¡Eso sí fue bonito!

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En verdad quería irse de aquel lugar,  estaba realmente incómodo pues sentía las miradas sobre él, pero ahora poco le importaban muchas de esas miradas, la única que le preocupaba era la de su padre.

“Kenji volvió a desinfectar su herida y con cuidado cubrió con una bandita, ese corte que tenía al final de su ceja derecha, el cual terminaba a unos pocos milímetros del rabillo de su ojo. Luego volvió a acomodar su cabello para que cubriera la bandita.

Hacía dos días que le habían hecho ese corte… hacía dos días que su madre había desaparecido… y hacía dos días que no veía a su padre, lo había escuchado volver tarde por la noche, pero al levantarse él ya no estaba. A sus doce años sabía manejarse más que bien estando solo, pero no podía responder todas las preguntas que rondaban en su cabeza.

Guardó todo lo que había usado, fue a la cocina y se dispuso a preparar algo para cenar, pero un sonido en la puerta hizo que volviera a asomarse  a la sala, sintió miedo, volvió a recordar a esos dos tipos que hacía dos días entraron en su casa y lo lastimaron, pero antes de que pudiera esconderse o algo, la puerta había sido abierta… se quedó congelado por un momento y volvió a respirar al ver a su padre.

Su ropa estaba completamente desarreglada, sucia y rasgada, y se notaba que aquel hombre había sido muy golpeado. Arrastró sus pies y se dejó caer en el sillón, luego miró a su alrededor y se detuvo en Kenji que se acercaba lentamente hacia él.

一Kenji ¿estas bien? 一el niño asintió e inconscientemente acarició el flequillo que cubría su herida一... lo siento… fue mi culpa, pero no va a volver a pasar 一agregó abrazando a su hijo que se había detenido a su lado一... lo prometo 一concluyó antes de dejar un beso en la frente del niño.  

一¿Dónde está mamá? hizo que ellos se fueran sin hacerme nada y luego ella también se fue 一esa era la pregunta que más había torturado a Kenji en esos dos días.

一Ella tuvo que irse para ayudarme con algo… va a estar fuera por un tiempo… ¿recuerdas que ya ha sucedido? volverá pronto.”

Kenji acarició la pequeña cicatriz que le había quedado al final de la ceja derecha, la consideraba un recordatorio, era la evidencia de que su padre no podía cumplir una promesa y que cualquiera que estuviera a su lado pagaría por sus errores. Aquella fue la última vez que vio a su madre y la primera que lo amenazaban y lastimaban por las deudas de su padre.

Se había perdido en sus recuerdos, sus ojos parecían inspeccionar la vajilla de aquella mesa, pero en verdad no estaba viendo ni escuchando nada, hasta que sintió una mano sobre la suya, entonces volvió a la realidad. Observó aquella mano que acababa de entrelazar los dedos con los suyos y al levantar la mirada se encontró con esa expresión seria que escondía la preocupación de su osito polar.

一Todo esta bien, solo pensaba en algo 一susurró el castaño con una pequeña sonrisa, pero Aone lo seguía mirando de la misma manera一... en verdad estoy bien, cambia esa mirada…

一¡Si claro! 一exclamó con sarcasmo Himuro, interrumpiendo y llamando la atención del castaño一... nadie que te conozca creería eso.

一En serio, basta los dos, en verdad estoy bien 一se quejó Kenji mirando un momento a su novio y luego a su mejor amigo, pero no dijo nada más al notar que Seiya, el abuelo de Aone, se acercaba a ellos.

一Kenji vuelvo en un rato acompañare a Atsushi  一murmuró Himuro poniéndose de pie y empezando a caminar detrás del pelilila.

Ryo Seiya se ubicó en un lugar vacío en la mesa e inmediatamente uno de los meseros dejó ante él un plato con la entrada que les habían servido a todos y llenó una copa con vino.

Mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora