Sábado por la mañana

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Después de la insistencia de los niños Suga y Shoyo terminaron quedándose esa noche en la  casa de los Sawamura y por la mañana luego de hacer algunas llamadas, pasaron por casa de Suga para que ambos pudieran cambiarse y siguieron su camino. Eran las 10 de la mañana cuando llegaron al parque de diversiones. Ambos niños iban de la mano de Suga, tironeando cada tanto para apresurarlo.

—Niños, por favor despacio —dijo Suga entre risas, tanto Tobio como Shoyo estaban realmente felices y eso lo hacía muy feliz a él— ¿Daichi dónde tenemos que esperar?

—Por aquí en la entrada está bien, no creo que tarden mucho en llegar —respondió el pelinegro con una sonrisa viendo como los niños comenzaban a correr alrededor del peligris.

—Mamá, mamá ¿Dashi va a venir? —preguntó Shoyo comenzando a saltar frente a Suga.

—El tío Noya dijo que sí, esperaremos un ratito aquí a que lleguen —fijo Suga acariciando el revuelto cabello de su niño.

El pequeño pelinaranja amplió su sonrisa y dándole un golpecito en el hombro a Tobio comenzaron a correr nuevamente. Suga los observó un momento y con una sonrisa comenzó a caminar hacia un banco cercano, al pasar junto a Daichi roso su antebrazo y acarició aquella mano, sujetó uno de los dedos del pelinegro y tiró un poco para que lo siguiera, cosa que el abogado hizo sin dudar.

Se ubicaron en el banco bastante cerca uno del otro y no podían dejar de lanzarse miradas a cada instante mientras vigilaban a los niños.

—¿Llamaste a Oikawa?

—Lo haré más tarde, uno por la diferencia horaria y otra, algo me dice que me va a llevar mucho tiempo —murmuró Suga soltando un suspiro…

—¡¡Dashiiii!! —el grito de Shoyo hizo que ambos adultos dieran un pequeño respingo y al voltear a ver, en ese momento la sorpresa se instaló en el rostro del peligris.

Tadashi caminaba hacia ellos de la mano de una mujer de cabello rubio, a unos pocos pasos venía un hombre alto de cabello castaño hablando por teléfono y junto a él caminaba una mujer de cabello castaño y ojos color miel que mostró una enorme sonrisa ni bien vio a Suga.

Como de costumbre Shoyo casi derribó a Tadashi al saludarlo, luego miró al grupo de adultos que acompañaba al pecoso y ni bien vio a la castaña sonrió y estiró sus brazos hacia ella.

—¡Abuela Hanna! —exclamó con una enorme sonrisa mientras la mujer lo levantaba y ambos plantaron un sonoro beso en la mejilla del otro.

—Ahh mi bebé, cada vez que te veo estás más grande —dijo abrazando al niño, mientras veía como los demás se saludaban y presentaban.

—Daichi ellos son los padres de Noya, Momoi y Takano Nishinoya —los presentó Suga, forzando una sonrisa en su rostro, el pelinegro los saludó y luego ambos se acercaron a la castaña—, y ella es nuestro mamá del corazón Hanna Nishinoya.

—Hola mi cielo, cada día más hermoso —saludó la mujer antes de dejar un beso en la mejilla del peligris, para luego extenderle la mano a Daichi, quien se inclinó un poco y deposito un beso en el dorso de la mano.

—Daichi Sawamura, un placer conocerla, he escuchado bastante de usted.

—Ohh que bien, aunque yo no he escuchado nada de ti, por ahora —dijo la castaña mirando con una sonrisa pícara a Suga.

El peligris se sonrojo por un momento y Daichi no pudo evitar dibujar una sonrisa boba en su rostro. Hablaron por un momento y cuando llegaron Kuro, Kenma y Kei finalmente entraron al parque.

En el lugar había muchas personas y niños yendo de un lugar a otro. Sin soltar a los niños se internaron en la muchedumbre para llegar a los juegos.

Mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora