305 días antes del reencuentro
Samuel sentía los brazos cansados y las manos tensas por la fuerza que estas hacían al convertirse en puños, provocando que una leve pero persistente sensación de calambre se instaurara en sus hombros por el sobre exigido trabajo que le estaba obligando a hacer a sus músculos. Llevaba, quizás, más de cuarenta minutos desquitándose con el saco de boxeo del gimnasio con patadas y puñetazos que venían uno tras otro sin compasión y casi sin detenerse, cosa que causaba que el recinto se llenase de ese peculiar sonido que producía la arena y el material que la contenía al compactarse. Había terminado sus entrenamientos diarios hacía ya bastante tiempo pero aún así vio necesario el encerrarse en el gimnasio en cuanto terminó para continuar, de alguna manera, con su incansable descargo consigo mismo, lo cual lo llevó a pasar por todas y cada una de las máquinas que llenaban la habitación. Estaba enojado, demasiado enojado, y todo se debía a los repetitivos y cansinos pensamientos que había tenido en el último tiempo y que no había logrado controlar de ninguna manera a pesar de que se lo había propuesto muchísimas veces. Siempre estaba pensando y con las ideas alborotadas, siempre viajando más allá de su imaginación, atravesando recuerdos que no debía revivir, y eso lo alteraba, sobre todo porque no tenía control de ello; no importaba cuanto lo intentase ni lo mucho que se empecinase en no hacerlo, su cabeza siempre encontraba la forma de trasportarlo a otro lugar y de dejarlo sumido en un limbo de recuerdos no deseados.
Comenzaba a cansarse de toda esa situación.
Cuando sintió la humedad de la sangre en sus nudillos y el primer calambrazo en sus brazos fue que se detuvo finalmente, consciente de que no podía seguir maltratando a su cuerpo de esa manera. Había pasado las últimas dos semanas entrenando horas extras y pasando otras cuantas más en el gimnasio simplemente porque quería no pensar, mantener la cabeza ocupada en otra cosa, pero su cuerpo comenzaba a exigirle un descanso de forma urgente. Sin embargo, no pensaba dejar los entrenamientos del día siguiente y mucho menos su rutinaria llegada al gimnasio; solo reduciría la intensidad y, quizás, las horas de ejercicios, aunque no estaba del todo seguro de eso.
-Y hasta que te detienes- la voz de Frank retumbó entre las máquinas cuando habló, provocando que Samuel diera un pequeño brinco por la sorpresa; se suponía que estaba solo.
-¿Cuándo entraste?- dijo después de girar sobre sus talones y encontrarse a su compañero sentado en una de las máquinas.
-Hace diez minutos. Estabas tan concentrado que ni cuenta te diste.
-Si...- el morado acarició sus nudillos, sintiendo como desparramaba las gotitas de sangre sobre su piel por la acción -¿Qué quieres?
-Borja te busca- el mayor rodó los ojos.
-¿Ahora te usan de mensajero?
-Supongo- se encogió de hombros –Desde que Jessica renunció que no tienen a nadie que haga este tipo de cosas así que siempre termino siendo yo el que tiene que salir a buscarte.
-Como sea...- abrió y cerró las manos al sentir la piel de sus nudillos regenerarse –Lo veré más tarde- giró sobre sus talones y volvió a convertir sus manos en puños, listo para una nueva sesión de golpes.
Quizás lo de darle un descanso a su cuerpo quedaría para mañana.
-Dijo que era importante- acotó mientras observaba al morado repartir golpes; Samuel no se detuvo –Importante, Samuel- de nuevo silencio –¡Vamos! Deja de esquivarlo, por favor. ¿Sabes lo cansino que es tener que ir y venir porque no vas cuando te llaman?
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Entre pensamientos y elementos [Wigetta]
Fanfiction//HISTORIA FINALIZADA// //"CONTINUACIÓN" DE 'TIERRA Y OTROS ELEMENTOS'// Samuel De Luque decide sacar a Guillermo Díaz de su vida, convencido de que de esa manera logrará olvidarse de todo lo que siente por él y recuperará su vida de antes de conoce...