¿Que te sucede?

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El pelinegro había vuelto a su oficina después de charlar por un largo rato con su primo embarazado. Tenía una reunión con unos potenciales testigos para un caso, la cual salió más que bien, a ese paso ese caso sería muy simple.

Se sentía feliz y aunque no lo quisiera eso se notaba. Mientras caminaba hacia su oficina notó que varios se le quedaron mirando, eso generalmente le hubiera molestado, pero hoy lo dejo pasar, no permitiría que nada opacara su día.

Llegó al pasillo donde estaba su oficina, justo al lado de la de Hajime. Ambas secretarias estaban revisando una enorme pila de archivos, de seguro Iwa les había pedido que le buscarán algo. La puerta de la oficina de su primo estaba abierta y al pasar junto a esta pudo ver al pelinegro semi escondido detrás de su computadora.

Había notado que había alguien sentado en uno de los sillones de la sala de espera, pero antes de que pudiera preguntarle a su secretaria, esa persona se puso de pie y comenzó a acercarse. Inmediatamente la pequeña sonrisa que adornaba su rostro desapareció. Definitivamente no esperaba encontrarse con esa persona allí.

Su cabello negro estaba muy bien peinado hacia atrás, sus ojos marrones, enmarcados tras unos finos lentes, eran fríos como témpanos de hielo y su sonrisa ladina lucia realmente aterradora. Se detuvo a unos pocos pasos de Akaashi y este solo lo miró con odio.

—Kyouya Akaashi ¿Qué hace aquí? —dijo el abogado sin cambiar su expresión.

—Kyouya Akaashi ¿Qué hace aquí? —dijo el abogado sin cambiar su expresión

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—¡¿Esa es forma de hablarle a tu padre?!

—Quizás si se comportara como un padre le hablaría de otra forma... Si no quiere nada, LARGO, tengo mucho que hacer.

—Ohh... solo pasaba para felicitarte por finalmente haber dejado a ese idiota —Keiji lo miró algo confundido, el hombre amplió su sonrisa y continuó—... ohh quizás fue él quien te dejó para irse con esa mujer... ¡¿Y como para no hacerlo con la sorpresa que ella le tenía?!

—¡¿De que rayos hablas?! —vociferó el abogado llamando la atención de los pocos presentes en el sector—... tu eres la peor persona que existe en el mundo ¡¿En verdad crees que tus palabras me harán dudar de Bokuto?!... ¡¿Acaso piensas que tengo seis años?!

—No... y por eso no vine solo con palabras —agregó Kyouya antes de sacar un sobre marrón del bolsillo y ofrecerse lo a su hijo.

—Claro... y dijiste ya cayó —respondió Keiji levantando cada vez más la voz mientras rompía en pedazos el sobre con todo y su contenido—... tu eres un... eres un...

—Keiji, cuidado con lo que vas a decir —interrumpió el hombre en un tono amenazante.

—Cuidado tú con lo que dices —la voz firme y sería de Iwaizumi llamó la atención de ambos pelinegros—, Keiji a mi oficina ahora —se hizo un momento de silencio, el doncel entró en la oficina de Iwa y cerró la puerta sin mirar atrás, mientras Hajime miraba de forma desafiante a su tío—... Kyouya si no te vas en este momento seguridad te sacará de aquí.

Mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora