125 días antes del reencuentro.
Los gemidos femeninos acompañados de sus gruñidos parecían haberse convertido en su nueva melodía favorita, ya que siempre intentaba llenar su habitación con ellos. La pelirroja, de la cual no recordaba su nombre, brincaba y se apoderaba de su miembro sin detenerse, embriagando a Samuel con sus gemidos y demostrando que estaba a punto de llegar al orgasmo. El elemental tomó las caderas de la más joven y la ayudó en su tarea, intensificando así el roce entre ambos. Fue cuestión de segundos para que ambos se vieran sumidos en un intenso orgasmo, el cual hizo a la chica caer sobre el pecho del fornido con cansancio y la respiración agitada.
-No mentían acerca de ti en la enfermería- dijo la chica con una sonrisa –Realmente sabes cómo dejar conforme a una mujer- Samuel sonrió con soberbia.
No era uno de los reconocimientos que más orgulloso lo hacía sentir pero sin dudas era uno que se había buscado y que no le molestaba en lo más mínimo. Se había acostado con la mayoría de las enfermeras del hospital y con alguna que otra recluta, por lo que el chusmerío sobre su performance en la cama no había tardado mucho en difundirse como tampoco en crecer; antes de siquiera darse cuenta tenía sobre los hombros el peso de ser una de las personas más codiciadas dentro de la Organización tanto por hombres como por mujeres. Sin embargo, y a pesar de que si quería podía hacerlo con cualquiera, solo tenía relaciones con mujeres.
El estar con otro hombre no le atraía mucho, o en realidad la idea de estar con cualquier hombre no lo hacía.
La chica salió de encima del muchacho con un último gemido y se dejó caer a su lado, permitiéndole al morado quitarse el condón y arrojarlo en el cesto de basura junto a su cama. Sintió los labios ajenos besar su barba y se sintió satisfecho, feliz por todo lo que aquella chiquilla diría de él cuando saliera de la habitación.
Había encontrado en el sexo y su nueva reputación una distracción para evitar pensar que, inevitablemente y por ese mismo motivo, se estaba quedando solo. Hacía semanas que Frank y Alejandro no volvían a la Organización y Rubén y Miguel llevaban ya una completa de la misma manera, por lo que la idea de su soledad no hacía más que plantarse con fuerza en su cabeza. Sin embargo, y visto en lo obstinado y testarudo que se había convertido, a Samuel no le importaba mucho; si ellos querían dejar atrás todo lo que habían logrado construir dentro de la Organización y preferían dejarla para pasar a su maldito plan B entonces no se interpondría pero tampoco iba a seguir sus pasos. Su lugar era en la Organización y allí debía quedarse.
El sonido de la puerta logró sacarlo de la ensoñación y el éxtasis que aún recorrían su cuerpo, cosa que lo hizo sonreír con todavía mayor intensidad; había una única persona que llamaba a su puerta luego de cada sesión de sexo y no había nada que lo hiciera sentir tan entusiasmado.
-No atiendas- dijo la chica cuando vio al elemental intentar levantarse, tomando uno de sus hombros para obligarlo a caer de nuevo contra la cama –Quédate así un instante más- besó sus labios de forma profunda.
-Me encantaría- le dio un último beso y se alejó para ponerse de pie –pero sabes cómo es esto– buscó con la mirada entre la ropa desparramada del suelo hasta encontrar su ropa interior y sus bermudas –Debo atender- la chica dibujó un puchero con sus labios y suspiró con fuerza mientras observaba al contrario cambiarse; la puerta volvió a sonar –La vida del entrenador no es sencilla- abrochó sus pantalones y apoyó una de sus manos sobre el colchón, permitiéndose así acercarse nuevamente a la pelirroja sin tener que recostarse junto a ella –Te recomiendo que te vistas, quizás te busquen en el hospital.
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Entre pensamientos y elementos [Wigetta]
Fanfiction//HISTORIA FINALIZADA// //"CONTINUACIÓN" DE 'TIERRA Y OTROS ELEMENTOS'// Samuel De Luque decide sacar a Guillermo Díaz de su vida, convencido de que de esa manera logrará olvidarse de todo lo que siente por él y recuperará su vida de antes de conoce...