Siete

2.2K 83 22
                                    

7.¿Qué tenía la bebida?

Llegue a Monterrey, no lo podía creer estaba en México, si ahora seré mexicana... Manfer no dejaba de mirarme y no puedo negar qué me siento ilícita, nerviosa, emocionada. Era la primera vez que viajaba largo de casa, este año y más porqué era con Manfer mi "novio". Un casi desconocido. Porqué no llevábamos nada, tan sólo unas semanas.

MANFER

Cumplí lo qué dijé así es. Me la traje a Monterrey; solos, ya gané está apuesta. Los diez eubros serán míos. Y el idiota de Lucas le tocara besarse con la gorda de Delfi. Hoy haré mia a Casey, hoy se ilusionara mas de mi para luego dejarla cómo nada. Cómo cero.

-¿Quieres comer?- Murmure.

La comida es un clásico.

- ¡Por favor! Muero de hambre. - Comentó con aquella sonrisa.

- Bien vamos a la mesa cariño.

Sabía qué ella estaba nerviosa, y qué tenía miedo de mi, pero también sabía que confiaba en mí; y para ser verdad erá lo qué necesitaba, y ya lo tenía.

Me sentia nervioso, irritante, tenía todos los sentidos activos.

- Te amo Manfer. - Murmuró.

- Come cariño, tienes que alimentarte.

Esas palabras de ella sólo me confirmaron qué es una tonta, qué puedo hacer de ella lo que quiera.

(...)

___ Manfer no me siento bién. - Murmure confundida.

___ ¿Estás bién Casey? Vamos a la cama, no te ves bién tomaste mucho.

Quizás le puse muchas gotas al vino. Espero que sean suficientes para hacer lo qué debí de hacer hace tiempo. Porqué aún me preguntó como no he ganado esa apuesta aún, y está noche todo terminaría. Sentía un dolor profundo. No sabía porqué, era imposible sentir algo por ella.

Me acosté juntó a Casey, le di un beso en la frente, pero ella arrolló sus piernas con las mías y empezó basándome rápidamente, la intenté separar, claro cínicamente para qué en la cámara quedara grabado qué me negué rotundamente.

Siento asco besarla, ni siquiera sabé besar. Pero juró qué siento algo en mi corazón una enorme punzada con cada besó, es muy confuso, no se qué me pasa.

Quitó el botón de mi pantalón, yo quite su blusa; exactamente me acerqué encima de ella y puse mis piernas lado a lado de su cuerpo.

(...)

CASEY

Erá la mañana siguiente y para decir verdad me sentía rara, sentía mi cuerpo adolorido, tembloroso, los piernas me dolían demasiado, vi a mi derecha y no estaba Manfer, suspire con frustración porqué no recuerdo lo de anoche, no se como llegue hasta aquí, símplemente no tengo ni la menor idea de porqué estoy con un vestido de dormir, si nunca utilizó un vestido.

Mi cabeza daba vueltas y vueltas, al voltearme vi unas pequeñas manchas de sangre en la sábana y no pude evitar pensar lo qué sucedió por lo tanto lo que sentí fue algo rápidamente romperse en mi, ya entendía todo. Oh quizás estaba equivocada. ¿Puedo estarlo? ¿Él jamás haría estó? ¿Cierto? No pude evitar no llorar por lo qué unas guantas lágrimas se derramaron junto a mi y bajaron hacía mi pecho derecho, y si, estaba llorando desesperada, lo qué había sucedido no me lo merecía, no yo, nadié.

Me levanté cómo pude entre al baño y me comencé a lavar me sentía sucia, sin vida, intraquila, sin fuerzas, débil, maldecia en voz alta lo tonta que fui.

Minutos después salí, escuché la puerta abrirse y sentí mi sollozo de nuevo, sentí mi alma romperse ya mi corazón no, ya estaba hecho pedazos, cuando escuché la voz de Manfer solo sentí un dolor inapreciable.

- Casey tenemos que regresar amor.

Respire profundo y salí cómo pude.

- ¿Amor dices? Eres un maldito, cómo pudiste hacerme estó, te odio Manfer, te odio. - Gritaba y golpeaba su pecho, estaba realmente decepcionada de él pero más de mí.

- ¿Qué pensaste Casey? ¿Qué de verdad estaba enamorado de ti? Sólo escucha es ridículo, no te amo, no me interesas solo te utilize para una apuesta, eres tán tonta, eres una loca, me das asco Casey. Ya sé terminó, ya no te quiero ver más, vete.

- Aquí el único qué da pena eres tú, sólo así puedes sentirte hombre. Tú, si me das asco, te odio como a nadié, maldito el día qué te acepté. ¿Qué le echaste al vinó? Eres un imbécil, ¿Cómo pudiste a ver llegado tán lejos? Ojalá te mueras, sabes qué si no le echabas nada al vinó no me ibas a tener, tramposo, eres el peor.

Salí por la puerta, llorando desesperada, tenía miles de sentimientos expulsados al aire libre me dolía porqué ahora a decir verdad, ya le queria y éso erá lo qué más me mataba, me dolía el corazón como no tienen idea, es tan feo estó del amor, porqué me dejé llevar repetía una y otra vez.

Caí al suelo sin rumbo, esperando qué alguién me pudiese ayudar pero nadie iba a poder porqué me sentía débil, sentía qué el mundo para mí se había acabado y éso era lo que mas me lastimaba, no tenía mi mente clara.

- Oye... ¿niña estás bién? . - Murmuró una voz con preocupación.

No vi muy bién su cara, ni siquiera le volví a ver.

- ¿Qué te pasó? ¿Estás bién? ¿Te puedo ayudar en algó?

Eran muchas preguntas, para una sola respuesta.

- Vete, no quiero ver a nadie, no te importa lo que me pasé, ni siquiera se tus intenciones, tú no me conoces.

- Qué te pasa niña, yo solo quiero ayudarte y tú te pones así.

Vi cómo se marchaba, pero muy en el fondo sabía que necesitaba ayuda, no conocía esté lugar, necesitaba irme a casa, necesitaba regresar ahora mismo.

- No espera, ¿puedes llevarme a casa? Por favor. - Comenté entré palabras con timidez.

El PopularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora