KHALESSI
Mi pequeño se acurruca a mi lado, apoyando su cabeza en mi pecho, mis dedos yendo instintivamente a su cabello acariciando sus suaves rizos dorados, los cuales siempre me han recordado a la sedosa melena rubia que posee su padre. Alzo mi mano derecha, él poniendo la suya sobre mi palma. Sonrío llena de ternura al apreciar la gran diferencia entre los tamaños de ambas manos.
Giro el rostro encontrándome con mi pequeña leona dormida en el pecho de Matthew, quien también se encuentra preso de un profundo sueño. Liam es mi única compañía en este momento, y aquello es más que suficiente para mí, ya que es el mejor compañero cuando necesitas tiempo para pensar, no rompiendo el silencio que se apodera de la habitación.
Suspiro al pensar en cómo me encuentro a pesar de que solamente han pasado dos días desde que lo vi después de tres años, desde que lo tuve entre mis brazos, sintiéndole cerca de mí. Todavía puedo sentir sus labios sobre mi mejilla, el recuerdo quemando en mi piel, yendo directo hacia mi corazón, el cual no ha dejado de latir apresurado desde que lo tuve delante de mí.
Encontrarme sola en la sala es mucho mejor, ya que puedo dormir tranquila sin tener la culpa de haberle mentido a Matthew sobre el por qué me encontraba demasiado rara, dando la excusa de no sentirme bien del estómago. Una mentira piadosa para evitar problemas entre nosotros, para tratar de evadir el ataque de ira que tendría si llegase a enterarse que él se encuentra aquí una vez más.
¿Por qué no puedo olvidarlo por completo? ¿Qué tiene él que me impide romper la gran pared alrededor de nosotros? La cual parece hacerse más pequeña con el propósito de unirnos cada vez más cerca, haciendo que la locura se desate en diferentes niveles, provocando un caos inevitable.
Frunzo el ceño al sentir dos manos recorrer mi cuerpo, acariciando mis muslos con delicadeza mezclada con una ligera presión, colorando mi blanca piel. Suelto un pequeño sonido todavía entre el mundo de los sueños cuando sus dedos bajan la tela de mis bragas con demasiada lentitud, siendo casi doloroso. ¿Qué sucede? No tardo en sentir como empieza a hacerme suya, mis ojos rápidamente abriéndose, obteniendo mi respuesta.
—Soy yo —susurra en mi oído.
Mis labios sueltan un jadeo dulce, apreciando sus ojos azules tornarse grises, nublándose ante la excitación. Otro jadeo sale de mis labios mientras mis manos suben a sus fuertes brazos, un sonido combinado entre el sueño y la lujuria. Sigo demasiado adormilada como para articular alguna palabra, no haciendo más que sentir y recibir gustosa el placer que me otorga, él no quejándose ante ello.
—Qué linda manera de despertar —murmura en mi oído, mis dientes aprisionándose en mi labio inferior —. Te veías tan hermosa durmiendo, que no pude resistirme.
Tomo una gigante bocanada de aire, saliendo de mi profundo y prohibido sueño gracias al sonido de mi móvil, el cual tiene una llamada entrante de un número desconocido. Parpadeo varias veces tratando de salir completamente del mundo de los sueños, regañándome a mí misma por tener ese tipo de pensamientos con alguien que no es mi esposo.
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Campanas de Boda ©
RomansaTrilogía Prohibido #3 Tocar la mano de alguien y sentir aquella chispa que recorre cada extremidad de tu cuerpo haciéndote volver a recordar lo que es sentirte vivo. Poder jurar que amas a alguien por la forma en que tu corazón late sin control al e...