Menos mal que Colton se ha ido, porque los ánimos en casa después de esa noche no se podrían haber disimulado de ninguna manera.
Cuando habíamos llegamos eran casi las cuatro de la mañana y todavía estaba oscuro, pero eso no me había impedido ver a papá parado en el umbral de la puerta abierta. Hubiese preferido que me matase Vic, de eso no había duda. Las muertes que me daba papá eran como mil veces peores.
Cuando habíamos estacionado Cass me había mirado y yo a él y habíamos pactado un acuerdo de no salir del coche nunca más en la vida. Era una Minivan, después de todo y seguro era lo suficientemente espaciosa como para poder vivir allí por siempre.
– ¿Se me nota? –Me había preguntado Cass.
Aunque al principio no lo había comprendido luego se había señalado en un movimiento vago los ojos y me había dado cuenta de que estaba hablando de esa mierda que se ha metido. No sé por qué por un momento había pensado que temía que papá lo viese colocado, porque obviamente él le daba igual. Lo había dicho por Aisha y yo había pensado que ojalá yo pudiese pasar de papá como él.
Le había dicho que no con un movimiento de cabeza y él largado el aire que estaba conteniendo.
–Disculpa –me había dicho una vez más–. Ni siquiera sé en qué momento pasó.
«Sí lo sabes», había querido decirle, pero en cambio le había dicho:
–Está bien.
Que no lo estaba.
Después así nomás había bajado del coche y caminado a la casa. Creo que papá tenía planeado regañarlo, pero lo cierto es que nunca lo había logrado antes y mucho menos esta vez. No después de lo movida que había estado nuestra noche.
La calle a esa hora estaba desierta, así que había podido escucharlos muy bien. Papá había dicho:
–...el coche de tu madre, Cassidy.
Y Cass, a quien ya le habían tocado las pelotas lo suficiente por esa noche le había contestado:
–No sé si estás enterado, pero tenemos un seguro.
–Ustedes van a pagar el arreglo.
Papá se había enojado más y más y yo casi le había hecho señas por la ventanilla a Cassidy para que cerrase la boca y se fuera a la cama, porque si no luego me echaría todo ese enojo encima a mí.
–Obvio sí –Le había contestado Cass, y luego había entrado a la casa mordiéndose los labios y rodando los ojos.
Y una vez que se había librado de Cassidy, papá había ido por mí. Metafóricamente. En realidad, había estado inquebrantable ahí en el umbral de la puerta y me había mirado como ordenándome que bajase del coche, pero en ese mismo momento. No sé cómo lo había hecho, pero me había mirado a los ojos a través de las ventanillas polarizadas y a continuación al suelo a su lado. Al final había entrado a la casa y cerrado la puerta detrás de sí y yo también había cerrado la puerta del coche detrás de mí e ido detrás de él, porque que fuese el capitán del equipo no quería decir de ninguna manera que alguna vez me fuese a tocar tomar la delantera.
Sé que tengo menos de tres horas para dormir, así que no logro dormir nada. Me hubiese gustado hablar con Cassidy, pero he vuelto a mi habitación y de cualquier manera lo escucho roncar desde aquí.
Papá no había hablado conmigo. En cuanto había entrado a la casa me había sacudido la cabeza hacia los lados en un gesto de decepción. Sabe que eso ha sido peor que cualquier regaño que pudiese darme. No es que no me lo vaya a dar, me había dicho que mañana entrenaríamos temprano y no me ha regañado entonces lo hará luego, porque alguien le tiene que decir a Aisha que le hemos roto la Minivan y tengo muchas posibilidades de ser yo.
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Cassidy y Dakota
Teen Fiction-Solo quiero ayudarte, Cass. -Sí, pero no puedes. Estás demasiado asustado. Primero tienes que salvarte a ti mismo.