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DOÑA ALBA

- ¿Por qué me pediste que averiguara los antecedentes de la señorita Amador?.

Pedro me mira con una ceja levantada, mientras leo el archivo con los datos de la joven que será mi nuera, frunzo el ceño al ver que el problemático de la familia es su hermano, ella y su madre se ocupan de mantener la casa que su padre les dejo al morir.

-Pobre chica- digo, leyendo como murió su padre, un profesor de historia en la universidad.

-Es triste, si-contesta estando de acuerdo con migo- pero no respondiste a mi pregunta Alba, te conozco desde hace muchos años como para notar que te traes algo entre manos con esta chica.

Sonreí ante su observación.

-Es perfecta-concluyó.

-¿Perfecta para que Alba?, no des más vueltas mujer dime, ¿Qué estás planeando?.

-Esta chica será quién se case con Daniel- dije apoyando mi mentón sobre mis manos en la mesa del despacho.

Por poco y Pedro escupe el café que estaba bebiendo.

-¡¿Qué?!, ¿es enserio? Alba ya no estamos en el siglo pasado, cuando nuestros padres nos arreglaban el matrimonio- me dice incrédulo.

-Lo sé- suspiré- pero no tengo opción viejo amigo, mi hijo esta siendo rondado por la hija de Vargas, debo hacer algo para evitar que esa chica forme parte de nuestra familia.

-Ya veo- dijo entendiendo mi problema.

Levanto el teléfono y marco el número de la cocina, al instante atiende María.

-¿Mande?.

-María dile  Hugo que aliste el coche voy a salir.

-Enseguida señora.

-Suerte para esta loca misión tuya, sea lo que sea que te propones- dijo levantando a mi salud su taza.

Esbozo una sonrisa, si todo sale como lo planeo, antes de una semana Daniel estará casado con aquella joven.


Daniel


Joel y yo fuimos a arriar las vacas desde las cinco de mañana, arriba de "Diablo" mi caballo, los perros ladraban  guiando el paso del ganado para no se desviaran del camino, cuatro de mis trabajadores iban delante de nosotros dando ordenes, detengo a Diablo y me bajo, con mi mano cojo un puñado de tierra dejándola resbalar entre mis dedos.

-¿Qué sucede?- me pregunta mi capataz que se detiene junto a mi.

Levanto la vista al cielo, el sol esta empezando a salir y todo estaba limpio en el horizonte.

-La tierra esta comenzando a secarse- digo.

-Vaya, esto era inevitable- opina mi amigo- ya llevan dos semanas sin llover.

-Eso y que ahora hará  más calor- concluyo volviendo a montar a Diablo que patea el suelo con sus patas delanteras, es un caballo de color negro azabache, le puse el nombre de Diablo por su mal genio, no se deja tocar por nadie más que por mi y mi capataz, además de dos peones que se encargan de alimentarlo y limpiarlo.

-Tendremos que organizar más camiones de riego-añade Joel.

-No queda de otra, debe haber suficiente para la mañana y la tarde, pronto se levantará la cosecha de los girasoles.


Maya


-¡No pueden hacernos esto!- contesta mi madre a uno de los dos los sujetos que vienen a cobrar el dinero que el cobarde de mi hermano les debe.

-Lo siento señora pero su hijo ya nos debe mucho y ahora se suman los intereses.

-¡Oiga!- intervengo- mi madre y yo trabajamos duro para tener a tiempo el dinero y siempre pagamos, así arreglamos con el señor Costelli- le aclaré.

-Si, pero ahora hay un nuevo jefe y ese es su hijo, por lo tanto el trato que tenían con el viejo jefe cambio, ahora, pagan o se irán a la calle, tienen tres días- sentenció despidiéndose para marcharse.

Mi madre cierra la puerta y cae cansada entre lagrimas en el sillón.

-Si no fuera por el maldito de Braian ...- expreso molesta abrazando a mi madre.

-¿Qué vamos a hacer Maya?, no tenemos ese dinero y tu hermano ni si quiera aparece, perderemos la casa que a tu padre le costó tanto levantar.

No sabía que decirle a mi madre, desde que mi padre murió hemos estado luchando para salir adelante tuve que dejar mi primer año de la universidad para salir a trabajar, mientras que el vago de mi hermano comenzaba hacer de las suyas, deje a mi madre dormida en el sofá y salgo a caminar para despejarme un poco, me siento en una de las bancas de la plaza y miro a los niños jugar.

-Así que aquí estas- la voz de una mujer frente a mi me asusto.

Levanto la mirada y ella me observa con una sonrisa maternal, enseguida la reconozco, era aquella señora del hotel, me incorporo de mi asiento.

-No, no, no, siéntate- me pide ella que toma asiento a mi lado en la banca. 

-¿Cómo es que?... - no se que decirle, me extraña que ella estuviera aquí.

-Te estaba buscando- me dice muy tranquila y seria.

-¿Su hijo va a demandarme por lo del otro día?- pregunto con cierto temor, después de lo hoy esto era lo que faltaba para tener cartón lleno.

Ella sonríe y me mira.

-Descuida el tonto de mi hijo esta bajo control - me asegura aunque no se si creerle o no- yo vine por mi cuenta a buscarte.

-¿A mi?- estoy sorprendida.

Tengo miedo por lo que vaya a decirme.

-Si- confirma- tengo un negocio que proponerte y solo espero que aceptes.

Trago saliva, no se porque pero presiento que esto no es nada bueno ¿o si?.

-¿Qué clase de negocio?- quiero saber.

-Es muy simple- dice ella y su rostro cambia para volverse serio- cásate con mi hijo.


El Patrón [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora