9. Autoconfianza y confusiones.
Ya había pasado tres semanas y estaba en progreso sobre mi dolor para regresar, extrañaba mi casa y todo lo demás. Quería que me dejará de importar lo de ése imbécil, pero me erá difícil. Griffy se a portado muy bién ya hasta puedo decir qué le quiero no me deja de dar ánimos ni de darme todo, siempre está pendiente de mí y puedo decir que ya tiene casi mi confianza.
-Hoy tendremos clases de tu autoconfianza, también vamos a ir a comprar mucha ropa para ti, y cosas que necesites. -Comentó sonriendo con sus hermosos dientes blancos.
Se sentó al lado mío y me abrazó, me sentí extraña... mucho, que hizo que lo alejara de mí. - ¿Que haces? No me toques. - Dijé levantándome rápidamente de mi silla para quedar de pié. - Escuchad, está bién trabajaremos en mí, pero no es necesario lo de la ropa, no tienes porqué hacer éso, no tienes ningún compromiso. -Respondí frunciendo el ceño.
¿Por qué lo hace? Él no tiene porqué comprarme nada. Es un existente.
Al instante también se puso de pié. - Mira niña tú harás lo qué yo te diga, tú necesitas de mi, y es el final de está conversación, alistate que en 5 minutos nos vamos.
Me levantó la voz, sólo me quedé intacta, nisiquiera pude decirle nada al principio, sentí un fuerte golpe en toda mi cabeza, el tenía razón yo le necesitaba y no podía estar jugando. Pero sin embargo me ganaba mi terquedad de no quedarme callada, cuando reaccionará. - Tú no eres mi padre, y si quieres ahorita mismo me voy de aquí. - Murmure fuertemente.
¿Qué demonios acaba de hacer? Bien Casey, bien.
Vi cómo su mirada ya no hablaba, estaba totalmente neutra,no tenía ninguna clase de emoción, estaba enojado, y por mi culpa, yo le hice que se enojara, porqué nunca podía quedarme callada, siempre tenía que arruinar todo, y lastimar a las personas que si me quieren ayudar. - Pues hazlo entonces, vete. - Comentó más firmé que yo.
Maldita sea esté chico era increíble, me estaba retando a mi, y tenía que perder, porqué muy en el fondo de mi gran cabeza sabía qué sin el ahorita no erá nada, perdería estó, Dios no es posible. - No, no me iré. No quiero, iremos de compras. - Dijé suavemente.
El formó una gran sonrisa, y maldita sea erá yo quién tendría que sonreír pero el ganaba por mucho, y éso lo hacía verse mejor. - Perfecto.
(...)
Estábamos en la tienda peleando por la ropa, por mi ropa, por la que yo iba a usar, el quería qué sólo usará vestidos y nunca he sido amante de éso. Yo quería sólo pantalones y blusas, pero tenía que entender qué no vivía con cualquier persona, era Griffy Maybrowns, el actor más famoso de los cines. Y tenía que empezar a vestir cómo el veía que era mejor, incluso si decía qué tenía que operarme la nariz lo haría. - Bien nos llevamos ambas cosas, prometo usar los vestidos. -Exhale rendida de decidir.
Demonios, ¿Siempre tenía que hacer su linda sonrisa de triunfante? Maldito engreído. - Tú escoge los vestidos que ves que te gustan y las demás cosas, y yo escogere otros.
Entendía que tenía dinero y mucho, pero éso no lo llevaba a decirme que hacer. Pero no me podía quejar, era cómo un ángel en esto momentos y le estaba demasiada agradecida.
(...)
Mi madre de seguro debe de estar pensando en cómo estoy, si estoy bién, y si me va de maravilla. Pero a quién engañó, también estaba pensando en Manfer que locura, después de todo lo que me hizo yo sigo pensando en él, debo de estar traumada del cerebro, si necesitaba volverme y demasiado fuerte, lo necesitaría para cuando regresará y lo enfrente, no necesitó ser la Casey débil, que todo le afecta, tenía que volver con agallas, y sin qué nada me pueda lastimar.
Estaba comiendome un sándwich cuando de pronto siento que agarran mi vendido sándwich, pude voltearme tan enojada y reclamar, sabía de quién se trataba ya. - ¿Qué crees que haces?, ¿No te enseñaron a respetar? Damelo es mío, yo lo prepare para mí. - Me hervia la sangre con sólo ver cómo le pegaba cada mordisco.
Vi cómo se reía y como lamia sus labios donde le caía la salsa, sentía toda mi sangre recorrer, se comió todo mi sándwich, y como siempre no podía faltar su bendita sonrisa. - No me importa si erá tuyo, a las ocho salimos, vamos a un evento muy importante, y te pondrás un vestido, ya te lo elegí, espero que te sepas maquillar y peinar. -Dijo con arrogancia.
Maldita sea, nunca me había pintado, siempre he llevado mi cabello suelto.
No podía creer lo que me estaba pidiendo. - ¿Quién te crees que eres? Y no, no me se maquillar, y no creó que me quieras llevar como un payaso, disculpa sañor perfecto. - Murmure obstigada.
Se acercó a mi y apretó mis muñecas tan fuertes, que me quedaron marcadas. - Escuchad niña, no me importa si quedarás como un payaso, así o no, iremos a ese evento entendiste.
Dios mío nunca en mi vida he tocado un rimel o algo por el estilo, ¿Cómo haré? Porqué siempre me tenía que estar obligando hacer cosas que no quiero, lo único que quiero es irme ya me cansé de estar aquí y de vivir bajo sus órdenes, tengo que regresar con mi familia y con o sin su ayuda voy a destruir a Manfer.
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El Popular
Teen FictionEra el chico más popular, el que menos me interesaba. ¿De verdad tenía que ser justo yo? Una chica simple que no le prestaba ni atención. Que mal el escoger aveces, dicen que te puedes arrepentir.