Fiesta 1

8.1K 626 516
                                    

Shoyo corría entre risas por la sala cuando Suga lo atrapó y con el niño en brazos se acercó a la mesa del comedor y lo sentó para terminar de acomodarlo.

—Shoyo, ya te dije, van a venir Daichi y Tobio a buscarnos y tú todavía a no estás listo… ya no te lo quites —dijo el peligris colocándole al pequeño una corbata de moño.

—Suga es un niño, da igual que tenga corbata o no —comentó Ennoshita mirando con ternura al pequeño que solo hacía puchero.

—Ennoshita se nota que no conoces a mi madre —respondió Suga intentando acomodar el rebelde cabello del niño— ¿Seguro que no quieres venir? Daichi dijo que no habría problema.

—Seguro, no te preocupes, estoy algo cansado, además Hanna avisó que estaría llegando como a las ocho, falta poco menos de una hora.

En ese momento el sonido del timbre llamó la atención de todos y levantando nuevamente a Shoyo, Suga comenzó a caminar hacia la puerta seguido por Ennoshita.

—Bien ya sabes cualquier cosa me mandas mensaje o llamas y si no hay caso, en la heladera te anoté el teléfono de la casa…

—Si ya me lo dijiste un montón de veces Suga, no te preocupes, todo estará bien, solo diviértanse —dijo el pelinegro antes de que Suga abriera la puerta para encontrarse con un Daichi enfundado en un elegante traje.

—Gracias Ennoshita, nos vemos —murmuró el peligris antes de darle un beso de despedida en la mejilla al doncel—, dile buenas noches al tío.

—Buenas noches tío Chika —dijo Shoyo dejando un beso en la mejilla de Ennoshita y al separarse se estiró un poco para acariciar el vientre de este—… buenas noches bebé —lo que hizo que Ennoshita dibujara una enorme sonrisa en su rostro.

—Buenas noches, fue todo lo que pudo decir el pelinegro antes de que Suga y Shoyo se alejaran con una sonrisa, en compañía de Daichi, hasta el auto.

Daichi acomodó a Shoyo en el asiento trasero, junto a Tobio y le puso el cinturón de seguridad antes de cerrar la puerta y subir en el asiento del conductor, miró a Suga y dibujó una sonrisa en su rostro, a lo que el peligris respondió con una radiante sonrisa antes de acercarse y dejar un corto beso sobre esos labios,  ni bien se separaron escucharon la risita de los dos pequeños.

—Llevo toda la semana esperando esa sonrisa… imagino que todo salió bien —dijo Suga sonriendo, pues esa semana el humor del pelinegro no había sido el mejor.

—Si todo salió bien —dijo el pelinegro mientras comenzaba a conducir—… el juez le quitó el derecho a sus visitas desordenadas y las redujo a dos al mes vigiladas por un observador puesto por la corte —agregó antes de detenerse en un semáforo y mirar de reojo a Tobio, quien ahora miraba junto a Shoyo un libro de juegos de búsqueda.

—¿Y como lo tomo Yui?

—Va a apelar y creo que quiere arriesgarse a llevarlo a juicio —murmuró Daichi, recordando las amenazas de su ex al salir de la audiencia que habían tenido esa tarde.

—Es extraño como pueden ser a veces algunas madres —murmuró muy bajo el peligris mirando de reojo a la pareja de pequeños que ahora discutía por algo que buscaban en el libro— ¿Cómo lo tomó él?

—Bien, le dio bastante curiosidad que va a haber alguien con ellos en cada visita y creo que lo que más le agrado es que no va a tener que pasar horas esperando que ella termine de trabajar… a mi lo que más me sorprendió es que Hajime haya conseguido que Futakuchi lo ayudara.

—No se porque te sorprende, Futakuchi es un gran tipo —comentó el peligris volviendo a mirar al pelinegro.

—Momento ¿Desde cuándo tienes tanto trato con él como para asegurar eso? —dijo Daichi mirándolo algo curioso.

Mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora