Capítulo VIII

1.2K 69 1
                                    

Hürrem

Valide Sultán, he traído a Hürrem como me lo había ordenado —La Valide no se mostró impresionada por mi nuevo nombre, los chismes vuelan rápido—.

Como... Me lo esperaba todo resultó un éxito, sinceramente no creí que fuera a resultar, no tuviste tiempo para prepararte. —dijo mientras bebía de su té— Además de que recibes tu regalo, el Sultán también quiere que tengas tu propia habitación en el Harén, es mucho más de lo que esperaba de ti pero creo que ya es hora de que te diga lo que quiero a cambio de todo lo que he hecho por ti —cuando dijo eso, sabía que había algo que aún no me habían dicho— y lo que quiero es total obediencia de parte tuya, no quiero otra Mahidevran en el Harén ¿me haz entendido?

Si, Valide. Trataré de no cometer ningún error.

Eso espero. —después de hablar con la Valide Sultán regresé al Harén, donde encontré que efectivamente se llevaban mis cosas. Había un revuelo en el Harén—.

Gozde Hürrem, estás serán tus odaliscas: Gül y Leyla Hatun, te servirán en todo lo que tú digas. -dijo el Klizar Ağa, después me guío asta donde sería mis aposentos- Nuestro Sultán nos dijo que te diéramos esto —de una de las bolsas pequeñas que cargaba en su cintura sacó de una pequeña cajita unos pendientes de color rojo, su contorno era el de un Tulipán—.

Gracias —dije a lo cual el eunuco se fue sin decir más—.

Gozde Hürrem -una de las mujeres habló- es un honor servir a una de las mujeres favoritas de nuestro Padişah ; yo soy Gül y ella Leyla Hatun, le serviremos fielmente —Gül Hatun era una mujer de unos 20 años y su pelo era rubio, al contrario de la otra que tenía el color castaño, pero tenían algo en común: ambas eran hermosas y delgadas—.

¿Quiere qué acomodemos sus cosas? —dijo la castaña—.

Emm sí —dije aún impresionada, antes yo servía y ahora... Ya no; definitivamente era un trato raro que pensé que sólo era directamente a las Sultanas. En cuanto respondí, ellas se pusieron a trabajar, no tardaron mucho porque era poco lo que tenía—.

¿Se le apetece algo?, ¿algún postre o bebida? —me hablo Leyla Hatun, mientras estaba distraída—.

N-no, gracias. —dije, a lo cual una duda surgió dentro de mí- ustedes parecen tener experiencia ¿han estado mucho tiempo en el Harén?, nunca las había visto—.

Jum —Gül Hatun hizo una breve risa— no nos habías visto porque nosotras servíamos antes a Hatice Sultán, esa es la razón —dijo encogiendose de hombros—.

¿Hatice Sultán? Había escuchado hablar de ella, pero no había tenido la oportunidad de conocerla —dije—. Siempre estaba en el Harén, supervisando que las criadas hicieran su trabajo.

Es comprensible, Hatice Sultán no va al Harén porque no soporta a la Bas Kadinefendi. Adora a su sobrino pero no la soporta a ella. —ahora entiendo, entonces no soy la única que se siente así—.

Bien.

Ahora, cuéntanos como lograste que el Sultán te diera estos aposentos, aún no has tenido un hijo o tan siquiera te has convertido en una Kadin Efendi —dijo Leyla Hatun— anda dinos, ¿Qué se siente estar con él? —ella hablaba entusiasmada—.

Nuestro Sultán, es un hombre entre los hombres, estar con él es tener la luna y las estrellas en tus manos —dije entrelazado mis manos y mirando hacia ningún punto fijo—.

¡Oh! —exclamó Gül Hatun— Te has enamorado, ten cuidado nuestro Padişah no dura mucho con sus concubinas, pero tal vez si le das un Şehzade puedas visitarlo y así nunca ser olvidada.

¿Un hijo? No se; no es que no quiera tener uno, pero no se si sea capaz de protegerlo, no me siento preparada.

Hürrem, las mujeres no nacemos sabiendo ser madres, aprendemos con el tiempo pero si a lo que te refieres es a protegerlo del mal de las personas, debes de comprender que tu mayor rival no son las mujeres que están ahí afuera esperando su turno de ser por lo menos una Gozde sino Mahidevran, ella, ella defenderá a su hijo con todas sus fuerzas. Al principio serás tú su principal objetivo pero si logras dar a luz a un Şehzade tú pasarás a segundo término. No puedes contradecir ni tampoco evitar quedar embarazada, sino enfrentar lo que te depare Allah en el futuro —enfrentar mis miedos, para poder sobrevivir. Esas palabras quedarán enterradas en mi mente y corazón, después de charlar, el tiempo transcurrió y se hizo de noche. Aunque nunca podré apartar esas palabras de mi cabeza, nunca—.














Hafsa Sultán

Hijo mío, que bueno que vienes a verme, tú sola presencia ilumina mi noche.

Mi querida Sultana —besa mi mano y la posa en su frente—

¿Te quedarás está noche?

Si.

¿A quien quieres que te envíe?

Manda a Hürrem.

Esta bien, al parecer te ha gustado mucho mi regalo.

Me gustó mucho, gracias.






Hürrem

¡Gozde Hürrem! El Sultán te ha llamado a pasar la noche con él, prepárate —estaba en el Harén cuando el Klizar Ağa lo anunció, todas las mujeres comenzaron a parlotear—
¡Silencio, vayan a dormir ya!

—Después de aquello fui con el Sultán, yo no creía lo que me estaba sucediendo, el Sultán me ha llamado de nuevo—

Ven Hürrem acercate —él me esperaba de pie en medio de la habitación— ¿te gustaron tus regalos?

Mucho, aunque me sorprendí por tantas cosas, no esperaba todos esos regalos.

Hürrem, no se lo que me has hecho pero de algo estoy seguro es que me atraes demasiado como para dejarte ir fácilmente. No se si es tu inocencia o tu sonrisa ó quizás sean las dos cosas las que me cautivan pero de algo estoy seguro y es, que toda tú es adictivo.
























Continuará...

EL SULTÁN Y HÜRREM [En Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora