9. En La Oscuridad

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Después de pasar una tarde con Imra tuve que regresar de inmediato a la Universidad e informarle al profesor Mattews
que ya no estaría mas en su clase, si preguntaba la razón... no estaría preparada para responder eso...

Para mi suerte, después de darle la noticia no se lo tomo tan mal, aunque su expresión fue por un momento de enojo, tal vez envidia, no pregunto las razones lo cual fue mucho mas sencillo.

Llegue al dormitorio, Maggie estaba sentada con el ordenador frente a ella y usando unas gafas, muy concentrada en la pantalla. Robe un poco de Té que tenía en su taza.

—¿Como estuvo tu día Danvers?
—Empezó muy mal... pero bien—Mi amiga cerró la computadora y volteó su silla.

En ocasiones hacia eso para contarle todo lo que me había pasado, me daba varios consejos los cuales algunos tomaba y en otros no estaba muy de acuerdo.

—Bien...—Dije acomodándome en el sofá

Comencé a contarle todo lo que había pasado, desde que llegué al salón hasta cuando terminé de hablar con el profesor Mattews.

•••

Desperté y mi reloj indicaba 7:53 de la mañana, al principio me desorienté un poco pero después recordé a la hora que entraba, era muy temprano para maldecir así que solamente intente hacerlo rápido, salí de la ducha a las ocho, sabía que ya era tarde pero eso no me impidió continuar, me puse lo primero que encontré, no noté si hacia juego o no. Salí a toda prisa y con el cabello mojado.

Para mi suerte no se escuchaba ningún ruido, Entre rápidamente y vaya sorpresa la que me lleve, estaban todos sentados mirándome, incluyendo a Lena Luthor.

—Si vas a decir una excusa que sea buena.
—M-mi... no alarma sonrió—Nervios—Digo... mi alarma no sonó.
—Señorita Danvers, dije una buena excusa...— Hizo una pausa—La puntualidad es una prioridad, y esa prioridad debe convertirse en un habito. ¿Sabes que pasa si llegarás tarde a una presentación? Tu carrera va en picada y claro, como espectador te molestas por la impuntualidad que presenta el músico. Ellos son tus espectadores—Señalo a los demás a sus espaldas—y están molestos, bastante... y con mucha razón—Ella estaba merodeando por todo el salón mientras que poco a poco se iba acercando a mi—hoy tocarían los instrumentos, algo sin duda decepciónate es que no lo podrán hacer debido a su impunidad—Sus palabras y tono de voz eran bastante calmadas—Traes tus tenis de distinto color—Susurró a mi oído, su cercanía me dio un escalofrío.

"Maldicion" Susurre. Mire hacia mis pies, un tenis rojo y uno negro, pero eran del mismo diseño, me deje llevar por la forma del calzado...

—Siéntate enfrente—Ordenó en un tono más alto de voz. Clavo sus ojos en mi, me analizaba, eso provoco que me sintiera acorralada.

Una vez viendo la cara de todos entre miradas de comprensión, burla, odio y una que otra pervertida buscaba la que mas me interesaba, la de Imra. La pude encontrar hasta el fondo del salón y me dedico una sonrisa a lo cual yo le devolví una también.

—Bien... ya que el despertador de la Señorita Danvers tuvo la culpa del retraso, no tendrán mucho tiempo para practicar así que... voy directo al punto, en dos semanas será nuestra primera presentación, y de hay depende que de deriven otras, nuestra prioridad es hacerlo no bien ni muy bien, necesitamos hacerlo excelente, y es por eso que están aquí.

Ella continuó explicando y dando un discurso motivacional que al parecer funcionó, en pequeños instantes me miraba, como a toda la mayoría claro; pero esto era algo distinto, había algo diferente en sus ojos que aun no sabría describir.

Las horas pasaron demasiado rápido, una parte de mi quería salir de la mano de Imra hacia alguna parte, pero otra quería seguir escuchando su voz, una voz cautivante con un pequeño acento tal vez... ¿Irlandés? Si, apostaría a que era Irlandés, recordé haber leído su biografía.

—¡Hey Kara! ¿No escuchaste la alarma del despertador?
—No... es raro... siempre la escucho—En ese instante vi a Lena salir del salón no sin antes cerrarlo con llave, tal vez nuestra culpa—Me esperas solo, unos minutos.
—Seguro, te veo bajo el árbol—El árbol... ese era nuestro punto de reunión, estaba fresco el pasto era corto y con un ligero aroma que lo distinguía y hacía que a tu mente llegaran imágenes bastante... verdes.

Alcance a la Señorita Luthor la cual caminaba lento, si no fuera por que pegó un ligero salto de sorpresa al verme diría que caminaba así a propósito.

—¡Señorita Danvers! ¿En que puedo ayudarle? Creo que a imponer una nueva moda no porque eso ya lo ha hecho usted—Su sentido del humor era algo simpático. Sus tacones la hacían lucir bastante alta, si no fuera por ellos ella sería quien tendría la vista un poco hacia arriba.
—Como podrá, ver lo único que tengo son unas baquetas y no podré practicar con una batería como usted lo indico así que quería ver si tenía la oportunidad de tocar la que esta en el aula, solo hasta que consiga comprar una.

Quedo un poco pensativa, sonreía hacia sí misma, y mordía su labio inferior. Creo que parecía más ansiosa que yo.

—Esta bien—Di un suspiro de alivio—Pero...—Claro, era tan bueno y sencillo para que no existiera un "Pero"—No está permitido que un alumno esté solo en un salón sin la supervisión de alguna autoridad, así que... Te veo los días que no trabajas en Dreamers. Kara.

Era la primera vez que la escuchaba pronunciar mi nombre, ¿Podría decirle Lena? No, no lo creo... se nota que le gusta que la traten con superioridad, aunque... algo diferente no le vendría mal.

Que aceptará dejarme tocar la hermosa batería que tenía en el salón era un sueño, algo que sin duda me ponía feliz. Aunque, pensando y viendo mi agenda esta mas apretada que el corset de Kim Kardashian.

Pero solo practicara dos horas, Dos horas, dos veces a la semana encerrada en una misma habitación con Lena Luthor y sus malditos ojos que te podrían matar ¿Que malo podría pasar?

Llegué al árbol, Imra comía una jugosa pera, podía notar que era jugosa ya que cuando la mordía su jugo resbalaba por sus labios, cuando aparto estos del fruto color verde tenue pude ver sus labios brillantes.
Me acerqué a besarlos, tal y como lo imaginaba... sabor a pera.

—¿Conoces las canciones?—Pregunté después de leer las hojas.
—¡Claro! ¿Y tu?
—Si, creó que fue una suerte que me pasaran, las del profesor Mattews no las conocía.
—En ocasiones la suerte está de nuestro lado.
—No creo que sea suerte... tal vez... no lo se...
—Bueno, suerte o no, estamos juntas.

Recargo una de sus manos en el pasto y con la otra aparto las hojas que sostenía, poco después su mano bajaba con movimientos cuidadosos a lo que parecía ser mi glúteo izquierdo.

—¡Espera!—La detuve su mano—Quisiera ir más lento.
—Bien.—Sonrió y beso mi mejilla, ella es alguien adorable.

𝐋𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐦𝐮𝐬𝐢𝐜𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora