien cuando estoy ahí y me hace sentir tan especial. Aunque tenga que abandonarlo una vez más en este importantísimo partido. Pero no puedo llevarlo a la casa de mi madre cuando no esta enferma, cuando ni siquiera vive aquí. Sino en España, con su nuevo marido.

Malena tuvo que hacer un pedido urgente para faltar, y yo voy a tenerlo que pagar. Le iba a pedir a John que me dejara libre este día, pero Malena ya lo tenía pedido desde hace dos semanas y no me lo pudo dar. Aunque si me dio una hora libre. Deje mis cosas en mi camerino, para no llegar tarde y poderme quedar más tiempo con Agustín. Espero esto salga bien.

Me he decidido por fin.

Mañana le contaría todo temprana. Él lo sabría todo y haré cualquier cosa para no perderle. Le seré sincera, solo pido comprensión.

Suelto un suspiro y calzó mis zapatillas color beige. Tomo mi bolso con mi celular dentro, luego de haberle enviado un mensaje a Agustín diciéndole que ya iba y avisándole a Valu que nos viéramos en Lina's House. Recojo las llaves y me dirijo a mi auto.

Al llegar al pequeño estadio de nuestra universidad, checo mi celular para ver si tengo un mensaje en mi celular de Agustín, donde me avisa que me espera afuera de los vestidores. Le mando un corazón y me encamino hacia ese lugar.

Agustín me sonríe abiertamente, le devuelvo el gesto y corro hacia sus brazos abiertos. Nos alejamos un poco y le doy un beso profundo pero corto.

-Te ves preciosa. -Le sonrío.

-Y tú muy guapo con tu uniforme. -Se ríe levemente.- ¿Ya va a iniciar el juego?

-Si, solo quería verte antes de que iniciara. -Su mano acaricia mi mejilla.- Vamos a ir a casa de tu madre y luego a la fiesta, ¿verdad?

Joder. Pego mi mejilla a su pecho y asiento, sin pronunciar palabra alguna. Sus manos toman cada lado de mi cara y me levanta para darme un beso. Entonces con ese beso, siento el presentimiento de que algo malo, algo muy malo se viene. Sin perder tiempo, mis manos viajan a su nuca y lo pego más a mí, haciendo este beso más duradero. Recordarlo de esta manera, feliz, emocionado y enamorado de mí. No olvidar lo mucho que me ama cuando le cuente la verdad y ese amor sea transformado en odio, decepción e ira.

Sin pensarlo, el beso se torna en forma de despedida y para Agustín, eso no pasa desapercibido.

Cuando nos alejamos, nos damos varios besos cortitos.

-Si me vas a esperar, ¿no? -Sus ojos miran los míos fijamente, buscando emociones.

-Ehh, Bernasconi, vamos. Luego podrás comerte a la Kope cuando le hayamos pateado el culo a esas lagartijas. -Un amigo rubio del equipo de Agustín le da palmadas en su hombro y Agus gruñe. El rubio, llamado Cole, ríe y se va.

-Suerte, guapo. -Le sonrío forzadamente.- Te amo mucho, Agustín. Nunca olvides eso.

-Jamás podría, bonita. -Toma mis manos y les da un beso en los nudillos a cada una.- Yo también te amo. Nos vemos luego de esto, ¿vale?

-Si... -Me da un último beso y se va.- Adiós, mi amor...

Retengo las lágrimas y me dirijo hacia las bancas donde mis dos mejores amigas me esperan.

Lina • Aguslina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora