Mayo, 2002.
Matt era desastroso tocando la batería. Aunque para ser honestos, eso era algo que habían sabido desde la primera vez que lo oyeron tocar y realmente no importó una mierda, porque ninguno de ellos tenía consciencia de el talento que tenían y de lo lejos que podrían llegar.
El primero en decirlo fue Geoff, el productor que estaba encargado de ellos, luego de firmar con Eyeball. Habían comenzado con la grabación del álbum ese día, en el estudio ubicado en NY, New Windsor, en el condado de Orange. Les habían dado un plazo máximo de 10 días para grabarlo. Tenían una pequeña sala con sofas y un compartimiendo donde estaban los instrumentos, cubierto por paredes aislantes de sonido y micrófonos neumann.
Alex les había dado una breve explicación sobre como funcionaba el panel de control de sonido y ya estaban más o menos listos. Era como una jodida broma. Tenían un pequeño cuarto en Nada Recording Studio para ellos. Estaban haciéndolo, más o menos. Y se lo tomaban en serio dentro de lo posible.
Raymond Toro reía con una botella de cerveza en una mano, sentado en el sofá con sus gafas viejas y su cabello corto y abultado como en una reunión de amigos casual.
Eso fue grandioso, Gerard.
-¡Me duele la puta muela! -El Way mayor habló entre dientes, pateando una caja de vinilos antiguos junto a la puerta.- Mierda. -Se sentó de golpe, llevaba una camiseta blanca una talla más grande de la que debería usar y jeans gastados. Geoff lo miraba desde una esquina con diversión.
-¿Sabes que sólo tenemos poco más de una semana, no? Hermano, si fuera por mi te llevaría hasta tu casa para que tomaras una siesta pero si quieres hacer esta mierda tienes que empezar hoy. De hecho, vas a empezar hoy. Aunque tenga que obligarte, ahora muévete. -Tuvo que darle un golpe en la cara para poder sacarlo de su lugar y meterlo en la cabina.
Gerard estaba molesto. Se limitó a hacer una mueca de desagrado y fruncir el ceño. No es como si antes fuese un tipo muy parlanchin, pero ese día precisamente sólo habría la boca para quejarse y soltar groserías.
Geoff y Alex le caían bien, oh, claro que sí. Pero en ese momento odiaria hasta a su propia madre si se atrevía a fastidiarlo. Además, estaba el hecho de que se había tomado todo el frasco de pastillas y no podría ir hasta el lunes a que le recetaran más. De todas formas, si quitabamos el dolor punzante cada vez que hablaba, era un precioso día de primavera, corría viento y era casi la cantidad justa de sol. Estaba grabando un jodido disco con ese grupo de idiotas y parecía que nada podía ser mejor, si nos saltamos la parte en que era un negativo de mierda, y que las flores silvestres del parque Plum Point le ponían triste, que era un perdedor, que había olvidado el nombre de las chicas amigas de Matt apenas se los dijo y no podía entablar una conversación con ellas porque era un raro de mierda... Sí, creo que todo estaba bien.
Vampires Will Never Hurt You, está bien, ponte los auriculares, ya está. Uno, dos...
Casi se había hechado a llorar, si hablar ya era lo suficientemente doloroso, cantar le iba a provocar un ataque. Gerard nunca podría olvidarse de eso. Y cuando Rickly le palmeó la espalda diciendo que eso le había puesto los pelos de punta y que debería tener un absceso en el diente más seguido, el castaño lo había golpeado con una baqueta en la cabeza.
Llevaban allí desde las 8 de la mañana. Gerard se había tomado dos aspirinas antes de dormir y otras dos al despertar y no había comido nada desde ayer a excepción de agua. Estaba irritable, más que nunca.
-¿Frank te contestó? -Mikey preguntó en voz baja y congestionada, mirando a través de sus gafas a Ray. Él asintió, dándole un trago a su cerveza.- Dijo que iba a venir a eso de las 4, cuando saliera de la Universidad.
-Genial. -Habló Alex dándose impulso para dar vueltas en una silla giratoria de oficina.
Habían llegado a la conclusión de que necesitaban otro guitarrista. Los chicos, en especial Gerard, tenían buenas ideas pero la mayoría involucraba una segunda guitarra y el pelinegro no podía hacer mucho. Apestaba casi tanto en eso como Matt tocando la batería.
Mejor sigue cantando, vas a hacer que me sangren los oídos.
Y entonces el gran Mikey tuvo la grandiosa idea de pensar en Frank. Un chico bajito, con algo de sobrepeso y un desastre en el cabello, que amaba Jersey incluso más de lo que lo hacía Gerard. Lo habían conocido en una pequeña fiesta a las afueras de la ciudad, donde habían coincidido como bandas de la misma discográfica.
Gerard mentiría si dijese que se había fijado en el desde un principio. Ni siquiera lo había saludado correctamente y ni siquiera recordaba el nombre de su banda. Tal vez había bebido demasiado y estaba demasiado deprimido ese día. Pero si su hermano decía que era un buen tipo, entonces, que va, sólo querían un guitarrista.
Y se convirtió en algo realmente cómico rememorar esas cosas años más adelante, con las manos cálidas de él aferradas a su cabello en el baño de una habitación de hotel, pero creo que me estoy adelantando demasiado.
-No, es bueno. No es como tú, Ray. Creo que es distinto pero es bueno. Y su banda se separó hace unos meses, no lo sé, parece que estaba comenzando con otra...
-No podrá resistirse a nuestro encanto, ya verás Michael. -Matt movió las cejas de arriba a abajo, llevaba una camiseta manga corta color verde con una caricatura de un elefante. Después rió y le quitó la cerveza de las manos a Ray, tomando con tranquilidad ante las protestas del otro.
Frank Iero se presentó una hora más tarde de lo que había dicho pero daba lo mismo, porque estarían todo el día allí durante las próximas semanas, al menos hasta haber terminado. Gerard descubrió que su cabeza no era un manojo de pelo pajoso, sino rastas. Entró bromeando por la puerta, algo tímido al principio, al estrechar la mano de las personas a quienes no conocía. Entre ellas estaba el extraño chico que no dejaba de fruncir el ceño como si algo le doliese constantemente. El hermano de Mikey. El chico de la voz escalofriante al que había oído cantar un par de veces, cuando coincidían.
No podía negar haber sentido esa punzada de admiración por él desde la primera vez que lo escuchó. Podía presumir de ser una de las primeras personas en decir: "Éste chico va a llegar lejos". Escuchó la grabación de la que sería la primera canción del álbum, aunque ya la conocía y a veces hasta tarareaba la letra inconscientemente. Le había gustado un montón lo que hacían esos cuatro tíos. Estaba asombrado. Y una sonrisa jovial, bastante infantil a sus 20 años, apareció en su rostro ante la propuesta.
-Woah, ¿Y como le van a llamar, a todo esto? ¿Tienen algo pensado?
-My Chemical Romance. -Contestó Gerard, diciendo algo además de putadas por primra vez en el día. Matt agregó- Todos los créditos al gran Michael.
Y bueno, sí resultaba algo extraño pensar en ese momento, estrechandose la mano y diciendo: ¿Qué hay? Soy Frank. Oh, ¿Eres de nueva jersey? Yo también, vaya... ¿Tú y Mike son hermanos? ¿En serio? Pues, no, no se parecen, o sí, no lo sé...
No tenían forma de sospechar nada de lo que pasaría un tiempo después.
Si, lo sé . Te he visto antes, creo. Estuvimos en la misma fiesta hace unas semanas... Bueno, tal vez no me notaste. Soy... soy Gerard. Gerard Way.
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Blood Infections {Frerard}
Fanfiction"Every night's our night, baby So stay with me, be with me Until the end of this world". Tal vez debería volarme la cabeza en pedazos, o pasar el resto de mi vida escribiendole poemas de amor a un vampiro.