7. Tonight I'll Sleep With Demons In My Hair

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Febrero, 2003.

Enero había sido un mes de mierda. Elena estuvo jodidamente enferma y apenas había salido de casa por quedarse a cuidarla. Los chicos iban de vez en cuando, sobre todo Frank. "Se lo que es estar enfermo, créeme" Había dicho simplemente la ultima vez que fue, hace varios días atrás. Tuvieron algunos conciertos los fines de semana, a los que Gerard llegaba y se iba completamente drogado. Las únicas veces en que reía era cuando estaba con Frank, lo que era bastante notable, aunque claro, el menor no tenia como saberlo.

Gerard solo pudo salir de casa cuando estuvo seguro de que la anciana se sentía mejor, pero apenas había atravesado la acalle cuando sintió la punzante necesidad de volver. Camino apresuradamente por la calle, sacando su teléfono del bolsillo.

-¿Gerard? -La voz ronca al otro lado de la linea lo enervó- ¿Esta todo bien?

-Si, todo bien... ¿Quieres pasar el rato?

-Claro... ¿Estas bien? Suenas agitado. -Frank se removió en el sofá, haciéndole una seña a su padre de que iría a hablar al jardín. Estaban viendo un especial de películas de terror de los 90.

-Estoy perefectamente, es solo que... -("Te necesito") Gerard maldijo mentalmente- No quiero estar solo.

Un pequeño silencio se interpuso entre ambos.

-¿Donde estas? -Era muy curioso como tan solo al escucharlo hablar podía saber que expresión tenia en el rostro. Visualizo su típica sonrisa burlona y condescendiente que solo empleaba con el.

-En el parque. -Habían decidido de forma implícita utilizar ese termino para el lugar que habían adoptado como suyo y de nadie mas. Ninguno de los dos había llevado a otra persona allí.

-Bien, te veo en 5 minutos.

Se trataba de un mirador en Exchange que tenia una vista panorámica de Nueva York y el río Hudson. Gerard tomo asiento en una de las bancas, metiendo las manos a los bolsillos del impermeable para protegerlas del frío. La ciudad parecía muerta en esta época. Se trataba de ir de casa al trabajo, del trabajo a casa. Gerard disfrutaba de esa extraña privacidad.

-¿Sabes? Cuando era pequeño, mi madre decía que esta era la estación mas bonita del año. A mi nunca me pareció así, no le veía el sentido. Me gustaba andar en camiseta y pantalones cortos y jugar con tierra. Todo lo que no podía hacer en invierno. -Le sonrió y se inclino para darle un beso en la mejilla al sentarse junto a el. Gerard sintió que su estomago se revolvía- Ahora creo que tiene razón. -Frank levaba un termo que desprendía un delicioso olor a café y una cajetilla de cigarrillos en las manos.- ¿Como esta Helen?

-Mucho mejor.

-Eso es genial. ¿Quieres? -Sirvió el humeante liquido en la tapa del termo, dándosela con cuidado.

Gerard acerco la tapa hacia sus labios y soplo, sintiendo el calor del vapor en su rostro.- Tuve que dejar a mi padre solo por venir a congelarme, me debes una.

-Me hubieses invitado a ver televisión con ustedes.

-¿Mi padre y mi amigo drogadicto juntos? No lo creo.

-Tengo la sensación de que no le agrado a tu padre. -Frank asintió animadamente- Tal vez es porque te conoció vomitando afuera de un bar.

-¿Y eso que? Tu madre me cae mejor. -El menor se encogió de hombros.

-A mi no me agrada ninguno de tus padres así que estamos a mano. -El pelinegro hizo un sonido de exasperación y lo miro con una sonrisa de fingida incredulidad- ¡Donna es muy agradable!

-De vez en cuando, supongo. -Gerard negó lentamente con la cabeza, con una media sonrisa. Lleno sus pulmones de aire fresco y no sintió esa presión en las costillas que le impedía respirar.- Pero tu abuela es encantadora.

-Concuerdo con eso.

-Casi tan encantadora como tu. -Y su sonrisa burlona aparecía, sobretodo al ver la expresión desconcertada de Gerard. Siempre lo tomaba por sorpresa. El avellana se acomodo con sus piernas sobre su regazo, recostándose con los brazos tras la cabeza, sin perder el contacto visual.

"¡Oh, Gerard!" Y se echaba a reír como si no importara, como si no hubiese causado que la cabeza del mayor diese vueltas.

***

- A veces me gustaría irme de aquí. -El cielo había comenzado a oscurecer y se podía ver como las luces en los edificios se encendían. Casi podían ver el bloque de viejos apartamentos donde antes vivían el esmeralda y su hermano.

-¿A donde? -Frank sirvió mas café.

- A cualquier parte.

-¿Conmigo o sin mi?

-Sin ti.

-Tu no puedes estar sin mi.

-Por supuesto que puedo, Frank. -Le dio un juguetón empujón, riendo- Eres un presumido.

-¿Estas seguro de eso? -Frank encendió un cigarrillo y se inclino hacia el con la intención de dárselo. Gerard entreabrió la boca y los dedos de Frank rozaron sus labios al dejarlo. Se miraron unos instantes, estáticos en esa incomoda posición.

Los ojos de Frank eran una mezcla de colores sublime, no los conocía antes de esa noche. Le pareció que sus parpados se movían en cámara lenta, irreales. Todo se volvió una extraña película en blanco y negro. Frank se acerco aun mas, el cigarrillo consumiéndose entre sus dientes. Su mirada se desvió hasta su boca. Frank admiraba las sombras oscuras bajo sus ojos, la piel pálida y lisa, las pestañas espesas, la nariz respingada, sus labios delgados y secos por el frío. Un mechón de cabello había caído sobre su mejilla, Frank lo acomodo tras su oreja, deslizando lentamente la yema de los dedos por su cara, quitandole el cigarrillo.

Entonces la distancia se hizo nula. Escoria. Frank presiono sus labios contra los suyos, tirando el cigarrillo al suelo. Sentía su corazón latir con fuerza. El aliento frío de ambos, el sabor a nicotina y a café. Frank profundizo el beso, tomando la parte posterior de su cabeza. Gerard se aferro a su chaqueta, hasta que la punta de sus dedos tomaron un tono blanquecino. Sintió el sabor de su lengua también, Gerard sintió que podía morir ahí mismo.

El pelinegro apoyo la frente en su hombro cuando se separaron, su respiración era algo irregular. Frank lo beso de nuevo, y luego otra vez, acunando su rostro en su palma.

Luego se encontraron de pie uno al lado del otro, frente al río. Parecía que después de haber estado cargando con un peso molesto, al fin se hubiesen librado de el.

-Esto es jodidamente cursi. -El menor intento bromear y romper la tensión, pero todo lo que consiguió fue una risa nerviosa. Así que soltó un suspiro, acercándose para hablar en voz baja, como si alguien pudiese escucharlos.- Vayámonos de aquí. -Susurró, depositando un beso en la comisura de su boca y comenzando a caminar, dejándolo con los ojos cerrados, hecho un lío.

"Wanna fuck? I'm just like you"

Blood Infections {Frerard}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora