Paños fríos

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Como en un rato me voy de vacaciones unos días, no podía irme sin dejar un nuevo cap de esta historia. Espero que les guste, como ya les dije esta historia está a pacitos de terminar.

Los chicos se despiden abajo con una sorpresa ;)

Capítulo XXV: Paños fríos

Jasmine releyó la misiva apenas viendo las palabras tras el velo rojo de ira que enturbiaba su mirada; sentía el corazón latiéndole con fuerza y la piel fría mientras su mano apretaba el papel y sus pies comenzaban a retroceder hacia la puerta.

—¿Jasmine? —la llamó Theo, pero ella siquiera lo escuchó.

Al alcanzar las escaleras principales hizo una necesaria pausa luchando por controlar su respiración, forzándose a mantener la compostura cuando lo único que quería era gritar, golpear y enfadarse. Pero ella era una dama y las damas no hacían escenas, no lloraban en público sin importar cuánto doliera el golpe o la humillación, y sobre todo, una dama jamás debía admitir abiertamente que había cometido un error. En su caso, el terrible error de creer en esa escoria de hombre.

Con aquella idea arraigada en su mente, terminó de ascender hasta el segundo piso y sin cruzar la mirada con ninguno de sus sirvientes fue directo a la sala de música. Tal y como se lo había esperado, él estaba de espaldas a la puerta tocando una melodía lenta, suave y desgarradora; muy adecuado a su humor en ese instante. Jasmine vaciló en el umbral mirando su cuerpo tenso mientras seguía las teclas con soltura y un segundo después, casi como si él presintiera su presencia, se detuvo para volver el rostro por sobre su hombro. Una sonrisa ligera curvó sus labios, pero Jasmine no fue capaz de devolvérsela.

Bastian se puso de pie dándole una mirada curiosa.

—¿Ya arreglaste todo para Londres? —inquirió avanzando unos pasos hasta situarse frente a ella. Jasmine se cruzó de brazos de forma instintiva y sus ojos celestes se estrecharon fugazmente al mirarla—. ¿Qué pasa?

Como toda respuesta, Jasmine le tendió la carta y entonces aguardó firme, hasta que él se dignó a apartar la mirada de sus ojos y centrarse en las palabras escritas por su abogado.

—Al parecer hemos tenido unos gastos inesperados —le dijo mientras esperaba que le devolviera el escrutinio. Bastian soltó un lento suspiro, elevando la mirada. Parecía cansado y algo más, algo que ella no supo descifrar.

—Jas...

Ella alzó una mano para detener tanto sus palabras como su avance.

—¿Realmente pensabas que no iba a tener un ojo sobre tus gastos, Hastings? —le espetó dándole una sonrisa cargada de ironía—. ¿Realmente creías que no iba a enterarme de esto?

—Escúchame... fue un error... —comenzó a explicar, pero ella se negó a dejarlo continuar. Si se lo permitía solo terminaría disculpándolo o peor, echándose a sí misma la culpa por habérselo buscado, por haber ido tras él, por ofrecerle un plan que a la larga solo la lastimaría a ella.

Sí, Jasmine podía admitir que había sido una estúpida antes, pero no estaba dispuesta a arrastrar con el peso de aquel error para siempre.

—¿Fue un error? —Él asintió dispuesto a responder, pero ella solo rió—. Dime, Bastian, ¿fue un error porque pasó antes de que vinieras aquí?

—Maldita sea, Jasmine, estaba ebrio... ni siquiera lo recuerdo con claridad.

Jasmine movió la cabeza en una lenta aceptación.

—Sabes el trabajo que me ha costado obtener ese dinero, sabes... —Hizo una pausa para no gritarle, porque no iba a permitirle ese gusto—. Sabes que todo esto, hasta el último penique lo estoy juntando para mi hijo. —Un sollozo escapó de sus labios sin que ella pudiera evitarlo—. ¿Cómo pudiste? —pidió saber con un hilo de voz.

Jasmine Flower (Serie: Acuerdos Matrimoniales 01)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora