Supongo que el discurso de Tony ha estado bien porque todos nos ponemos de pie y Aisha aplaude a su hijo emocionadísima. Pero la verdad es que no he oído ni una sola palabra de lo que ha dicho, porque Cassidy está hecho un puto desastre.
Apenas habíamos entrado había dicho:
–Que, ¿cuánto pagamos por esta universidad? Hace un calor de mil demonios, al menos podrían encender el aire acondicionado.
Y se había quitado el saco y luego la corbata aunque había intentado detenerlo sin éxito. Así que nos habíamos sentado e intentado cubrir lo mejor que había podido que Cassidy estaba ebrio en la graduación universitaria de su hermano, pero él no había querido colaborar para nada y a cada rato había tenido que decirle que se quedara quieto o que cerrara la boca. Así que me pierdo el discurso de Tony y aunque seguro que Cassidy también, se levanta y comienza a aplaudir más fuerte que todos los demás, incluso después de que todos terminan de hacerlo.
–Cassidy, ya basta –le digo cuando Tony ha bajado.
Y me imita con una voz estúpida diciendo:
–Cassidy, ya basta –luego agrega–. Cierra la boca, mamá.
En ese momento es que decido que si quiere ser un estúpido puede serlo, pero yo no me haré responsable. No le hablo por lo que resta del tiempo que toma que el resto de los graduados den su discurso, pero veo por el rabillo del ojo que está inquieto como la mierda, hasta que finalmente se levanta y le dice a Aisha que irá al baño, con algo de suerte, a vomitar lo que sea que haya bebido, porque obviamente ha sido demasiado.
Una vez que todos acaban el director da un discurso sobre como recordarán a los egresados de este año, aunque ninguno se lo cree y luego por fin finaliza anuncia que podemos ir a cenar.
–Por favor no lo arruines– me dice mi padre antes de entrar.
Y quiero decirle «bueno papá, que siendo tu hijo no sé qué te esperas», pero en cambio digo «claro» y entramos juntos al salón, que rebalsa de graduados y oportunidades.
Estoy sudando apenas cruzo la puerta, pero la verdad es que las cosas van bien después de todo.
Papá me había presentado a todos sus colegas –con algunos de ellos incluso había asistido a la secundaria– y luego le había pedido a Tony que me presentara a sus profesores, aunque ni siquiera quiero seguir su carrera. Había dicho que eran “contactos”.A todos les había dicho básicamente lo mismo: que soy buenísimo, que estoy entrenando y que por supuesto me entrena él. Apenas si había tenido tiempo de hablar, porque la verdad es que casi todo lo había dicho. A la persona número ocho o nueve pasan dos cosas: Primero, comienzo a aburrirme y pienso en buscar a Cass. Segundo, Cass no está por ningún lado. Miro mi reloj y advierto que ha pasado cerca de una hora. Pienso que pudo haberse ido ya pero no creo que lo hiciese sin avisarle a su madre o a mí antes, así que decido ver en que se ha metido.
–Pá –le digo casi en su susurro–, debo ir al baño.
Mira hacia el que sería nuestro próximo objetivo y asiente, así que me voy antes de que cambie de opinión.
Y ahí está él. No tengo que buscar mucho porque apenas entro por la puerta lo veo durmiendo acurrucado junto a uno de los lavabos. Creo que nunca lo he visto tan de la mierda en mi vida.
–Cass, por favor –digo mientras le saco el pelo de la boca abierta.
Se despierta de a poco, abriendo los ojos despacio, desorientadísimo. Mira al baño como si nunca hubiese visto nada parecido en su vida, después parece recordar en donde estamos y entonces, porque al parecer no tiene claras cuáles son sus prioridades dice:
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Cassidy y Dakota
Teen Fiction-Solo quiero ayudarte, Cass. -Sí, pero no puedes. Estás demasiado asustado. Primero tienes que salvarte a ti mismo.