60

279 50 21
                                    

60 días antes del reencuentro.

Cuando Samuel se proponía algo, más en aquel entonces que solía obcecarse demasiado con las cosas, siempre lo conseguía sin importar lo que se interpusiese en su camino, y eso había quedado claro cuando, finalmente, logró meter a David en su cama. A pesar de lo mucho que el elemental doble se negó a que aquello ocurriese, a pesar de la cantidad de veces en las que David le demostró que se negaba a llegar a ese punto con él, ahí estaban los dos, besándose como si su vida dependiese de ello y evidenciando que, tarde o temprano, todos caían ante los encantos del de ojos morados. Le había llevado tiempo, quizás demasiado tiempo, pero estaba seguro de que disfrutaría con intensidad cada cosa que le hiciese a su compañero y gozaría de cada instante que le fuese posible, haciendo valer todo el tiempo y esfuerzo que puso en llegar allí. No recordaba con exactitud el momento exacto en el que las cosas con David comenzaron a fluir con mayor naturalidad pero suponía que los besos que alguna vez le había robado y los coqueteos incesantes que le dedicaba cuando estaban solos habían ayudado bastante; si bien en un comienzo el contrario reaccionaba con rechazo, con el tiempo David también aprendió a lidiar con la insistencia de parte de su compañero, por lo que los besos robados habían pasado a ser besos fogosos cada que iba a buscarlo a su habitación y los coqueteos en un jugueteos de parte de ambos.

David quería negarlo, pero había caído ante Samuel sin siquiera ser consciente de ello.

El elemental doble mordió y estiró con picardía el labio inferior de su entrenador, provocando que este se riera con sensualidad sobre sus labios.

-¿No que no querías?- susurró Samuel antes de volver a atacar los labios contrarios.

-No hagas que me arrepienta- comentó y continuaron besándose, juntando todavía más sus cuerpos.

Sin dudas, la emoción y excitación por estar así con David casi llegaban a salirse del cuerpo de Samuel, por lo que no era extraño que se comportase como lo estaba haciendo. Es decir, ¿Por cuánto tiempo había luchado para que eso ocurriese? ¿Cuántas veces había sido rechazado antes de que el elemental doble comenzase a ceder? Realmente, no importaba, y mucho menos en ese momento que lo tenía acorralado contra uno de los muros de su habitación. Su sangre parecía haber subido unos cuantos grados su temperatura y haber perdido la capacidad de trasportar el oxígeno suficiente a través de sus venas, ya que sentía su cuerpo arder y la respiración agitarse cada vez con más rapidez. Malditamente ansioso quedaba chico para describir como se sentía.

Samuel tomó a David por las caderas y lo atrajo, si es que eso fuese posible, más hacía el, obligando a que sus entrepiernas se rozasen por sobre la tela y que el contrario tuviese que aferrarse aún más a su cuello a causa del gemido que quería contener. Caminó hacia atrás, arrastrando al elemental doble y alejándolo del muro en el intento, y se movió directamente hacia la cama, lugar donde dejó caer al contrario de un leve empujón. Ahora, que veía desde la distancia a David respirar con dificultad por el reciente y fogoso beso y que lo tenía recostado sobre sus sábanas, no podía contener la necesidad que sentía por follarlo sin control y escucharlo gemir su nombre; realmente había deseado que ese momento llegase. Se quitó la camiseta y los pantalones lo más rápido que pudo y pronto hizo lo mismo con su compañero, dejándolos a ambos en ropa interior.

-¿Necesitas ayuda con esto?- preguntó el que estaba en la cama antes de hacer que su mano se posase en el creciente bulto que se había formado en los interiores del fornido.

-Necesito tu boca allí- relamió sus labios mientras se dejaba llevar por la sensación de la mano ajena en su zona íntima.

No lo había notado hasta ese entonces, pero su cuerpo realmente había añorado sentir otras manos masculinas sobre él; las mujeres solían dejarlo satisfecho la mayor parte del tiempo, pero nada podía compararse con el rose de manos expertas en aquellas zonas que también conocían con exactitud.

Entre pensamientos y elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora