Secretos y promesas

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Ya hablé mucho en el aviso, así que lean. Bastian en el multimedia ;)

Capítulo VI: Secretos y promesas

— ¿Cómo es posible, Humphrey?

El aludido sólo presionó los labios en un rictus como única muestra de su incomodidad por el reclamo. Jasmine soltó un suspiro, mirando a Theo de soslayo y éste se encogió de hombros en un gesto muy poco ducal por su parte. A decir verdad, él parecía tan o más confuso que ella al respecto de lo que estaba ocurriendo.

— ¿Han buscado por toda la casa? —insistió su hermano, cruzándose de brazos. El mayordomo no perdió la compostura al devolverle el escrutinio, aunque en su frente se evidenciaban unas gotas de sudor que antes no habían estado.

A Jasmine le agradaba Humphrey y por supuesto que no le gustaba ponerlo en ningún tipo de aprietos, era el mayordomo ideal y le había sorprendido gratamente encontrarlo como el encargado de Eythorne House a su llegada. Era uno de los pocos sirvientes originales que tenía la casa, pues la mayoría había abandonado el lugar incluso antes de que el cuerpo del viejo conde se enfriara. Sabía que era leal y por ese motivo no comprendía a qué se debía su reticencia a darles la información que precisaban.

—Hemos registrado toda la casa, excelencia —respondió Humphrey, estoico, para luego volverse hacia ella—. Le pido disculpas, mi lady.

Él parecía verdaderamente apenado, pero ella no estaba lista para darse por vencida.

—No importa, Humphrey. No voy a permitir que una tontería arruine mis planes. —Le sonrió al mayordomo, aunque éste no le correspondió el gesto ni mucho menos. Claro que no, un buen mayordomo no sonreía jamás y Humphrey se enorgullecía de mantener su temple ante cualquier muestra de afecto que podría venir de sus patrones—. Theo, ¿cómo podremos abrir esa puerta sin las llaves?

Su hermano elevó ambas cejas, definitivamente tomado con la guardia baja. Se aclaró la garganta y luego la miró sin tener la menor idea de qué responder. Theo nunca se había encargado de ese tipo de detalles nimios, sería muy mal visto que un duque fuera comprobando las cerraduras de su propia casa. Pero él tenía el dinero para darse el lujo de delegar esas tareas, ella no.

— ¿Cómo esperas que yo lo sepa, Jasmine?

Ella sonrió, apretándole cariñosamente un hombro y Humphrey carraspeó ganándose la atención de ambos.

—Si me permite la sugerencia, señora, conozco un herrero en el pueblo que podría abrir la puerta. —Jasmine asintió a modo de agradecimiento, sabía que cuando una puerta se cerraba Dios hacía nacer un herrero. No todo estaba perdido.

—Eso es estupendo, manda a alguien al pueblo en busca del herrero y yo hablaré con el techador.

—Yo hablaré con el techador —masculló Theo, dándole una acalladora mirada. Jasmine rodó los ojos pero decidió no comenzar otra discusión, su hermano no entendía que ella había hablado con esos hombres desde antes que él dejara la sala de juegos. Estaba habituada a discutir los temas de su casa y nunca había necesitado que ningún hombre hablara en su nombre, pero Theo estaba convencido que ella debía ser tratada como una delicada flor. Y dado que él ponía el dinero, Jasmine no pensaba quejarse al respecto.

— ¿Sabes lo que tienes que discutir con él?

—Creo que soy capaz de hacer que un hombre realice su trabajo, Jasmine. —Sus ojos se movieron sutilmente hacia Humphrey, evidentemente poco cómodo con debatir esos asuntos frente al servicio—. Sólo asegúrate de que abran esta puerta antes de que nos alcance una verdadera tormenta.

Jasmine Flower (Serie: Acuerdos Matrimoniales 01)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora