Epílogo.✨

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EL PENÚLTIMO CAPÍTULO (45) ESTA PRIVATIZADO PORQUE NO ES NECESARIO LEERLO, ES OPCIONAL, SI QUIERES LEERLO TENDRÁS QUE SEGUIRME.

Carolina.

-¡Arriba, Kopelioff! ¡Ya es hoy! -Grita mi rubia mejor amiga, logrando solo un gruñido de mi parte.- Dios, eres una perezosa, Carolina Kopelioff.

-Cinco minutos más, Valentina... -Me acomodo en la suave cama y ella bufa.

-Venga, despierta a mami, cariño. -Siento un muy leve hundimiento a mi lado y luego como unas manitas se posicionan en mi rostro.

-¡Baa, baa! -Balbucea mi pequeña Lina, intentando despertar a su floja madre.

Abro mis ojos para toparme con las orbes verdosas de mi preciosa niña. Sé que Valentina ya la ha bañado porque huele delicioso y lleva un body color blanco en vez de su pijama rosada.

-Hola, corazóncito de mami... -Me enderezo y la abrazo para darle algunos besos que la hacen soltar hermosas carcajadas.

Lina Charlotte Bernasconi Kopelioff.

Una preciosa niña de orbes verdes, cabello castaño y piel morocha como la de sus padres. Nació el 12 de febrero a las cuatro con once minutos de la madrugada; en Córdoba, Argentina. Midiendo 49 centímetros, pesando cuatro kilos con cien gramos. Es la luz de los ojos de Agustín desde el primer día que la vio. Desde que la tenía en el vientre, mi pequeña pateaba emocionada cuando escuchaba la voz de su padre. Cuando nació arrancando en llanto, Agustín fue el primero en cargarla, susurrándole entre lágrimas cuanto le amaba y lo hermosa que era, calmándola inmediatamente.

Cada vez que los veo juntos son como mi dosis de ternura diaria, son lo más hermoso que mis ojos podrían haber visto alguna vez.

No ha sido fácil, no estábamos preparados, sin embargo, tampoco nos arrepentimos de lo que ha sucedido. Recuerdo perfectamente la reacción de Agustín al enterarse que estaba embarazada. Ya tenía dos semanas sintiendo mareos, vómitos y mi periodo se había atrasado lo mismo; le comenté a mis mejores amigas y ellas me sugirieron que me hiciera la prueba de embarazo, la cual obviamente salió positiva.

Oriana, Valentina y Marlin se emocionaron muchísimo, debatían en quien sería la madrina, mientras yo estaba asustada de la reacción de Agustín. Sin embargo, él me reconfortaba sin pensarlo, es así como una semana después, luego de nuestro baile de graduación le confesé.

Él se quedó estático durante varios segundos, luego sonrió y me abrazó y beso. Lleno de caricias a la pequeña en mi vientre. Decirles a sus padres y a los míos fue lo que nos tenía un poco -por no decir demasiado- aterrados. Ellos se alegraron, aunque nos reprocharon que apenas empezábamos que debimos habernos cuidado. Pusieron la condición de que mientras aún no estábamos casados debíamos vivir separados. Agustín se enfureció mucho con sus padres cuando le dijeron eso.

No estaba nada contento con pasarla lejos de nuestra bebé y de mí. Se aferraba a que debía cuidarnos, sin embargo, sus padres dijeron no a todo lo que él pedía. Mi madre se fue a vivir conmigo y Valentina, en el departamento de la rubia; ya que ella también estaba de acuerdo con los padres de mi prometido, así que no iba a permitir que Valentina se pusiera en cómplice. Yo también me enojé y lloré mucho por esa estúpida condición. Luego de unos meses, Marlin también fue a vivirse con nosotras, casi no veía a Agustín por su trabajo, aparte de que mi madre solo lo dejaba entrar al departamento máximo tres horas.

Lina pasaba algunas tardes con Agustín, una que otra noche.

Hasta hoy, nuestra boda.

Quisimos esperar dos años luego de enterarnos de mi embarazo, aunque con lo de vivir separados Agustín quiso realizarla antes. Así que hoy vamos a casarnos, Agustín me había dicho antes que ya había conseguido casa para nosotros tres.

Lina • Aguslina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora